“Que
la fuerza para seguir trabajando y luchando para rescatar lo que nos queda de
país, nos acompañe”
@BarbaraCabrera
Venimos de un
año convulso, los asuntos que aquejan a una parte considerable de la población
son determinantes para afirmarlo: pobreza, inseguridad, narcotráfico,
corrupción, impunidad, desigualdad, desempleo, falta de oportunidades; por
señalar solo algunos. El panorama pareciera no ser halagüeño, es como subir una
cuesta empinada cuyos obstáculos adyacentes, son el verdadero reto.
En esta
tesitura, partamos de la premisa de que el sistema es ineficiente, no sirve y
nosotros –en cierta medida- le hemos fallado a este país ¿Es así? Si lo es
¿Queremos seguir igual? ¿Qué podemos hacer para cambiar la situación? ¿Se
podrá?
Las
respuestas es ineludible reflexionarlas con cuidado.
Para ello,
necesario tomar en cuenta el otro lado de la moneda, ¡el acceso a las Redes
Sociales! que han contribuido -a veces de manera lenta, otras veces apresurada-
a romper el silencio, el cerco del status
quo, que inmoviliza. Además de la sociedad civil organizada y los logros
obtenidos [en el cambio de algunas regulaciones, a pesar de las aplastantes
reformas estructurales; la defensa resistente a los migrantes y los derechos
humanos en general; las voces contundentes de los mexicanos en el extranjero;
situaciones que han contribuido para desmoronar “verdades históricas”; y
súmenle mis lectores las causas que consideren]
Lo cierto es,
a pesar de esa atmósfera de ambivalencias, vamos avanzando, aunque en ocasiones
parezca lo contrario.
Y aunque las
cifras y hechos de corrupción gubernamentales puedan llegar a ser abrumadores;
si tenemos políticos construidos con materiales de baja calidad, es momento de
demostrar que los ciudadanos haremos la diferencia.
La agenda
socio-política es compleja y sus temáticas lo reflejan, 2016 no será un año
donde debamos de darnos el lujo de no actuar, de sentarse en el cómodo sillón
de status quo; todo lo contrario.
Entramos al tablero de 2018, donde las piezas del ajedrez comienzan a moverse.
Lo he dicho y
lo reafirmo en esta declaratoria de año, un país no consolida un régimen
democrático por accidente, sino con acciones y participación activa y constante
de sus ciudadanos.
Es todo por
hoy.
¡Hasta la
próxima Nornilandia!