2 feb 2011

“DESAFORADAMENTE OBRADORISTA”

@_BarbaraCabrera

“Libre, y para mi sagrado, es el derecho de pensar… La educación es fundamental para la felicidad social; es el principio en el que descansan la libertad y el engrandecimiento de los pueblos”

Benito Juárez


Hace unas semanas por la red social Twitter, de la cual soy usuaria constante, uno de mis followers recomendó a sus seguidores me siguieran. Tal petición implicó una descripción de quien les escribe y  dos palabras llamaron poderosamente mi atención y porque no decirlo me agradaron, las cuales dan título a esta Nornilandia: “desaforadamente obradorista”

Y a riesgo de ser fuertemente criticada por mi simpatía con el proyecto de Nación enarbolado por Andrés Manuel López Obrador, he decidido referir uno de los puntos por los cuales considero que el proyecto ofrecido por un político diferente -que antes de serlo es un líder y luchador social incansable- es el mejor para nuestro país.

Es oportuno advertir a mis lectores, que no tengo compromiso con partido político alguno y mi ideología es lograr el bienestar para mi México Lindo y Herido. Escribo y ejerzo mis derechos constitucionales con plena libertad. Además, soy practicante asidua de la tolerancia y me gusta debatir con altura; aunado a ello soy una mujer propositiva y proactiva. Militante activa del pensamiento crítico-analítico-reflexivo. Así que, ahí les van mis razonamientos.

En esta ocasión me voy a referir al primer punto del Proyecto Alternativo de Nación consistente en promover la revolución de las conciencias y un pensamiento crítico.

Para ello, comienzo por aportar una definición de éste, considerado como “el proceso intelectualmente disciplinado que hace a una persona experta en ello, conceptualizando, aplicando, analizando, sistematizando y/o evaluando información procedente de la observación, experiencia, reflexión, razonamiento o comunicación, con una guía para opinar y actuar”

Aquí la situación es que al gobierno neoliberal no le conviene generar este tipo de tendencias. Lo anterior se demuestra al analizar sus discursos y se comprueba con la instauración de políticas públicas encaminadas a cuestiones que favorecen a las élites y, en escasa medida al desarrollo educativo e intelectual de los mexicanos, ni siquiera hablemos de que se establezca una forma de generar críticos. Para muestra baste ver la distribución del presupuesto en estos rubros.

Existen partes interesantes en el documento citado y versan sobre el “imprescindible e impostergable cambio político, económico, social, cultural, además del moral y ético” que debemos tener. Si nos percatamos, esta es una de las situaciones que en este momento ocupan el debate en algunos sectores, incluida la ciudadanía organizada y participativa; lo cual se da a raíz de la toma de decisiones erradas por parte de los que han aplicado el modelo neoliberal las últimas décadas. Las consecuencias las vivimos todos. Y va más allá de partidos o de niveles de gobierno. Estoy convencida de la urgencia de llevar a cabo un cambio estructural para modificar situaciones que hasta el día de hoy se han salido de control, y las modificaciones deben ser eminentemente legislativas y de ahí trasladarse al Poder Ejecutivo, así como dirigirse a una administración de justicia más adecuada.

Se advierte, y coincido plenamente que para alcanzar un crecimiento en la economía, consolidar la democracia, el desarrollo y el bienestar, será posible con una revolución de conciencias sustentada en la cultura del pueblo mexicano.

Un aspecto fundamental, lo constituye la participación de la ciudadanía en asuntos públicos, tal como lo he manifestado en diversos foros; aunado a ello es trascendental incidir en la medida de nuestras posibilidades en las decisiones de gobierno y cumplir a cabalidad con nuestras obligaciones ciudadanas: como votar y pagar nuestros impuestos, así como ejercer la calidad de ciudadanos, en todo momento, con todo lo que ello implica.

Y esto se lograra de manera paulatina a través de generar ese pensamiento crítico-analítico-reflexivo en las distintas trincheras donde nos toque estar, ya sea en nuestros trabajos, en la academia, en casa, y, en general, en todos los lugares donde tengamos una influencia; verán como logramos hacer la diferencia para que como mexicanos vayamos despertando a una nueva identidad ciudadana, una más comprometida, más proactiva y revolucionaria de ideas que nos llevará a una sola meta: rescatar a nuestro México Lindo y Herido.

Tenemos un líder, se llama Andrés Manuel López Obrador, acompañémoslo con nuestro poder ciudadano. Juntos, lograremos cambiar el obsoleto y corrupto régimen neoliberal.

Es todo por hoy, ¡Nos leemos la próxima Nornilandia!