“Cada
libro –bien masticado y digerido- deja una huella indeleble en nuestras vidas”
@BarbaraCabrera
Este
país va de perdón en perdón. Desde la mea
culpa de Enrique Peña Nieto que derivó en un “ustedes disculpen mexicanos”
por aquello de su imperiosa necesidad de adquirir una casita por interpósita
esposa para que su familia extendida tuviera un cómodo y cuestionable modo
honesto de vivir; hasta el perdón de Luz María Ortiz Quintos, presidenta neolonesa
de padres de familia, a propósito de la solicitud de arrancar hojas de los
libros de texto de aquellos lares.
Contextualizo
al lector y cito:
“Arrancar hojas, literal.
Estamos proponiendo que se arranquen las hojas de los libros de texto, en donde
de acuerdo con los especialistas, la información que se está manejando a la
edad a la que a los niños se les está dando no es la forma correcta”, manifestó
Ortiz Quintos.
Algunos de estos contenidos ya
aparecían en los libros de ciclos anteriores, por lo que pidieron perdón por no
haber hecho los señalamientos en su momento.
Las asociaciones aseguraron
que el incremento en el número de embarazos en adolescentes es producto de la
información contenida en estos libros de texto.
Esta imagen muestra parte de las hojas que se pretenden arrancar a los libros. Juzguen ustedes. |
Lo
anterior evoca varias circunstancias:
a) Esta
intentona de mutilación de libros de textos representa una simbólica quema de
libros contemporánea [consúltese aquí quemas de
libros en la historia http://bit.ly/2b8Y5bH]
aunque sin lumbre de por medio, que de suyo tiene una visión reduccionista que se
antoja tanto como querer “quemar” el pensamiento.
b) La
concepción simplista de los contenidos de los libros de texto son los culpables
de ciertas problemáticas [libros tontos, diría el vulgo].
c) La
preocupante y prontona intervención de Hernán Salinas, diputado del PAN quien
se sumó al rechazo de los libros, y afirmó apoyaría la solicitud de las
asociaciones.
Veamos.
Cuando
algo no gusta, regularmente se evade. Cuando no se concuerda con determinada acción
o pensamiento, ocurren diversas situaciones: se debaten las ideas para llegar a
un entendimiento; se lee más al respecto; se acude a un tercero, para pedir su
opinión y en ocasiones resolver el entuerto; o al estilo Homero Simpson no se
piensa, se reacciona; es cuando solo importa el “yomi, yomi, yomi” [recuérdese
el capítulo de esta popular serie cuando en su adolescencia, Homero se pierde
un alunizaje por estar escuchando música); o tal vez cuando se intenta procesar
una idea, únicamente viene a la mente un changuito tocando un tambor [nótese
como aludo al mismo personaje amarillo de la citada serie].
Pues
bien, Nuevo León parece que encontraron a integrantes de este tipo de
pensamiento y los pillaron reunidos para discutir el absurdo de erradicar de
los libros de texto cualquier alusión al sexo, planeación familiar y métodos
anticonceptivos. El cónclave conservador parecía tener una cita con el
medioevo.
¿En
serio? ¿Esto ocurre en el siglo XXI? ¿Alguien les dijo a estas personas que
estamos en el año 2016? ¿Creen que el tabú a este tipo de temas resuelve los
[sus] problemas? ¿Mutilar libros? ¿Arrancar páginas? ¿Y “el bronco” gobernador
que dice –además de llamar gordas a las adolescentes embarazadas-? Pobre
Monterrey, con ese retraso de pensamiento seguramente hasta el cerro de la
silla querría ser reubicado.
Este es
solo un tema, al que podrían sumarse tantas más implicaciones. Finalizo esta
Nornilandia con dos puntos:
a) La
educación es todo, la que bien encauzada debe estar orientada a generar el
pensamiento crítico-analítico y universal, el cual inicia con la dotación de
informaciones [las que provienen desde casa, se fortalecen en las instituciones
educativas, se practican en la sociedad y se refuerzan con el sentido común];
todo ello para contribuir a mejores toma de decisiones, que sin duda
contribuyen a la construcción de una ciudadanía interesada e involucrada en los
asuntos públicos y en su comunidad.
b) Hago
un atento llamado a quienes están sentados en una curul –algunos les llaman
legisladores, yo prefiero dirigirme a ellos simplemente como diputados- para
hacerles saber que su fuero, la burbuja en que se encuentran; las potestades de
las que gozan, son efímeras. Racionalicen antes de actuar. No quieran pasar a
los anales de la historia como unos vulgares bufones que legislan basados en
filias y fobias. Mismo comentario aplica a todos los curuleros, sean federales
o estatales.
Lo dejo
a la reflexión.
PD.
¡Larga vida a los libros leídos y digeridos!
Es todo
por hoy.
¡Nos
leemos la próxima Nornilandia!