24 feb 2015

#IÑÁRRITU, RUEGA POR NOSOTROS

@BarbaraCabrera

“No me creas demasiado optimista; conozco a mi país, y a muchos otros que lo rodean. Pero hay signos, hay signos”
Julio Cortázar

En la palestra político-ciudadana son varios los asuntos que se suscitan de una Nornilandia a otra, lo que ocasiona que a veces, elegir una sola cuestión se torne complicado: Temáticas electorales variaditas, que incluye la crisis de credibilidad hacia el Instituto Nacional Electoral (INE), así como la controvertida manera de elegir a los plurinominales en Morena a través de una tómbola o el acarreo masivo de huestes priístas a eventos para besar manos a los erigidos candidatos y mostrar músculo electoral; la “Ley Beltrones”, que constituye el retorno de la SOPA mexicana; la creciente y descarada corrupción en el gobierno; las desbordadas manifestaciones y protestas sociales; la muerte de Raquel Tibol, destacada crítica e intelectual; las declaraciones del Jorge Mario Bergoglio, conocido como el papa Francisco, que anhela que se evite la mexicanización de Argentina; la expansión de la violencia en 66 municipios y algunas delegaciones del Distrito Federal en 18 Estados de este #MéxicoLindoyHerido; la innegable pérdida del poder adquisitivo; y muchos más…
Entre todo este bagaje, opté por abordar un tópico que, desde mi perspectiva, es vital en estos tiempos convulsos y confusos, por dos razones fundamentales: 1) ya que tiene que ver con el activismo social que necesitamos, para actuar en consecuencia; y, 2) porque este tipo de mensajes coadyuvan a provocar y generar cambios de actitud en aquellos que continúan encadenados al status quo, además nos evoca esa esperanza de que un cambio sí es posible.
Me refiero a las palabras de Alejandro González Iñárritu durante la 87 entrega de los premios Oscars donde el glamour, la alfombra roja, las redes sociales y la memecracia, fueron los protagonistas. Una noche en que los ojos y el sentimiento de 40 millones de personas en el mundo estuvieron puestos en las ocho películas nominadas, así como en los diversos discursos de los ganadores.
“Dedico este premio a mis compatriotas en México. Ruego para que podamos encontrar y tener el gobierno que merecemos”, dijo en uno de sus discursos el cineasta que ganó tres de las codiciadas estatuillas.
Las de Iñárritu fueron palabras que en instantes dieron la vuelta al mundo y poco entendidas/digeridas por quien enquistado en el poder dice estar “moviendo a México” junto a sus compinches, así como por aquellos que en todo ven moros con tranchetes.
Palabras que han sido abrazadas por aquellos que cada día pugnamos y trabajamos por un mejor país, y por dejar un mejor mundo al que encontramos.
Palabras importantes, pero que de nada servirán si nosotros los ciudadanos seguimos sin tomar las riendas. Dejar de ser simuladores; hacer lo que a cada cual corresponde, con determinación y compromiso; no joder al prójimo; quitarle el Congreso a Peña; votar para no botar y ejercer ciudadanía en toda la extensión de la palabra; son algunos de los signos y el trayecto que habría que seguir para no perdernos en el camino.
¡Gracias Iñárritu por rogar por nosotros! Yo, al igual que tú ruego porque podamos tener el gobierno que merecemos; y trabajo de manera consecuente para lograrlo ¿Quién se apunta para aventurarse junto conmigo en esta travesía?
Es todo por hoy.
¡Nos leemos la próxima Nornilandia!