@BarbaraCabrera
“No es posible que una
persona pensante viva en nuestra sociedad sin querer cambiarla”
George
Orwell
Los
ánimos postelectorales siguen vigentes. Entre los recursos legales interpuestos
ante la inminente y escandalosa compra de votos; que algunos de manera cínica
ven como una simple anécdota de la mexicanidad y la defienden con endebles
argumentos como “todos los partidos lo hacen”; los reflectores internacionales
están sobre este México lindo y herido. Diversos rotativos como: el periódico
español El País; el Wall Street Journal;
The New York Times; el diario francés
Le Monde; el diario alemán Der Spiegel; así como diarios
latinoamericanos como El Clarín de Argentina y El Comercio de Perú; entre otros,
le han dedicado diversas notas al recuento de aquella jornada electoral.
Los
analistas consideran el nuestro un caso sui
generis, ya que a pesar del documentado incumplimiento a sus promesas de
campaña cuando fue gobernador del Estado de México; a la alta tasa de
feminicidios durante su sexenio; al caso Atenco; el acreditado despilfarro en
su campaña electoral, entre otros; tal parece que el priísta Enrique Peña Nieto
ocupará la desgastada silla del águila.
Las
opiniones sobre el particular son múltiples y están ahí en la plaza pública
vista en sus diversas manifestaciones. Las percepciones, reflexiones y
opiniones que tenemos los columnistas ya están descritas en los espacios que
cada cual tiene. Ahora, es oportuno contribuir a la provocación de la
construcción de una nueva era ciudadana.
Desde
la Constitución de 1917, que es la que actualmente rige este país -con todo y
sus 202 reformas- es oportuno resaltar el texto del artículo 39 que desde aquel
año no ha sido modificado: “La
soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder
público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo
tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de
su gobierno”
En este sentido, en estos días ya hay indicios en las calles, en las
plazas públicas; en las redes sociales de que un número representativo estamos
trabajando en pro de México lindo y herido; y lo hacemos más allá de liderazgos
y de partidos políticos. Hoy somos más demandantes. Hemos dejado atrás ese sofá
comodón conocido como status quo,
donde algún sector prefiere permanecer. Somos una ciudadanía a la que no le
será sencillo reconstruir y dar rumbo a un país donde la corrupción y la
impunidad tan acostumbradas a formar parte del paisaje deben ser desterradas.
No existe varita mágica o político todopoderoso quien los desaparecerá; nos
corresponde a nosotros, los de a pie; los que todos los días damos el
oxígeno a esta incipiente democracia quienes lo lograremos.
Podemos
tener instantes de reflexión para analizar hacia donde hay que ir ¡pero
detenernos y dar vuelta atrás jamás!
Y
ustedes que me leen ¿Se atreven junto conmigo a formar parte de esta nueva era
ciudadana o seguirán en las filas del status
quo?
Por
hoy es todo.
¡Nos
leemos la próxima Nornilandia!