28 ene 2011

“¡SEAN CONGRUENTES!”


@BarbaraCabrera

“Los políticos son como los cines de barrio,
primero te hacen entrar y después te cambian el programa”

Enrique Jardiel Poncela


Hoy es vienes de relax, último día de la semana laboral para la mayoría y a unos cuantos de terminar el mes 1 del año 11. Así que hoy considere necesario escribir sobre la congruencia, más adelante verán a que tipo de congruencia me refiero.

Para empezar, es una situación que se traslada a muchos ámbitos de nuestra vida: el personal, laboral, político, cultural y un amplio etcétera. Y estoy completamente segura que diremos “sí, soy una persona congruente” ¿será cierto? Cuantas veces decimos y actuamos de manera distinta y un primer ejemplo es cuando damos un consejo. ¿A poco no les ha pasado?

No obstante, en esta ocasión reflexionaré a través de mi Nornilandia, respecto a la congruencia que de no aplicarse nos daña a todos; en efecto, me refiero a la congruencia política. Y vaya que como hace falta, porque si con discursos se gobernara, seríamos una de las primeras potencias mundiales.

Y en la búsqueda de sinónimos de dicha palabra, encontré tres que llamaron particularmente mi atención: coherencia, lógica y sensatez. Y me pregunto en voz alta ¿nuestros políticos son todo esto? ¡Mejor no contesten! Porque a la mayoría, y lo digo en lenguaje coloquial “les zumbarían los oídos”

Lo que verdaderamente ocurre, es que la mayoría de los políticos, además de ir de un puesto de elección popular a otro con la mayor naturalidad, no conocen esta palabra tan simple, ni siquiera me atrevo a decir que la practiquen. Y es que pasar del discurso rimbombante y emotivo o las promesas de campaña –incluidas las firmadas ante notario público- hay una brecha infranqueable.

En este sentido, me he imaginado redactando y entregando un pequeño manual práctico a la clase política, donde les instruya las maneras de desterrar la incongruencia como forma de actuar, ya que como lo señalé al inicio de esta Nornilandia, esas formas nos afectan a nosotros como ciudadanía.

Lo ideal sería que “entre los políticos y pensadores sociales fuera un deber imperioso, y prueba de honradez intelectual y de confiabilidad práctica, una rigurosa congruencia entre el pensar y el hacer. Donde nadie pudiera presumir de una alta moralidad ni reclamar respecto y entrega de los demás, si no vive como piensa y si no piensa como vive” Cierren los ojos e imaginen un México así. ¡Ni en un Cuento de Hadas! (http://barbaracabrera.blogspot.com/2011/01/cuento-de-hadas.html)


Un placer escribir para ustedes, mis lectores. No olviden dejar su comentario.



Es todo por hoy, ¡Nos leemos en la próxima Nornilandia!