29 ene 2013

“¿DE QUÉ SIRVEN LAS INVESTIGACIONES?”


@BarbaraCabrera

“La mente es como el paracaídas… sólo funciona si la tenemos abierta”
Albert Einstein

Esta Nornilandia surge de la reciente presentación del libro ¿Cómo elaborar un trabajo de investigación? en coautoría con el Maestro Samuel Hernández Apodada @iusfilosofo en la Escuela Libre de Derecho de Puebla; un evento bien organizado; y por ello, destinado al éxito obtenido, debido al generoso trabajo en equipo de  diversos colaboradores.
En la interacción que tuve la oportunidad de tener con la comunidad académica de aquellos lares, con el objetivo primordial de provocar el pensamiento crítico-analítico-reflexivo, uno de los asistentes preguntó ¿de qué sirven las investigaciones si de todas formas los diputados o gobernantes no hacen caso? Una interrogante que seguramente se han planteado muchos pero que solo unos cuantos se atreven a hacerla en voz alta; y pocos se aventuran a la tarea de dar contestación para continuar construyendo.
La investigación sirve y es útil si nos atrevemos a romper el paradigma de considerarla como un simple mamotreto de hojas con palabras grandilocuentes; para algunos es un trofeo para su egoteca o para guardar en un cajón o para cumplir con su trabajo; o con fortuna, encontrará lugar en alguna librería o biblioteca; espacios físicos de donde no saldrán si no las difundimos y generamos el movimiento del conocimiento, que dicho sea de paso se construye y cambia cada día; tal cual las exigencias de estos tiempos donde investigación –con todos sus actores- y tecnología deben conformar un binomio indisoluble para estar en posibilidad de trascender y ser continuadas, reforzadas, tomadas en cuenta por quienes ocupan un espacio en la palestra pública.
En este orden de ideas, los diversos productos de las investigaciones, constituyen la base para idear y conducir –desde nuestras trincheras- hacia un cambio necesario en la época que nos  ha tocado vivir.
La investigación, es parte indispensable en el engranaje socio-político para la toma de decisiones; por ende, desde ahí se asumen riesgos, haciendo converger en un mismo esfuerzo aspectos intelectuales, emocionales, actitudinales, de habilidades y de valores.
Desde esta faceta -la de investigadora- comparto con mis lectores que soy una convencida de romper paradigmas al transitar de un proceso tradicionalista que reduce la investigación a una receta simplona, rectilínea, insípida, perfectamente estructurada y rígida; a una generadora y provocadora de reflexión, conocimientos y cambios; donde todos los actores sociales están involucrados.

Por hoy es todo.

¡Nos leemos la próxima Nornilandia!