@BarbaraCabrera
“Un mejor país se construye con buenas acciones,
no con indiferencia ni derramando la sangre del conciudadano”
Jorge González Moore
En el conocimiento de que la Columna Nornilandia es leída en otros países, seré lo más clara posible para el entendimiento de lo vivido en una de las naciones más bellas, que de unos años a la fecha sufre una herida a causa de una guerra, la cual el Gobierno Federal asegura que no lo es; no obstante los ciudadanos mexicanos palpamos una situación muy distinta en diversas regiones de los Estados Unidos Mexicanos (nombre oficial de nuestro México).
Es importante decir, que al redactar esta Columna estoy dejando mi testimonio; el cual puede coincidir con un buen número de personas y podrá ser diverso al de alguna parte de la población. Lo cierto, es que esta Nornilandia aguardaba ser escrita y he aquí los resultados.
Soy de la generación que vivió su niñez en los años ochenta, aquella donde aprendimos a jugar en la calle y en los recreos del colegio a las canicas, quemados, a las escondidas, al resorte, al avioncito. Andábamos en bicicleta o patines sin casco, ni protectores para rodillas y codos. No había celulares; es decir, la inseguridad no era un tema que preocupara.
Hoy, soy profesionista proactiva y participante; atenta a todo cuanto ocurre en el país y en el concierto de naciones; lo cual importa porque vivimos en un mundo globalizado.
¿Por qué ahora es México lindo y herido?, no sólo por la guerra sin cuartel que se vive día con día, la cual ha dejado a miles de familias en luto; también contribuyen aquellos ciudadanos que se mantienen apáticos y se vanaglorian del status quo tal vez sin percatarse que es un freno del progreso; también la desgastada clase política aporta lo suyo; los servidores públicos que no hacen su trabajo; a los que dan una “mordida” a un agente vial por evitar una multa.
Este tipo de situaciones solo son una breve lista de que lastima a este país; por ello, me causa una indignación indescriptible, aquellas personas que prefieren no decir ni hacer nada. Aquellas que optan por ser complacientes entregando su capacidad de decisión a otros. Harta de ver como las personas que no tienen nada importante por decir se comunican a gritos; triste por ver como hay quienes hacen de la educación un acto de simulación sin exigirse ni exigir.
Tenemos un país que reclama a gritos silenciosos una ciudadanía diferente. Algunos ya lo sabemos y estamos actuando en consecuencia. ¿Qué pasa con los demás? Probablemente ese sector ni siquiera se interesa en progresar, es casi seguro que las líneas de esta Nornilandia no las entiendan.
En efecto, estamos necesitados de construir nueva ciudadanía, aquella que se sacuda los fanatismos de los colores de un partido político ufanándose de la posible derrota de los otros. ¡Cómo si México lindo y herido ganara algo al estar dividido en colores o ideologías! ¿Acaso es complicado de entender?
Una nueva ciudadanía que deje de joder al prójimo, permitiéndole trabajar y solo por ello coadyuve a su superación, no solo profesional sino personal. Un ciudadano que entienda lo importante de tomar las riendas de lo que le corresponde; de ésta manera formará parte del rescate de un México con ansias de ser próspero, grande, hermoso. Tal como le hemos conocido. Vamos entonces juntos por un México lindo y nunca jamás herido.
Por hoy, es todo.
¡Nos leemos la próxima Nornilandia!