¿Será
que quien hace política pacta con los poderes diabólicos que acechan a todo el
poder?, así lo dijo en alguna ocasión Max Weber
Ya se vaticinaba.
Después de las elecciones en Estado de México, Veracruz, Nayarit y Coahuila,
los ánimos continuarían su efervescencia con altas posibilidades de
desbordarse. Y se hizo realidad. Todo #MéxicoLindoyHerido es territorio de
grillas y peleas mediáticas para llegar o conservar el poder.
Partidos
tradicionales, dinosaúricos, satélites, alianzas y coaliciones advenedizas, así
como los cada vez más ansiosos independientes ya se vieron en una curul, casa
de gobierno, palacios municipales y algunos de ellos, en los mismísimos Pinos.
Hoy,
gobernantes y representantes curuleros [de Curul, no sean mal pensados] arman
tremendas batallas campales mediáticas, las que se intensifican en redes
sociales, para acaparar reflectores, llevarse una estrellita y ser considerados
héroes o heroínas de tal o cual política pública; o bien osan reclamar su
paternidad a determinadas reformas legales. Viven en el perpetuo jaloneo. Sin
importarles las formas, ni el tono. Hacen y harán de todo por estar, por
permanecer, por ser votados y jamás botados.
Las batallas mediáticas al interior de los partidos
políticos han iniciado, todos se pelean y manotean por obtener alguna
candidatura, se avizora ya una rebelión en la granja. Son esas batallas
mediáticas de chapulines que saltan de un puesto público a otro. De un partido
a otro o quizá brincan para declararse independientes. Dicho sea de paso, la
mayoría, con un desempeño mediocre y sin
una verdadera rendición de cuentas, de cara a los electores.
Vivimos en batallas mediáticas de destapes y
pronunciamientos. Batallas mediáticas a partir de las cuales se cree menos en
las Instituciones. Batallas mediáticas con autoridades alejadas de la realidad
que implementan políticas públicas desfasadas, que descuidan la resolución de
problemas fundamentales. Y cuando creen hacerlo, termina en disminución de derechos,
incremento de penalidades o mediadas simuladas.
Batallas mediáticas que enfrentan activistas,
periodistas, comunicadores y ciudadanos
contra un #GobiernoEspía. Como dictan los cánones de la teoría
orwelliana en su 1984, un Peña nos vigila ¡De ese tamaño es la paranoia y el
miedo gubernamental! El tiempo pasa y ¡El gobierno tiene miedo! http://bit.ly/1g6Um3k
Batallas mediáticas que libra Enrique Peña Nieto que
cual Quijote peleando contra los molinos de viento, en su afán por recuperar lo
que nunca tuvo: legitimidad y aprobación [ya sé que solo lo aplauden los
peñalibers http://bit.ly/2naTWZV]
Batallas mediáticas de ayer y hoy. Siempre presentes,
poco queridas.
No obstante, esas
batallas mediáticas no solo tienen como escenario la arena donde se disputa el
poder por roer el hueso, sino que se extienden al escenario ciudadano, donde
unos se pelean con otros. Segmentación que solo contribuye a empoderar a los ya
enquistados en el poder.
¿En serio
seguiremos igual? ¿Se han puesto a pensar al final quien gana y quienes
perdemos? Tomen nota, el gobierno se aprovecha de la escasa cultura de
participación político-ciudadana y seguirá así hasta que no tomemos cartas en
el asunto.
En suma, para derribar las barreras del status quo: escuchen, vean, lean y
contrasten más todo el tiempo. Solo así saldremos victoriosos de
las batallas mediáticas que enfrentamos y las que se avecinan. Es preciso
desterrar la mentalidad
de manada.
Es todo por
hoy.
¡Hasta la
próxima Nornilandia!