@BarbaraCabrera
“La
vocación del político de carrera es hacer de cada solución un problema”
Woody
Allen
Valga señalar
algunos de sus sinónimos/ideas afines: desvalorizar, depreciar, rebajar,
abaratar.
Recurrentemente
en el mundo se habla de la devaluación reflejada en una economía en problemas
que finalmente se refleja en la calidad de vida de sus habitantes. Justamente de
este tipo, tratan con regularidad las noticias y los analistas, debido a que
como lógicamente se palpa, es la causante principal [eso nos hacen creer] de
los males que aquejan a un país y sus habitantes.
Tratándose de
la palabra política, interesan las acepciones 8 y 9 proporcionadas por la RAE , que señalan: 8. Actividad
de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos; y, 9. Actividad del
ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su
voto, o de cualquier otro modo. [Pido al lector no perder de vista la acepción 9]
En esta
tesitura, y como ya pudieron darse cuenta desde el título de esta Nornilandia,
hoy hablaré de otro tipo de devaluación: la política; ese tipo que, como efecto
dominó, altera todo lo que toca; y lo hace en todo el orbe.
Partamos del
siguiente silogismo: Si devaluar es disminuir el valor, entonces un número
importante de políticos enquistados en la palestra pública lo han logrado por mérito
propio.
Los ejemplos
de esta desvalorización pululan, en esta ocasión van 4 muestras:
· Cuando los responsables de conducir
las políticas públicas de este país se burlan de nosotros los ciudadanos
minimizando la realidad imperante y aún más, construyendo “verdades históricas”
que terminan por derrumbarse; es incuestionable el panorama de descomposición y
punto de quiebra del binomio sociedad-gobierno, con todo lo que ello implica.
· Cuando un político en aparente retiro
“académico” y evidentemente señalado por saquear vulgarmente las arcas de la Entidad que gobernó -misma
que “heredó” a su hermano- es exonerado en México y detenido en España, es
preciso afirmar que estamos ante una evidente devaluación política.
· Cuando cierto político local del
antepasado -venido a tareas partidistas nacionales- se refiere a la elección
2018 como “la madre de todas batallas” sabemos que de no llenarnos de acciones,
el panorama de esta devaluación política no pinta nada bien.
·
Cuando la actriz retirada ungida como
“primera dama” lo mismo que presenta un disco dedicado a Mario Bergoglio [que
en breve visitará México en su papel de papa Francisco]; es portada
de esta semana [de nueva cuenta] en la revista
del corazón ¡Hola! con el titular Ángelica Rivera la dama de oriente, reapareciendo
de nueva cuenta en el escenario político-farandulero-gubernamental; sabemos que
la política se ha transformado en politiquería.
Esta
depreciación de la política va de la mano con el fenómeno de desafección que
los ciudadanos tienen hacia las instituciones, gobernantes, funcionarios,
políticos y política en general.
Definitivamente,
en estos tiempos, los políticos ya no valen tanto como antes; o tal vez sí, si
tomamos como parámetro que sus tropelías se conviertan en un “Museo a la
corrupción” y las ganancias de acceder a ellos fueren regalías para el bien
estar de los buenos ciudadanos, esos que lo son en toda la extensión de su
connotación. [Como anécdota comparto que este lunes un usuario logró etiquetar
en Google maps, “La Casa Blanca ” de la prestanombres
Angélica Rivera, como Museo de la corrupción; en Twitter la nota dio la vuelta
al mundo en múltiples tweets, acompañado de su respectivo hashtag]
Vale la pena
reflexionar ¿Hasta que punto somos co-responsables de esta debacle? Toda vez
que una de las causas de este tipo de devaluación, es la mala memoria de los
ciudadanos, aderezada con el cinismo de aquellos políticos que a pesar de ser
señalados por actos de corrupción, aparecen y reaparecen sonrientes cual si
estuvieran en campaña ¿hasta cuándo? Lo he dicho y lo reafirmo, hasta que la
mayoría lo continúe permitiendo.
Empecemos por
no permitir que se devalúe la política ejercida por los ciudadanos [recuérdese
la acepción 9 de la RAE
sobre política]; y, posteriormente -o de preferencia a la par-
llenémonos de acciones para desterrar esa depreciación del espectro
político-gubernamental que tanto daño han causado en este aún
#MéxicoLindoyHerido
Es tiempo de
intervenir en los asuntos públicos con nuestra opinión, con nuestro voto libre
y razonado, o de cualquier otro modo.
Por hoy, es
todo.
¡Hasta la
próxima Nornilandia!