4 nov 2015

LIBERTAD EN LA RED, AMENAZADA

@BarbaraCabrera

“Existe un aumento preocupante de la censura online en los gobiernos, éstos representan la mayor amenaza para Internet”
Eric Schmidt

Hace unos días se dio a conocer el informe “Libertad en la red 2015” de la organización Freedom House [Disponible aquí http://bit.ly/1N6RTvb], que advierte, tratándose de México -donde el 44% de la población tiene acceso a Internet- que el nuestro, es un país parcialmente libre, recibiendo una calificación de 39 sobre 100 puntos posibles. Destaca el reporte de Freedom House que 2014 y lo que va de 2015, México continúo siendo uno de los entornos más hostiles del mundo para periodistas digitales, bloggers y activistas de medios sociales; además de los ataques cibernéticos en contra de periodistas y medios de comunicación; y a pesar de que la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión [aprobada el 14 de julio de 2014, la cual formó parte de las múltiples reformas estructurales de Enrique Peña Nieto], podría aumentar la competencia y la asequibilidad de las TIC, es un hecho que algunas de sus disposiciones constituyen una violación significativa a la privacidad de los usuarios, aunado a que el gobierno ha incrementado el porcentaje de solicitudes de información sobre los usuarios a las principales Redes Sociales.
Y poco después, –el martes 27 de octubre- el priísta Omar Fayad Meneses, quien es un curulero más en el Senado de la República, presentó polémica iniciativa que crea la Ley Federal para prevenir y sancionar los delitos informáticos; esa que en los memes y las Redes Sociales se denominó #LeyFayad; cuyos adjetivos calificativos hacia su autor y contenido, no se hicieron esperar. Dicho documento, se turnó –para su dictaminación- a las Comisiones unidas de Seguridad Pública y de Estudios Legislativos, primera; documento que, después de la controversia, ha sido retirado, pero amenaza con regresar. ¡Estemos atentos!
La fallida #LeyFayad [cuyo contenido invito a conocer de manera íntegra por acá http://bit.ly/1OlMn9H] en el supuesto hipotético que estuviéramos en la época de las cavernas y hubiese sido aprobada en lo oscurito y con total desconocimiento de los destinatarios; con su interpretación, prácticamente cualquiera de nosotros podríamos habernos convertido en delincuentes por usar e incluso tirar nuestras computadoras o dispositivos móviles [confróntese artículo 17]; o en ciberterroristas, por un lanzar un simple post, foto, tweet o retweet; [véase artículo 3, fracción XX]; y así podría ejemplificar cada numeral de la cuestionada y desafortunada iniciativa de Fayad Meneses.
Ambas situaciones, léase informe e intento de Ley, representan un escenario para reflexionar y actuar en torno a una herramienta tecnológica que de unos años para acá constituye, a través de sus múltiples servicios, un arma ciudadana poderosa, provocadora de un miedo inusitado a los políticos de siempre; en efecto, me refiero a Internet, que nació libre y constantemente se intenta controlar, a veces con razones y argumentos, otras tantas con torpeza.
Es un hecho, estamos ante un nuevo intento por regular y controlar Internet y por ende, las Redes Sociales. No perdamos de vista que vivimos una Era Digital que evoluciona y revoluciona, donde la tecnología avanza considerablemente en relación a las leyes, una época que requiere estar a la altura. Cuando no se tienen los conocimientos técnicos, ni se maneja adecuadamente la técnica legislativa, haciendo además oídos sordos a la realidad y demandas ciudadanas, lo mejor es retirarse y no meterse en terrenos pantanosos; así que #LeyFayad ¡gracias por participar!
En un país acostumbrado a reprimir, más que a prevenir, con políticos que prefieren criminalizar el uso de la tecnología, más que incentivarlo. En un México, donde se habla y pugna por la libertad de expresión y en los hechos la clase política-gobernante, la inhibe y amenaza con controlarla. En un país así, solo nosotros, los ciudadanos podemos hacer la diferencia una vez que la mayoría se percate del poder que juntos, tenemos.
Por hoy es todo.
Nos leemos la próxima Nornilandia.