14 dic 2010

EL NUEVO PODER LEGISLATIVO


@BarbaraCabrera

“Para hacer posible la actividad parlamentaria, es necesaria la articulación de su estructura y funciones, todas ellas encaminadas por las reglas de los procesos internos del mismo Parlamento,
con el objetivo de debatir, deliberar y tomar las decisiones políticas
que regirán el establecimiento y la función del sistema político”

Bernardino Esparza Martínez

 
Fachada principal de San Lázaro, Sede de la Cámara de Diputados.

El Poder Legislativo no podía ni puede seguir siendo la caja de resonancia de los caprichos del Ejecutivo. De manera general, la sociedad tiene en el Legislativo, un canal de participación política efectiva, que si bien es cierto a veces es cuestionado, también lo es que su principal función es ser un dique a las decisiones del Poder Ejecutivo, que generalmente suele adoptar medidas de manera unilateral.

El presidencialismo, que antaño fijó los límites y las posibilidades de su desempeño quedó atrás; esto a raíz de que el Ejecutivo perdió el control en el Congreso de la Unión. Situación que ocurrió en 1997, se refrendó en el 2000 y ha estado sucediendo en 2003, 2006 y 2009.

La situación anterior, sin duda transformó las relaciones entre estos poderes de manera significativa, ya que se pasó de una relación de sometimiento Legislativo-Ejecutivo, a una relación respetuosa en la que incluso se llego a decir, el Presidente propone y el Congreso dispone.

Y si nos remontamos a la época contemporánea, la imperiosa necesidad de dotar de nuevas reglas de organización del Legislativo, se reflejaron en las reformas aprobadas en 1999 a la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, que refleja el nuevo equilibrio en el país. Este ordenamiento, reorganiza la mayor parte de los órganos de ambas Cámaras como son la Junta de Coordinación Política, la Conferencia para la Dirección y Programación de los Trabajos Legislativos, las Comisiones, los Comités, la Mesa Directiva, la Presidencia de la Mesa y la Secretaría General.

Vista nocturna de la nueva Sede del Senado de la República.
Ahora bien, en la medida en que los trabajos Camerales se vuelven más complejos; como consecuencia del número de sus integrantes, su pluralismo y funciones, se debieron reforzar las etapas previas a los debates en el pleno, con el fin de ordenar los materiales a tratar, establecer algunos acuerdos previos y dictámenes sobre las iniciativas a discutir. Es relevante señalar que, a partir de primero de septiembre del 2010, el Senado de la República cuenta ya con un Reglamento propio.

Cierto es que existen diversas críticas al actual trabajo legislativo; no obstante, es necesario destacar la importancia que este poder ha cobrado en los últimos diez años, a pesar de haber sido objeto de ataques directos por parte del Ejecutivo, en los que advierte que “me quieren bloquear”, que “no lo dejan gobernar”, o que “es culpa de ellos si las cosas no salen bien”.

En tal sentido, debemos entender que el paso que debe dar el Poder Legislativo, debe ser hacia una consolidación democrática de los poderes, en los cuales uno no este por encima del otro, pero no solo eso, es necesario transparentar el ejercicio del poder público, fortalecer la rendición de cuentas, democratizar las instituciones y fortalecerlas.

En mi opinión ese es el nuevo Poder Legislativo que México necesita.


Por hoy es todo, ¡nos leemos la próxima!