@BarbaraCabrera
“En materia de gobierno todo cambio es sospechoso, aunque sea para mejorar”
Sir Francis Bacon
Existen temas que para mí como especialista en temas legislativos y gubernamentales resultan obvios; no obstante, vía twitter me he percatado de la necesidad de explicar y traer a Nornilandia temáticas que informen y clarifiquen ciertos contenidos teóricos cuya finalidad es una participación ciudadana preparada y eficiente.
Este día abordaré lo referente a la medición del desempeño en las dependencias de gobierno. Actividad esencial considerada como una herramienta cuyo objetivo central es guiar las tareas gubernamentales hacia un rumbo correcto.
¿Qué etapas se requieren para evaluar cualquier programa estatal? Fundamentalmente son tres: se comienza por definir las metas que se pretenden alcanzar; a continuación se evalúa el desempeño del programa en concordancia a los logros esperados y, finalmente se reportan los resultados que constituyen un parámetro de información para una adecuada toma de decisiones.
Hasta este momento, todo pareciera bastante fácil. Como si en tres sencillos pasos los ciudadanos tuviéramos la información relevante y necesaria para incidir en la elaboración de propuestas concretas para modificar algunos rumbos marcados en los planes y programas de gobierno; no obstante, esta tarea tiene implícita toda una metodología y como una muestra de ello, a continuación enumero diversos pasos de esta medición por parte de quien lo implemente:
1. Dilucidar si se está dispuesto a crear un sistema que evalúe el desempeño gubernamental. ¿Existen los elementos materiales y humanos para su implementación?
2. Establecer la intención de su aplicación, es decir ¿cuál es el objetivo central para llevarlo a cabo?
3. Elaborar un plan de trabajo, documento que dará rumbo y certeza a los pasos a seguir en la implementación de este tipo de sistema. Debe incluir un cronograma de actividades.
4. Orientar y capacitar a quienes lo desarrollarán. ¿De que manera se utilizarán y presentarán los datos?
5. Elegir las dependencias susceptibles de ser medidas, para ello hay que saber que existen áreas más sencillas de evaluar. Para comenzar su implementación se sugiere se haga con lo más fácil e ir incrementando el grado de dificultad.
6. Formular la misión, visión, metas y objetivos, de manera que sirvan de orientación a largo plazo para tomar decisiones en su rumbo, presupuestación y enfoque más adecuado.
7. Identificar los rubros para evaluar ese desempeño. En este punto, varios expertos en esta materia coincidimos en que se parta de cuatro medidas básicas, a saber:
a) Medición de insumos, son los recursos humanos y materiales que se utilizarán.
b) Medición de productividad, es el trabajo logrado.
c) Medición de resultados, porcentaje en que se han logrado la consecución de metas y objetivos propuestos.
d) Medición de eficiencia, implica los costos de la productividad y los resultados traducidos ya sea en dinero o en horas de trabajo.
8. Sistema para recopilar, analizar y reportar los resultados obtenidos. Situación toral en la medición del desempeño, en virtud de ser la presentación formal del trabajo realizado. Su costo debe ser razonable y el reporte final será lo mas amigable posible.
9. Monitorear y evaluar los procedimientos aplicados, de manera tal que se identifiquen los puntos a mejorar.
¿Y cuáles son los múltiples beneficios, para los ciudadanos, derivados de esta tan mencionada medición de desempeño gubernamental? La respuesta es sencilla, cuando este sistema es aplicado, desarrollado y administrado de manera certera, su utilidad es múltiple: las dependencias gubernamentales poseen una dirección operativa eficiente; se formulan políticas públicas adecuadas a las exigencias de una sociedad cambiante; ayuda a la rendición de cuentas; tiende a mejorar la distribución del presupuesto; facilita la planificación estratégica, entre otros tantos más.
Es trascendente no olvidar este mantra: como ciudadanos participativos, proactivos e interesados en los temas públicos que a todos nos atañen, nos corresponde conocer este tipo de cuestiones. No vaya a ocurrir lo que en algún tiempo afirmaba el escritor y periodista italiano Alberto Moravia: “Curiosamente, los votantes no se sienten responsables de los fracasos del gobierno que han votado”
Saludos cordiales.
¡Nos leemos la próxima Nornilandia!