18 nov 2014

#MéxicoRevolucionario

@BarbaraCabrera

“El derecho a la rebelión es sagrado”
Ricardo Flores Magón


¿Se aproxima México a una revolución? Esta es una pregunta recurrente y con cada vez mayor resonancia, no solo en el país, sino en el extranjero. Ello, no es fortuito dados los acontecimientos suscitados desde aquella negra noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero con la desaparición forzada de 43 normalistas en Ayotzinapa, esa ha sido la gota que derramó el vaso. A esa cifra se suman más de 22 mil desaparecidos en este aún #MéxicoLindoyHerido y contando.
Si indagamos que es una revolución, vemos que proviene del latín revolutio que significa “una vuelta” y a partir de ahí es donde surge el debate inacabado de su verdadero significado e implicaciones. Se dice que se trata de un cambio violento y radical en las instituciones políticas de una sociedad; por otra parte, se advierte que es un cambio brusco en el ámbito social, económico o moral de una sociedad; y otra definición la describe como un cambio social fundamental en la estructura de poder o la organización que toma lugar en un periodo relativamente corto.
Llama la atención que en todas estas conceptualizaciones están involucrados dos elementos esenciales: la palabra cambio y la sociedad.
Ahora bien, escudriñemos algunos ejemplos de lo que ocurre en el país: tenemos una clase política que no vive la realidad, o tal vez está en un México paralelo; coexisten comisiones estatales y la nacional de Derechos Humanos que reclaman cada vez más presupuesto, pero cuyos resultados y actuación generaran dudas e incertidumbres. Las instituciones están desgastadas y anquilosadas, datan del México post revolucionario, y continúan en las mismas a pesar de las 11 reformas estructurales. Se perfilan vergonzantes y altos sueldos de los dueños del poder en México en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2015 y la corrupción continúa corroyendo al actual sistema, la razón es simple: no hay disposición de erradicarla, eso de ninguna manera y bajo ninguna circunstancia conviene al gobierno y a sus aplaudidores.
Lo que no han racionalizado del todo es que en la acera de enfrente, hay una sociedad cada vez más demandante y ávida de soluciones a las múltiples problemáticas que enfrenta; las cuales van más allá de Tlatlaya y Ayotzinapa, sumémosle aquellos  movimientos adyacentes y solidarios.
Un paso más en la generación de un cambio es la convocatoria en Redes Sociales, esencialmente en Twitter, a un paro nacional bajo el hashtag #ParoNacional20NovMx; esto ya nada ni nadie lo detiene, ni las declaraciones que el señor Peña Nieto, inquilino de Los Pinos, ha dado en su retorno de China y Australia, y cito “El Estado está legítimamente facultado para usar la fuerza cuando se ha agotado cualquier otro mecanismo para restablecer el orden. Yo aspiro y espero que no sea el caso de lo que el gobierno deba hacer; que no lleguemos a este extremo de tener que usar la fuerza pública. Queremos convocar al orden, a la paz”
La pregunta que tendremos que hacer a EPN es si ya le informaron de los infiltrados y provocadores a las diversas manifestaciones. Digo, por aquello que regresó de su “exitosa” gira con la justicia y la fuerza pública desenvainada.
Mi respuesta es, definitivamente sí México no solo se aproxima sino que está en una revolución. La cuestión es ¿hacia dónde nos dirigimos? Lo dejo a la reflexión.
No olviden, no basta con indignarse, es necesario actuar.
 Por hoy es todo.
Hasta la próxima Nornilandia.