25 ago 2015

LOS CARADURA

Cambiemos el viejo paradigma de “el que se mueve no sale en la foto” que premia el inmovilismo en los partidos, políticos e instituciones, por la época de fotografías ciudadanas digitales que capten y premien el movimiento y la acción, donde “la información sea poder” para actuar en consecuencia.
@BarbaraCabrera
Si buscamos en el Diccionario la palabra corrupción, leemos en su cuarta acepción: “En las organizaciones, especialmente en las públicas, es una práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores”. De ahí se deriva corrupto, adjetivo del que se deja o ha dejado sobornar, pervertir o viciar.
Si se hace lo propio con la palabra impunidad, veremos que se define como la falta de castigo; es quedar impune. En suma, es la condición de alguien que permanece sin castigo después de cometer faltas graves.
Busquemos ahora la definición de cómplice en el diccionario convencional: “participante o asociado en crimen o culpa imputable a dos o más personas. Individuo que, sin ser autor de un delito o una falta, coopera a su ejecución con actos anteriores o simultáneos”
Con este contexto, si hoy en día, tuviéramos en nuestras manos un Diccionario Corrupto de la Lengua que ubicara a personajes públicos en determinados conceptos, derivado de sus acciones, omisiones y características, situaría a Enrique Peña Nieto, Ángelica Rivera Hurtado, Luis Videgaray Caso y Virgilio Andrade Martínez, en su respectiva casilla.
Veamos:
Corruptos e impunes: Enrique Peña Nieto, Ángelica Rivera y Luis Videgaray [El primero inquilino de Los Pinos, con el aval e impulso de Televisa; la segunda, una actriz jubilada de la televisora mencionada, esposa de EPN; y el tercero, el buen amigo del Señor Peña, conocido como el buitre encargado de las insanas finanzas nacionales]
El cómplice: Virgilio Andrade, [tal vez lo recuerden por su ungimiento como Secretario de la Función Pública, quien en ese acto recibió la primera orden: investiga [limpia] el caso de la Casa Blanca]. Palabra que quedaría ad hoc para la actuación de este personaje.
Ya entrados en este ejercicio de conceptos, si conjuntamos a los anteriores personajes en un solo vocablo, la palabra precisa sería caradura, conceptualizado como aquella persona que actúa con desvergüenza, descaro o falta de respecto. Y se lo han ganado gracias al escandaloso tema de la Casa Blanca, por todos conocido; caso que le toco desenmarañar a Virgilio, quien hace unos días salió de su oficina para dar a conocer la resolución que aunque se da a la luz de la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos e incluso se menciona la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, deja serias dudas de legitimidad, y descarta la buena actuación de los caradura protagonistas de esta columna Nornilandia.
El habilitado secretario Virgilio hizo su “chamba”, la ordenada por su jefe. Tras un lujoso escritorio, tuvo el tino de redactar [acompañado de un grupo de colaboradores] un documento para exculpar a su patrón, a quien dirige las finanzas de este país y de paso a la esposa del primero; escrito que concluye para anunciar que no hay conflicto de intereses por el caso de la Casa Blanca.
Aquí el problema radica en la falta de credibilidad, en la nula confianza que los ciudadanos tenemos hacia los discursos huecos que llevan implícito un “ustedes disculpen”
EPN: “Les ofrezco una sincera disculpa por los hechos que lastimaron e incluso indignaron a muchos mexicanos. La investigación muestra que tanto la conducta de mi esposa como la mía estuvieron apegadas a la ley”
Videgaray: “Asumo la resolución de la función pública con humildad y perspectiva. Entiendo que mi actuación en el caso referido, si bien fue apegada a la ley y a la ética, generó una percepción que contribuyó a deteriorar la confianza en las instituciones”
No debemos seguir permitiendo que los caraduras lleguen a ocupar cargos públicos. Este país ha cambiado –en algunos asuntos no es para bien-. No obstante, tenemos ante nosotros la oportunidad de repensar México [REPENSEMOS #MÉXICO http://bit.ly/1gmDPRb], de actuar; de tomar las armas [¡TOMEMOS LAS ARMAS! http://bit.ly/1we96cg]; de no claudicar [#NoRendirse http://bit.ly/1AZ0s0w]. De no caer en provocaciones para ser sometidos al status quo. ¡Déjense de pretextos!, si este país ha llegado a donde está se debe a esos ciudadanos que prefieren dejar de hacer y dejar pasar. ¿O acaso quieren formar parte de los cómplices?
¿Se puede hacer algo? ¡Por supuesto que sí! Intensifiquemos acciones, individuales y colectivas. Nosotros, somos más. Los caradura, son minoría.
Es todo por hoy.
Nos leemos la próxima Nornilandia