26 abr 2012

FOX: “PRODUCTO MILAGRO”


@BarbaraCabrera

“Hasta la supervivencia de una banda de ladrones necesita de la lealtad recíproca”
Antonio Genovesi

Mientras los Diputados reprueban la cuenta pública 2008 de Felipe Calderón y comienzan a revisar la 2009; Gustavo Madero –Presidente Nacional del PAN- sorpresivamente regresa a sus tareas legislativas en el Senado de la República; Enrique Peña Nieto luce sus mejores imágenes en anuncios espectaculares y en todos aquellos espacios donde le es posible; Felipe Calderón se dice muy indignado por el caso WalMart; Andrés Manuel López Obrador pugna por el cambio de formato del segundo debate entre los candidatos presidenciales, a la par que recorre el país con su República Amorosa; Gabriel Quadri con el cabello más recortado se envalentona y pide un debate entre Elba Esther (dirigente del SNTE) y José Ángel Córdova (Ex Secretario de Salud venido a Secretario de Educación) y así podría seguir describiendo un sin fin de hechos que caben en un mismo espacio: la vitrina pública; no obstante, se ha suscitado uno que llama particularmente mi atención y es motivo central de esta columna: el espaldarazo de Vicente Fox Quesada a Josefina Eugenia Vázquez Mota.
Todo inicia, a propósito de que Vicente Fox, de 69 años, bronco, dicharachero, el cual dice las cosas tal cual las piensa; quien después de culminar su sexenio al frente de la Presidencia de la República no ha cesado por mantenerse activo en la palestra pública y a la menor provocación salta a los reflectores con micrófono para esgrimir alguna opinión basada en sus peculiares percepciones; una de las cuales se dio la semana pasada -específicamente el 12 de abril- donde vaticinó el inminente triunfo en las urnas de Enrique Peña Nieto, afirmando que solo “un milagrito” hará ganar a Josefina Vázquez Mota; días después -es decir, el  25 de abril- todo ha cambiado a partir de la reunión en privado entre ambos personajes, celebrada en la ciudad de Monterrey; posterior a ello, salen a hablar escasos minutos con los medios de comunicación.
Ya ante los reflectores, se percibió a un Fox forzado, poco convencido; aunque con palabras dijo que cuentan con él incondicionalmente, recalcó su estatus de panista, afirma ser un hombre de convicciones, por lo que asevera que su compromiso es con ella y espera que México se beneficie con el triunfo de la ahora candidata. Por su parte, en ese fugaz encuentro Josefina atinó a decir “los milagros existen y para mí es realmente muy alentador, es un día muy importante y muy especial; sin duda, quiero agradecer al ex presidente Vicente Fox por su apoyo, por su respaldo, por el aliento que me ha manifestado hace unos momentos en que pudimos dialogar y compartir”
Y aunque pudiera resultar extraño que estos actores políticos se unan, no lo es tanto; más bien se presta a suspicacias y a “sospechosismo” en virtud de que de mil maneras el equipo de Josefina intenta levantar la campaña electoral de su candidata, misma que ha estado plagada de errores, impericias, cambio de rumbo y hasta de imagen. Por todos es conocido que Vázquez Mota ha sido poco cuidada por su equipo. Luce cansada y ha sido increpada en diversos foros –desde su paso por Tres Marías hasta recibir la desavenencia de algunos universitarios en Nuevo León en el marco de los Diálogos rumbo a la presidencia-.  
Se consuma este “episodio milagroso”, enmarcado con un beso en la mano: recibido por Josefina y proporcionado por Fox. Acto seguido él se aleja dejando satisfechos a aquellos que le pedían dejara de despotricar y apoyara de una buena vez a la contendiente. 
Lo anterior, corrobora que Fox sigue haciendo gala del síndrome que lo caracterizó como presidente de la república: el de la chimoltrufia porque así como dice una cosa dice otra.
¿Quién gana con la reunión de los CHE´s: CHEnte y CHEpina? ¿Será acaso la crónica de una regañada anunciada? ¿Es cierto que esto es una muestra de unidad? ¿Qué plana se trata de corregir con esta situación?

¡Dejo esto en la mesa de debate!
Es un placer compartir con mis lectores a través de la palabra escrita.
 Nos leemos la próxima Nornilandia.