“En
un país como el nuestro hasta el deporte se corrompe… ¿qué sigue?
@BarbaraCabrera
En Río de Janeiro,
Brasil desde el 5 de agosto de 2016 se lleva a cabo la justa olímpica, llamado
al que acudieron 213 delegaciones [países], unos con más atletas que otros. Desde
los que acuden con centenas de ellos, hasta aquél país cuya representación
recae en un solo competidor. Mientras que México, visita Río con una comitiva
de 126 jugadores, que participan en 29 deportes, distribuidos en un total de 88
pruebas; delegación “liderada” por Alfredo Castillo al que tal vez recuerden
por vergonzantes papeles como Procurador de Justicia del Estado de México y su
gris aparición como Procurador Federal del Consumidor; su polémico ungimiento
como Comisionado para la
Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán, donde adquirió el mote de “Virrey Castillo”,
hasta el ridículo nombramiento como titular de la Comisión Nacional
de Cultura Física y Deporte [CONADE]; cuyas cartas-credenciales para obtener dichos
encargos es ser amigo del inquilino de Los Pinos, Enrique Peña Nieto [EPN].
Y aunque el
exuberante Brasil nos evoque rumba, no todo es como lo pinta el escenario de la
mass media. En aquellos lares, viven
sus propios vericuetos: niños y jóvenes carteristas que roban a plena luz del
día lo que pueden a los turistas, la crisis política en que está sumido con la
inminente separación del cargo de Dilma Rousseft después de concluidos los
juegos olímpicos el domingo 21 de agosto de 2016 y todo lo que de ello deriva;
no obstante, en esta Nornilandia la lupa la pongo en el caso mexicano, cuyos
laureles y espacio en el podium de medallas se ha reducido a cero formalmente
entregadas y una asegurada por el boxeador Misael Rodríguez. ¡Este país, tan cerca del
Mexican moment y tan lejos del
medallero olímpico!
¿Qué ocurre?
¿Cuáles son los factores que encaminaron a esta debacle? Las justificaciones
presentadas como burdos pretextos son múltiples, las podemos leer en Twitter, en Facebook, en las páginas oficiales, en la prensa diaria y algunos promoverían
una comisión especial con cargo al erario para no llegar a conclusiones
sólidas, pero que servirían para dar “chamba” a los cuates; lo cierto es que el
escaso o nulo éxito deportivo en Río de Janeiro, Brasil; en los Juegos de la XXXI Olimpiada son el reflejo
de cinco factores que algunos ven aislados, pero que constituyen un mismo
monstruo; y me refiero a la corrupción, impunidad, complicidad, cinismo y
simulación endémica que desde tiempos del PRIcámbrico temprano, pasando por un
nebuloso PANísmo diluido, ha padecido México.
Por lo que en
esta tesitura, en esta justa olímpica que tiene como sede Nornilandia invito a
que lo veamos desde otra perspectiva, una donde se ganan medallas, pero no de
las que todos queremos, sino aquellas que aporten elementos para la desmemoria,
para redireccionar el rumbo perdido, cooptado por los políticos y partidos se
siempre.
Advierto que como
el podio olímpico solo cuenta con tres lugares, de ese quinteto de factores que
les hablé en párrafos que anteceden; sépase que dadas las circunstancias de
este aún #MéxicoLindoyHerido, así quedaría integrado:
Primer lugar
en corrupción, por lo que sus personeros se hacen merecedores voluntarios e
involuntarios de la medalla de oro y el laurel.
La medalla de
plata, es para el cinismo, quien después de un final de tweets, periodicazos y fotografía, empata con la simulación.
Y en un nada
apreciable tercer sitio, suben al podio los representantes de la impunidad para
colgarse el bronce.
NOTA:
La autora de esta columna no se hace responsable si el podio olímpico mexicano
colapsa, debido a los múltiples representes que subirán a colgarse la
medallita.
La
complicidad, adquiere un papel silencioso y contradictoriamente protagónico, se
regodea al ser la fiel acompañante de personajes situados en la palestra pública
que desde la perspectiva ciudadana, plasmada en cartones de moneros, quedaría
de la siguiente manera:
EPN y
Angélica Rivera [alias la
Gaviota ], representan
a México en clavado de dinero sincronizado, mismos que compiten de manera
individual en clavado del erario.
EPN, Luis
Videgaray y Miguel Ángel Osorio Chong son los favoritos del momento para
competir y ganar toda medalla asociada a la corrupción.
Alfredo
Castillo, especializado en lanzamiento de culpas, por lo que en el medallero
olímpico a la mexicana se lleva la medalla al perdedor; porque lo importante
para este personaje no es ganar, sino
mantenerse en el presupuesto.
A estos
sátrapas competidores se suman personajes no menos nocivos que compiten en robo
sincronizado, tiro con narco y salto de derechos humanos [pongan ustedes el
nombre de su político favorito].
Evidentemente,
hace falta una revisión exhaustiva no solo de la política deportiva, sino del
Sistema en general, estamos en una época de desafección donde la credibilidad
en las instituciones, políticos, gobernantes y representantes, se ha diluido.
Es momento de intensificar las acciones ciudadanas para contribuir, desde
nuestras palestras a provocar un cambio.
Es todo por
hoy.
¡Hasta la
próxima Nornilandia!