@_BarbaraCabrera
“Idiota: Del griego idiotés,
utilizado para referirse a quien no se metía en política, preocupado tan sólo
en lo suyo, incapaz de ofrecer nada a los demás”
Fernando Savater
Desde
aquel histórico día del inminente triunfo de Andrés Manuel López Obrador en las
urnas, manifesté que había llegado el momento en que los papeles cambiarán: unos
deben demostrar ser un buen gobierno y los otros aprender a ser oposición. Lo
primero se está cumpliendo; lo segundo no.
Al
respecto, recientemente se dieron a conocer los resultados de la Encuesta
Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental, auspiciada por el INEGI, donde se
muestra –entre otros rubros- el incremento en el nivel de confianza en el
gobierno federal ¡más del doble en relación a 2017!
Pese a
ello persiste el comportamiento irracional de los aferrados a lo que alguna vez
tuvieron y solo supieron aprovechar para abusar: me refiero al poder. Esos
cuyos “logros” en este momento histórico de la vida de México, se constriñen a:
endeudar a sus Estados, ampararse para que el gobierno no privilegie el interés
público, intimidar a los ciudadanos con meterlos a la cárcel si no usan
cubrebocas, a convertirse en fervientes propagadores de Fake News y de sobrevivir políticamente con bots a sueldo y trolls
motivados, pagando por publicitarse porque muy pocos creen en ellos.
Resulta
que la oposición moralmente derrotada ha resultado ser un fiasco, motivo por el
cual se está encaminando directo y sin escalas a formar parte del basurero de
la historia.
Ya en
otras ocasiones he abordado en Nornilandia el papel de la oposición en tiempos
de la Cuarta Transformación de México, y aunque son minoría son ruidosos y
serán recordados como oposición choricera, oposición deschanclada,
borolistas,
oposición curulera, -inclúyase a la prensa carroñera-. En suma, se engloban como
oposición moralmente derrotada. Esa oposición que hizo todo para que López
Obrador no llegará al poder: descalificó, amagó, compró elecciones y como no
pudo contra más de 30 millones de votos a favor de Andrés Manuel... compró granjas
de bots y alimentó trolls para golpear a un gobierno
legítimo.
Acompáñenme
a recordar a algunos de esos especímenes, cuyo lugar es y será el basurero de
la historia:
#OposiciónChoricera.
Dícese de aquellos que tienen un grave problema de dislexia nacional, tal
parece que ignoran y no les interesa la realidad de este país, están prestos a
propagar Fake News, irradian odio
ante el cambio de régimen, unos son defensores a ultranza de políticos
impresentables que desfalcaron y empobrecieron al pueblo, sirviéndose del
poder; otros, son esos políticos sátrapas y corruptos.
El #ComandanteBorolas
(alias Felipe Calderón). Personaje al que se le
recuerda por el vulgar 0.56% que derivó en lo que se conoce como el robo de la
elección presidencial de 2006, -que transitó de las manos limpias a la mano
firme- a quien se le asocia por declarar la guerra contra el narcotráfico con
una estrategia fallida, donde a los muertos inocentes los llamó “daños
colaterales”
Borolistas. Llámese así a los seguidores del
Comandante Borolas, a quienes se les conoce como borolalibers o borolistas. Si tuviéramos que ubicar en el
diccionario a estos personajes, sin duda estarían anotados como sinónimo de
mezquinos y para muestra véanse sus comportamientos, declaraciones y acciones,
muchas de ellas mostradas en las redes sociales.
#OposiciónCurulera, dícese de
aquellos curuleros que en tiempos de la Cuarta Transformación de México, no se
resignan a la pérdida de sus privilegios (incluidos los moches y el reparto de
huesos) y aunque forman parte de las filas de los moralmente derrotados, su
cinismo exacerbado los lleva a propagar Fake
News a la menor provocación. Se aferran a lo que sea para –según ellos-
recuperar el poder para que México progrese… ¡nada más alejando de la realidad!
#OposiciónMoralmenteDerrotada.
Está socialmente demostrado que la ridícula minoría en este país no ve, no
escucha, no oye… lo que le conviene. Debido a su cinismo exacerbado no temen a
hacer el ridículo una y otra vez.
No se olvide
a esa oposición tóxica que sin argumentos válidos lo único que hace es descalificar.
No pierdan de vista a la oposición moralmente derrotada que ante el adiós a sus
privilegios y sabedora de que el manto de la impunidad ya no nos cubre del todo
avienta patadas al aire, está desesperada.
Póngase
en un letrero grande y luminoso que la que ahora se asume como oposición, cuando
fue gobierno mantuvo a México en la pobreza, en la opacidad; en los últimos
lugares de la OCDE tratándose de la educación.
Atrás,
muy atrás hemos dejamos a la pillocracia, no permitamos que regresen, por el
contrario conduzcámoslos a su justo sitio: al basurero de la historia.
¡Hasta la
próxima Nornilandia!