10 sept 2010

LAS FUNCIONES DEL PODER LEGISLATIVO


@BarbaraCabrera


“…El Congreso es contraparte por excelencia del Ejecutivo,
representa indirectamente al pueblo quien lo ungió,
es una pieza toral que regula y controla el poder político,
es como el árbitro del gabinete presidencial…”

Jesús Silva Herzog Márquez


Las funciones del Poder Legislativo, se encuadran en diez grandes ejes que se desprenden del análisis del ordenamiento constitucional, las cuales es importante referir, puesto que sirven para comprender la importancia que tiene el Poder Legislativo en la actualidad; así como el papel tan trascendente que desempeña en la vida política, económica, social y cultural del país.

La primera de ellas y la más importante, es la que se refiere a la función representativa, pues los órganos legislativos, antes que cualquier cosa, tienen la tarea de representar a la nación. La representación se materializa, atendiendo a los criterios territoriales y poblacionales por una parte, y al equilibrio de las distintas fuerzas políticas que se expresan en los partidos, por la otra.

La segunda y sumada a la anterior, es la función deliberativa, que garantiza los derechos democráticos de las minorías. El trabajo deliberativo, consiste en el debate alrededor de todas las dinámicas y procedimientos que se dan en el seno del Congreso, perfecciona la regla democrática por excelencia, y se traduce como la imposición de la voluntad mayoritaria con la única condicionante de respetar los derechos de la minoría.

La función legislativa, es la tercera y la que en realidad la que absorbe la mayor parte de los esfuerzos congresionales, configura la ardua labor de proyectar los postulados de la Constitución por vía de la producción legislativa.

La cuarta es la función de control, misma que desarrolla una tarea fundamental en el de equilibrio de un Estado democrático, pues al Parlamento corresponde, de igual forma, el ejercicio permanente de supervisar las labores de la Administración Pública, encabezada por el titular del Ejecutivo y compuesta por todos los servidores públicos a su cargo. Controlar, implica la tarea política por excelencia y genera una permanente rendición de cuentas. Hay que agregar que el éxito en la gestión de control depende del grado de obligatoriedad jurídica que se desprende de las acciones controladoras, es decir de las facultades que la ley le otorgue al Poder Legislativo para fiscalizar los actos de gobierno sobre todo los relacionados con el poder Ejecutivo, de ahí que en nuestro país no sea del todo eficaz.

La quinta, es la función presupuestal, realizada por el Parlamento y que fue en realidad la que históricamente originó su nacimiento. Esta es una tarea similar a la de control político, pero con fines estrictamente destinados a los ingresos y egresos del erario público. Desde la función presupuestal el Congreso está encargado de aprobar los proyectos presupuestales y de recaudación, así como de evaluar la rendición de cuentas sobre el gasto público.

La función electoral, es la sexta, y ha cumplido una doble vertiente; si recordamos la era del partido hegemónico, la Cámara de Diputados era la encargada de calificar la elección del presidente de la República y la propia elección de los legisladores; tarea evidentemente susceptible a cuestionamiento sobre la veracidad de los comicios. Por fortuna a raíz de la reforma electoral de 1994, esta tarea fue suplida por el nacimiento del IFE, órgano constitucional autónomo, ciudadano y en cuyo seno están representados todos los partidos políticos; y corresponde a este órgano, estar encargado de la organización y calificación de las elecciones.

Sin embargo, la función electoral del Poder Legislativo sigue estando vigente, en la parte correspondiente a la designación o nombramiento de presidente de la República para el caso de muerte, interdicción, renuncia o desaparición, para lo cual el Congreso, o en su receso la Comisión Permanente, puede nombrar a un presidente sustituto, provisional o interino. Esta función hace de las tareas representativa y deliberativa, el centro de la decisión política relevante.

Otra de las funciones imprescindibles, es la función de comunicación, pues el vínculo entre representados y representantes y la congruencia de éstos con los postulados democráticos y con las necesidades reales de la población, depende del flujo de comunicación que presente la relación activa que guarda la representación política con la participación ciudadana. Tal es el caso de la publicidad que el Congreso de la Unión, a través de la cámara de Diputados y la Cámara de Senadores difunde por radio, televisión, prensa e Internet sus labores legislativas.

De la misma manera, la colaboración entre poderes y las relaciones informales que estos tengan, hacen de las tareas camerales un canal para la optimización estatal. Por ejemplo, la opinión del Poder Judicial, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en concreto, sobre la forma en que puede evitar la avalancha de amparos y acciones de inconstitucionalidad que muchas de las disposiciones generan.

