@BarbaraCabrera
“Acostumbrados a ser obedientes,
porque siempre os ha de tocar obedecer”
Maintenon
Que del PAN solo
quedan las migas, dicen.
Para muestra
veamos el acontecimiento más reciente que ha motivado a analistas, columnistas
y medios de comunicación a centrar su atención en dos personajes que forman
parte del multifacético mundo de la política: Gustavo Madero y Ernesto Cordero.
Ellos se ostentan, respectivamente, como Presidente del Comité Ejecutivo
Nacional del PAN y el otro como Senador
de la República por el mismo instituto político, quien hasta hace poco fungiera
como Coordinador de sus correligionarios y culmina en agosto de este año la Presidencia
de la Mesa Directiva.
Los dimes y
diretes de uno y otro bando no se han hecho esperar. Después de una clara
desbandada de militantes del PAN y alguno que otro asunto espinoso;
Calderonistas y Maderistas han desatado una lucha mediática que hizo que el
líder de los primeros lanzará un tweet
con un claro mensaje a quien dirige los destinos de un partido que, de haber
tenido la Presidencia de la República, pasó a ser la tercera fuerza política y
cito textual:
“Vieja
regla del PAN: los asuntos internos se ventilan internamente. Cuando los
presidentes la preservábamos el partido avanzó notablemente”
Se dice que el
pleito dio inicio cuando Cordero Arroyo presentó una iniciativa
político-electoral a nombre de los senadores del PAN, aunado a su imprudencia
de ir -con sus declaraciones y acciones- contra el Pacto por México, del cual
Madero amagó una y otra vez salirse (al final quedó como amigo de este y sus
patrocinadores, hasta convertirse en promotor plenipotenciario del addendum del pacto)
Tal parece que
los personajes más visibles del PAN están acostumbrándose a accionar el fuego
amigo a la provocación de “quien se queda con los restos” (léase Calderonistas)
o “como quedar bien con el gobierno en turno” (entiéndase en este sector a los
Maderistas). Recordemos que esta práctica no es nueva, ni les es ajena; la
tuvieron Josefina Vázquez Mota y el mismísimo Ernesto Cordero, quienes al
aspirar a la candidatura por la Presidencia de México, se enfrascaron en
memorables ataques que pronosticaban lo que hoy queda del panismo. También se
vivió en los inicios del Pacto por México.
Madero ha
expresado “el legislador busca denostar y confundir a los panistas con sus
críticas” dijo además que era uno de sus brazos políticos, pero estaba
“dislocado” Y remata al advertir que Cordero “tiene más de la agenda de Andrés
Manuel López Obrador que la del PAN” y que ese fue uno de los motivos para
destituirlo.
Cordero no ha
guardado silencio; dijo públicamente “me parece inoportuno hacer este relevo de
cara a las elecciones” y sentencio “el PAN no puede ser un satélite del PRI,
sino que debe seguir siendo responsable y no perder su capacidad de denuncia y
contrapeso”. Cabe señalar que este actor político no está solo, ya que 24 de 38
de sus compañeros senadores ha signado una carta de apoyo (véase texto íntegro
aquí http://eleconomista.com.mx/sociedad/2013/05/20/carta-senadores-pan-gustavo-madero)
motivo que no fue suficiente para que Gustavo Madero reculara y dijera al
estilo peñanietista “aguanta Cordero”. Hoy, ni su mantra “valor, determinación
y coraje” salvaron a Ernesto Cordero de ser destituido.
Lo cierto es que
ahora el PAN toma como rehén a la Cámara Alta del Poder Legislativo ¿no sería
mejor que los propios senadores eligieran a su coordinador? Con los hechos, el
mensaje es que ante todo y por encima de todo más vale tener un gen inamovible
de disciplina partidista donde la obediencia es valor fundamental ¡que más da
si los sentados en una curul deben representarnos! Para ellos, eso parece ser
lo de menos.
Lo que es
preciso no perder de vista es el estilo hosco, tendencioso y ambivalente de
hacer política de Gustavo Madero; y que decir de los intereses a los que
obedece Ernesto Cordero ¡cómo olvidar los 6 mil pesos y su premio de
consolación como Senador Plurinominal patrocinado por el auto exiliado Felipe
Calderón! Si acaso ocurre, la nómina que pagamos con nuestros impuestos nos lo
recordará.
En palabras
orwellianas, lo que sucede en el Partido Acción Nacional se antoja como una
bizarra representación de la rebelión en la granja.
Por hoy es todo.
¡Hasta la
próxima Nornilandia!