3 feb 2016

DINOSAURIO DE TROYA

@BarbaraCabrera

“La gente somos los amos legítimos del congreso y los tribunales, no para derrocar la Constitución, sino derrocar a los hombres que pervierten la Constitución”
Abraham Lincoln

El 5 de febrero se conmemora el aniversario 99 de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos [CPEUM], por supuesto los festejos y vítores de políticos de siempre y sus defensores, a la orden de la ocasión.
Al respecto, va una reflexión en esta Nornilandia.
Del longevo documento quedan 22 artículos intactos [como dato cultural para mis lectores enumero los numerales sin reforma: 8, 9, 12, 13, 23, 38, 39, 47, 50, 57, 64, 68, 80, 81, 86, 91, 118, 126, 128, 129, 132 y 136]. En total, la Ley Fundamental ha sido reformada en 227 ocasiones [cada una de estas adecuaciones incluye diversos artículos]
Ahora bien, si examinamos que Presidente contemporáneo ha reformado más artículos de la CPEUM, los datos aunque reveladores, no son tan sorprendentes, veamos: Miguel De la Madrid Hurtado [1982-1988] 66 reformas; Carlos Salinas de Gortari [1988-1994] 55 artículos reformados; Ernesto Zedillo Ponce de León [1994-2000] 77 adecuaciones; Vicente Fox Quesada [2000-2006] 31 reformas; Felipe de Jesús Calderón Hinojosa [2006-2012] 110 artículos reformados;  y, Enrique Peña Nieto [2012-2018] en lo que va del sexenio y hasta el 29 de enero de 2016, van 145 artículos de la CPEUM reformados.
El problema no estriba únicamente en las múltiples reformas –finalmente, es importante destacar que una ley es perfectible y ésta debe ser coherente a un tiempo y espacio determinado-; el inconveniente radica en percatarnos que quien propone y quien dispone; parecen no oír, no escuchar y no dialogar con los destinatarios de su articulado; por ende, el impacto de los ajustes a la Carta Magna, no necesariamente es benéfico para la mayoría. Para muestra baste aludir las siguientes cuestiones:
  •  Sistema de partidos, cuestionado; la mayoría de los institutos políticos han perdido el rumbo y van tras el poder, a costa de lo que sea.
  • Instituciones –unas anquilosadas y otras nuevas- con alto índice de corrupción y excesiva burocracia, aceitada –la mayoría de las veces- con el pago de favores y/o prebendas familiares.
  • Suscripción del “Pacto por México” para lograr reformar sustancialmente la ya de por sí ya parchada Constitución, lo que deriva en Reformas Estructurales cuestionadas, controvertidas que no terminan de convencer en los hechos, que han ocasionado múltiples manifestaciones y demandas ciudadanas.
  • Recientemente, la Reforma Política del Distrito Federal, que ha cambiado su nombre por Ciudad de México. Justamente en este último punto centro la atención.

Para fines propagandísticos se ha dicho “ha nacido el Estado 32”, lo cual es incorrecto si leemos con detenimiento el reformado artículo 44 de la CPEUM La Ciudad de México es la entidad federativa sede de los Poderes de la Unión y Capital de los Estados Unidos Mexicanos; se comprenderá del territorio que actualmente tiene y, en caso de que los poderes federales se trasladen a otro lugar, se erigirá en un Estado de la Unión con la denominación de Ciudad de México” redacción coincidente con su similar de la Constitución de 1857: “Artículo 46. El Estado del Valle de México se formará del territorio que en la actualidad comprende el Distrito Federal pero la erección solo tendrá efecto cuando los supremos poderes federales se trasladen a otro lugar”
Como puede verse la naturaleza jurídica, en este sentido, mantiene la tradición. Entonces ¿Qué cambia? La dotación de un texto constitucional [Constitución Política de la Ciudad de México] que incluirá los puntos finos y estructurales de la Ciudad; expedición que estará a cargo de una Asamblea Constituyente conformada por 100 diputados constituyentes, a continuación el desglose:
  • 60 se elegirán según el principio de representación proporcional [plurinominales]. Podrán solicitar sus candidaturas integrantes de partidos políticos y candidatos independientes.
  • 14 Diputados Federales, designados por el voto de las 2/3 partes de los miembros presentes de la Cámara, a propuesta de la Junta de Coordinación Política.
  • 14 Senadores, designados por el voto de las 2/3 partes de los miembros presentes de la Cámara, a propuesta de la Junta de Coordinación Política.
  • 6 propuestos por el Presidente de la República.
  • 6 propuestos por el Jefe de Gobierno del Distrito Federal.
En toda esta vorágine legislativa, mi anhelo y demanda es que las libertades conquistadas no retrocedan, ni se pierdan en el camino. Estemos atentos, muy atentos a ello; ya que la Asamblea Constituyente se instalará el 15 de septiembre, sesionará en la antigua sede del Senado, en Xicoténcatl; y tendrá como plazo aprobar la Constitución Política de la Ciudad de México, a más tardar el 31 de enero de 2017. [Dejo aquí el enlace para los interesados en conocer el texto íntegro de la Reforma Política al DF publicada el 29 de enero de 2016 en el Diario Oficial de la Federación http://bit.ly/1WSoKXa]
En todo este andar ¿me pregunto si los ciudadanos, esos que todos los días recorren y viven esta gran ciudad están a favor o en contra de esta transformación?
Retomando la conmemoración por 99 años consecutivos del texto constitucional Federal [¿será que llegue a “celebrar” el siglo?]; estamos ante dos fenómenos claramente diferenciados: la Constitución en sus derechos se ha quedado en una mera declaración de amor constitucional; y, estamos ante un Dinosaurio de Troya -por aquello de ser el reflejo del plan sexenal en turno-.
Lo he dicho; nosotros requerimos y las generaciones venideras merecen, un nuevo Pacto Social acorde a los tiempos y desafíos vigentes; sin que la expedición de un nuevo texto sea maniatado, corrompido, cooptado y sometido a los intereses del PRI y sus secuaces.
Por hoy es todo.
¡Hasta la próxima Nornilandia!