@BarbaraCabrera
“La
mente es como el paracaídas… sólo funciona si la tenemos abierta”
Albert
Einstein
Esta
Nornilandia surge de la reciente presentación del libro ¿Cómo elaborar un
trabajo de investigación? en coautoría con el Maestro Samuel Hernández Apodada
@iusfilosofo en la Escuela Libre de Derecho de Puebla; un evento bien
organizado; y por ello, destinado al éxito obtenido, debido al generoso trabajo
en equipo de diversos colaboradores.
En
la interacción que tuve la oportunidad de tener con la comunidad académica de
aquellos lares, con el objetivo primordial de provocar el pensamiento
crítico-analítico-reflexivo, uno de los asistentes preguntó ¿de qué sirven las
investigaciones si de todas formas los diputados o gobernantes no hacen caso? Una
interrogante que seguramente se han planteado muchos pero que solo unos cuantos
se atreven a hacerla en voz alta; y pocos se aventuran a la tarea de dar
contestación para continuar construyendo.
La
investigación sirve y es útil si nos atrevemos a romper el paradigma de
considerarla como un simple mamotreto de hojas con palabras grandilocuentes;
para algunos es un trofeo para su egoteca o para guardar en un cajón o para
cumplir con su trabajo; o con fortuna, encontrará lugar en alguna librería o
biblioteca; espacios físicos de donde no saldrán si no las difundimos y
generamos el movimiento del conocimiento, que dicho sea de paso se construye y
cambia cada día; tal cual las exigencias de estos tiempos donde investigación
–con todos sus actores- y tecnología deben conformar un binomio indisoluble
para estar en posibilidad de trascender y ser continuadas, reforzadas, tomadas
en cuenta por quienes ocupan un espacio en la palestra pública.
En
este orden de ideas, los diversos productos de las investigaciones, constituyen
la base para idear y conducir –desde nuestras trincheras- hacia un cambio
necesario en la época que nos ha tocado vivir.
La
investigación, es parte indispensable en el engranaje socio-político para la
toma de decisiones; por ende, desde ahí se asumen riesgos, haciendo converger
en un mismo esfuerzo aspectos intelectuales, emocionales, actitudinales, de
habilidades y de valores.
Desde
esta faceta -la de investigadora- comparto con mis lectores que soy una
convencida de romper paradigmas al transitar de un proceso tradicionalista que
reduce la investigación a una receta simplona, rectilínea, insípida, perfectamente
estructurada y rígida; a una generadora y provocadora de reflexión,
conocimientos y cambios; donde todos los actores sociales están involucrados.
Por
hoy es todo.
¡Nos
leemos la próxima Nornilandia!