La octava función, según la teoría del derecho parlamentario, es la función de información sobre la tarea legislativa, la que no puede producirse con efectividad si no es a través de datos específicos de toda índole que permita a los legisladores producir normas acorde con la realidad, necesidad y posibilidades de implementación. Esta función corre en dos sentidos: por una parte la que obtienen los legisladores para el cumplimiento de sus funciones y otra la que arrojan como resultado de sus gestiones, para ser fiscalizados por la opinión pública respecto de su cumplimiento y desempeño. Transparencia y principio jurídico de publicidad de actos y normas dependen de la función informativa del Poder Legislativo.

Por su parte, la función jurisdiccional cumple otro de los puntos de equilibrio torales para la vida estatal. Ya que la responsabilidad política y penal de los juzgadores, así como de las altas esferas del gobierno, son susceptibles de juicio por los órganos camerales, de tal suerte que los representantes de la Nación vigilan el apego a la normatividad de dichos sujetos.

Finalmente, esta la función administrativa, en ésta se desarrollan las gestiones internas para la organización, diligencia y desempeño de las cámaras. A cada cámara corresponde el encargo de responsabilizarse de la composición, estructura, ejercicio del presupuesto y, en general, de todas las acciones necesarias para contar con los medios afines al desempeño de sus gestiones.

Explicadas de manera sintética las funciones del Poder Legislativo, es importante referir algunos otros elementos que nos permitan entender la trascendencia que juega el Poder Legislativo como expresión del pluralismo político en nuestro país. Por ello quiero referir que el artículo 73 constitucional, en sus treinta fracciones enmarca de manera amplia las facultades del Poder Legislativo y señala las materias en las cuales puede legislar.

Desde mi óptica, hay una concepción equivocada sobre el desempeño de las tareas camerales, pues erróneamente se considera que los legisladores no trabajan durante los recesos entre los periodos de sesiones, y es precisamente a la inversa; durante tales recesos, los legisladores trabajan en el seno de sus respectivas comisiones, en la dictaminación necesaria para el cumplimiento de sus atribuciones: ahí se estudian, analizan, mejoran o desechan las iniciativas; se analiza el desempeño de los otros poderes y en general, se preparan todos los contenidos que deben presentarse en el pleno para las deliberaciones finales y votaciones concluyentes.

Opino que, si el parlamento no se desenvuelve en un ambiente democrático, su existencia puede estar en peligro, pues los poderes fácticos o el Poder Ejecutivo están a la espera de los errores, para dirigir sus ataques.

De ahí que las llamadas crisis de los parlamentos, “no han sido otra cosa que la imposición de un poder sobre otro, que erigiéndose en supremo hacedor de la vida política de la nación ha derivado a la instauración de un régimen autocrático”

Tal y como sucedió en el que terminó, donde el Congreso recibió más ataques de parte del Ejecutivo. Quien no recuerda que Fox en su discurso de toma de posesión sostuvo que habría una nueva relación entre Ejecutivo y Legislativo y se atrevió a decir “el presidente propone y el legislativo dispone”. Expresión que generó una amplia expectativa, pero que terminó como todos los discursos en una acción contraria, el congreso propone y el presidente dispone. O para decir lo en palabras de Nacif:

“…La mejor forma de caracterizar las nuevas relaciones entre Ejecutivo y legislativo es exactamente al revés de la propuesta (hecha) por el presidente Fox en su discurso inaugural…”

Y es que mientras la sociedad no tenga clara la importancia del Poder Legislativo y como utilizar a su legislador, México seguirá naufragando entre el presidente omnipotente y el Legislativo criticable, a pesar de su importancia en la consolidación de la transición democrática y del fortalecimiento de las instituciones, que sin duda deberán de ser nuevas y no las heredadas por la posrevolución.

De ahí que la sociedad deba de estar atenta a las funciones que constitucionalmente le están asignadas al Legislativo. Por que la mayor responsabilidad de una sociedad democrática no se limita a emitir su voto el día de la elección sino a cuidar que el representante por el cual voto cumpla con su responsabilidad. O para decirlo en palabras de Bobbio:

“…Una de las razones de superioridad de la democracia con respecto a los estados absolutos (…) ésta basada en la convicción de que el gobierno democrático pudiese finalmente dar vida a la transparencia del poder, al “poder sin máscaras”…”

Es decir, la democracia a la cual aspiramos o el gobierno que deseamos tener, debe ser construido por todos, supervisado por todos y despedido por todos, pero esa es una aspiración que se esta construyendo.