14 nov 2018

SOY TOTALMENTE FIFÍ… O CHAIRO


@_BarbaraCabrera

“¿Es lícito confundir la prosperidad de una clase con el bienestar de un país?”
Eduardo Galeano


Imaginen un mundo donde cada habitante es etiquetado según su tono de piel, manera de hablar, peso, estatura, forma de vestir o arreglo personal, clase social, creencias religiosas, sexo, edad y orientación sexual, y de esa manera es tratado. Supongan que están situados en un país donde los gobernantes y políticos de siempre se acostumbraron a no ver, no escuchar y mucho menos consultar al pueblo. Y cuando atiende a la ciudadanía y organiza consultas, un sector poblacional se desgarra las vestiduras.
En pleno siglo XXI cuando los avances tecnológicos están a la orden del día, donde la interconexión con el mundo es manifiesta, época en la cual la información es más sencilla de conseguir y digerir; existen este tipo de situaciones. Las causas, son multifactoriales y principalmente tienen que ver con ignorancia, falta de empatía e intolerancia, resultado de un sistema caduco, conocido como neoliberalismo salvaje.
Así es como surge una división bastante notoria en las redes sociales, especialmente en Twitter: los chairos y los fifís.
Vayamos por partes y comencemos por definir dichos términos.
Chairo, expresión usada generalmente para referirse de manera despectiva a los activistas de izquierda. Según la definición oficial del Diccionario español de México, la palabra es un sustantivo y adjetivo ofensivo, y explica que el chairo es una “persona que defiende causas sociales y políticas en contra de las ideologías de la derecha, pero a la que se atribuye falta de compromiso verdadero con lo que dice defender; persona que se autosatisface con sus actitudes”.
El vocablo fifí lo define la Real Academia Española de la siguiente manera: 1. m. y f. coloq. Arg., El Salv., Méx. y Ur. Persona presumida y que se ocupa de seguir las modas.
Mientras que el diccionario Oxford refiere a fifí como: Adjetivo/nombre 1. coloquial [persona] Que tiene modales y actitudes delicados y exagerados.
Chairos y fifís se han puesto de moda –sobre todo en su presencia en redes sociales- y es la manera en que la sociedad se ha fraccionado, rumbo al cambio de régimen.
Recientemente se organizó una marcha para mostrar el descontento por la cancelación del aeropuerto en Texcoco, auspiciada por aquellos etiquetados como fifís.
Dicha movilización, es útil para ejemplificar aquellas manifestaciones que no necesariamente son organizadas para la defensa y consolidación de derechos, sino para hacer saber que existe un sector privilegiado por el neoliberalismo, negado a sumarse a un cambio ineludible y necesario que conduzca a mejorar la calidad de vida de la mayoría y no solo de unos cuantos.
En la que se conoció como #MarchaFifí hubo muestras de intolerancia, odio, clasismo e ignorancia. Para muestra, algunas de sus consignas:
No más delincuencia, inseguridad, narcotráfico, usura, prostitución ¡inmigrantes indeseables! nuestro pueblo primero (Movimiento Nacionalista Mexicano)
Queremos procesos democráticos. La consulta no fue democrática.
No sé quién mordería ni cartulina; si un chairo o uno de la #CaravanaMigrante… porque resulta que ambos tienen hambre.
Por supuesto, este sector poblacional tiene derecho a marchar y exteriorizar su opinión. La libertad de expresión y de manifestación son derechos consolidados. No obstante y debido a la particularidad de sus expresiones, vale la pena cuestionarles: 
¿Por qué no se sumaron a las manifestaciones cuando Felipe Calderón, con su estrategia fallida, ensangrentó al país? 
¿Dónde estaban cuando sucedió la represión en Atenco? 
¿A qué se debe que no alzaran la voz cuando se dio la represión a maestros en Nochixtlán? 
¿Por qué sus consignas contra la desaparición forzada de 43 estudiantes de Ayotzinapa no se escucharon?
¿Qué hay de trasfondo al permanecer callados tras la imposición de las reformas estructurales de Enrique Peña Nieto que trastocaron y dañaron al país con, por ejemplo, alzas exorbitantes a la gasolina? 
¿Por qué han guardado silencio sexenio tras sexenio y apenas se toca con el pétalo de una consulta sus intereses saltan y marchan? 
¿A qué se debe que no se manifestarán por las obras fallidas de Peña Nieto, canceladas por sospechas de corrupción (Véanse de cuales se trata en el siguiente enlace http://cort.as/-C2h-) y sí se dolieron hasta salir a la calle por la cancelación del aeropuerto en Texcoco, por cierto, otra obra corrupta de EPN?
Hemos vivido en un sistema corroído por la corrupción e impunidad, donde un par de partidos políticos han detentando la titularidad del Poder Ejecutivo: El PRI, que dio oportunidad a que el PAN se mantuviera dos sexenios, regresándole el poder, aunque la experiencia nos comprueba que jamás se fueron. De hecho en la palestra socio-política y ciudadana se les considera como el PRIAN, unidos para defender el establishment, entusiastas generadores de división para vencer y acaparar.
¿A qué se debe la segmentación de la sociedad? ¿Contribuye en algo? ¿Merecemos continuar fraccionados? La respuesta es no, en esta época convulsa más nos vale unir esfuerzos para rescatar lo que nos queda de país.
Respecto a la #MarchaFifí veo algo rescatable, ellos los que condenaron una y otra vez las marchas y manifestaciones, ahora se animaron a salir a las calles a ejercer su libertad de expresión, aunque sea de forma rudimentaria, clasista y tendenciosa. Un paso a la vez.
Es todo por hoy.
¡Hasta la próxima Nornilandia!