@BarbaraCabrera
“Yo soy un ciudadano, no de Atenas o Grecia, sino del mundo”
Sócrates
A propósito de la aparición del Ciudadano “X” en dos de mis Nornilandias (http://barbaracabrera.blogspot.com/2011/02/un-dia-en-el-transporte-publico.html y http://barbaracabrera.blogspot.com/2011/02/el-amor-en-los-tiempos-del-calderonismo.html) mis lectores me han cuestionado como surge tan singular y anónimo personaje. Hoy es día de relax, por ello, a continuación les socializo como es nace esta idea.
Puesto que soy especialista en protección de datos personales, debo referir la importancia de salvaguardar la información personal de una persona identificada o identificable; por lo que mi acuerdo con el protagonista de esta Nornilandia, es resguardar su identidad.
¿Quién es el Ciudadano “X”? Es un personaje común en una ciudad cualquiera. Interesado y observante de lo que ocurre a su alrededor, llámese política, cultura, espectáculos, economía. Sólo tiene un defecto, le da temor participar de manera pública, tiene buenas ideas y propuestas; pero considera que si las manifiesta perderá su trabajo al ser señalado como conflictivo y revoltoso social. Por ello, acude de vez en cuando a la autora de la Columna Nornilandia para platicar su percepción de distintos temas y con mi estilo particular les traigo a ustedes mis lectores las historias del Ciudadano “X”.
Y advierte “X” que ese anonimato le ayuda a compartir de manera más sencilla sus pensamientos. ¿Qué piensan mis lectores, es válido?
En defensa de este personaje les digo: es, será y seguirá siendo “X” porque es un ciudadano de a pie, el cual vive al igual que tú y yo los problemas que a todos nos aquejan. ¿Será acaso que ese ciudadano eres tú? ¿Podrá ser tu compañero de trabajo o parte de tu familia? ¿Qué otras historias traerá próximamente para ustedes a través de Nornilandia? ¿Se animará algún día a revelar su verdadera identidad? o ¿Será acaso que Ciudadano “X” es solo creación del imaginario colectivo?. Estén atentos.
Que pasen un lindo fin de semana. Un placer compartir con ustedes, mis lectores.
¡Nos leemos la próxima Nornilandia!