4 feb 2011

“UN DÍA EN EL TRANSPORTE PÚBLICO”


@BarbaraCabrera

“Desde las diez ya no hay donde parar el coche
ni un ruletero que lo quiera a uno llevar
llegar al centro atravesarlo es un desmoche
un hormiguero no tiene tanto animal…”

Extracto de la canción México, Distrito Federal de Chava Flores



Les recuerdo, hoy es viernes de relax, por ello escribí para ustedes esta Nornilandia dedicada a todas aquellas personas que han tenido relación alguna con el transporte público.

Y mas que dirigirla a señalar las constantes y sonantes quejas que todos en algún momento hemos conocido, vivido y/o constatado; esta vez abordaré la historia de un Ciudadano 'X' en una de sus odiseas diarias al trasladarse en este tipo de transporte.

La historia se desarrolla en una ciudad común, donde las autoridades estatales y municipales tienen ideas distintas en materia de movilidad urbana, así que debido a ello el Ciudadano 'X' experimenta un sin fin de peripecias al trasladarse de un lado a otro.

El personaje de esta historia comienza su día a las 8:30 am, cuando sale rumbo a sus labores cotidianas (cualesquiera que estas sean). Al llegar a la parada del camión o a la estación del metro (según sea el caso) se desatan anécdotas dignas de contarse.

Justo al poner un pie arriba del camión inicia la odisea. El chofer arranca antes de que 'X' arribe completamente y le dice “a la bajada le doy su cambio”, “súbale y pásele a medias, atrás va vacío” Cuando el camión viene abarrotado y ni un alma más cabe. Así que el Ciudadano 'X' le dice al chofer “si como no, viera que puedo bailar un tango de lo vacío que está”. El chofer refunfuña y al usuario no le queda más que “recorrerse” apretujando a los cristianos que osan trasladarse de esta manera.

Apenas avanza el camión un par de cuadras cuando un vendedor ambulante sube a ofrecer el producto de temporada con el siguiente argot que dice así: “El día de hoy por instrucciones de la empresa patito, le venimos ofreciendo el chocolate tomasito, el que en la tienda de su preferencia le viene costando la cantidad de $15. El día de ahora como una oferta, como una promoción se llevará dos chocolates por la módica cantidad de $5. Pasaré hasta su lugares por si alguien desea aprovechar la promoción” Y va el hombre abriéndose camino con una caja de cartón repleta de producto. Solo dos o tres personas le compran. O si tiene otro tipo de suerte, el sujeto 'X' que utiliza el transporte, se topa con “los cantantes urbanos” algunos de los cuales cargan con instrumentos musicales o una grabadora para reproducir la pista y deleitar a quienes en ese momento va en el camión. Y hay ocasiones en que, el Ciudadano 'X' es suertudote y le toca un predicador religioso (#NoEsDeDios diríamos los tuiteros) un personaje digno de análisis sociológico que se atreve a cuestionar a los usuarios del transporte sobre cuestiones bíblicas.

Mención aparte merece las cuestiones climáticas que 'X' enfrenta en un día de transporte público ¡Uff, vaya sauna nos ofrece! Por ello, en una ocasión el personaje de esta historia no sabía como irse vestido a sus labores. ¿Saco y corbata? o ¿bermudas y chanclas? Mientras los pisotones son considerados por 'X' como una muestra de poder para que no le invadan su espacio vital.

De repente este Ciudadano se tropieza, en uno de los clásicos “frenones” con una cubeta que contenía un poco de agua mezclada con alguna basurita, depositada por algún pasajero creyéndola bote de basura. ¡Vaya situación chusca!, sobre todo porque a consecuencia de esto choca con una bella dama con la que intercambia una sonrisa.

Y así transcurren alrededor de 40 ó 50 minutos para poder llegar a su destino. Acto seguido toca el timbre y al bajarse lo tiene que hacer de forma estrepitosa con semejanza a un acto circense, antes que arranque la unidad de transporte público y la historia se repita de manera cíclica con otras personas y nuevos personajes, que hacen de este tipo de transportación una aventura diferente.

Esta, mis lectores, es una muestra representativa de los sucesos vividos por un ciudadano tan común como tú y como yo. El que un día cualquiera, por azares del destino y del bolsillo (y hasta a veces de ¿comodidad?) se decide a emprender la odisea de pasar un día en el transporte público. ¿Cuál será la próxima aventura de este singular personaje llamado Ciudadano 'X'? Próximamente lo sabrán en otra Nornilandia.


Ahora mis lectores, quiero escuchar sus anécdotas, favor de depositarlas aquí.

¡Nos leemos la próxima!