7 may 2012

“DESPUES DEL DEBATE... ¿QUE?”

@BarbaraCabrera


“Se aprende más por lo que la gente habla entre sí o por lo que se sobrentiende, que planteándose preguntas”

Rudyard Kipling


6 de mayo en el Distrito Federal y 10 de junio en Guadalajara. Fechas y entidades estipuladas por el Instituto Federal Electoral para los debates entre los 4 contendientes a la Presidencia de la República.

120 minutos destinados a contrastar a los candidatos, ideas, propuestas, partidos. 2 horas que la incipiente democracia mexicana les otorgó a los ciudadanos en edad y con los requisitos bien puestos para votar, para ver juntitos a esos cuatro que dicen ser los buenos para gobernar este país.

Y como en los mejores eventos, hay un previo, un durante y un después. Veamos.

Previo: se desató una polémica exacerbada entre defensores de la transmisión del debate en cadena nacional y el dueño de una televisora que se negó a transmitirlo y hasta reto a verlo en la televisora de enfrente, amagando con exhibir el rating al día siguiente. Aunque esta situación pareciera ser parte del pasado, es un tópico que habrá que tener presente.

Durante: Cada uno colocado en su atril, fueron moderados por Guadalupe Juárez, quien en ningún momento y bajo ninguna circunstancia perdió la sonrisa; con una edecán exuberante la cual entregó los papelitos del sorteo quien se robo la atención de muchos –incluido Quadri-. Alrededor de este ambiente, les fueron planteadas a los candidatos 12 interrogantes -de entre las 71 redactadas por un grupo de 10 personas- mismas que fueron elegidas al azar.

En el desarrollo del esquema planteado, Quadri resaltaba una y otra vez que los otros son los políticos de siempre debatiendo con un ciudadano; cual si intentara provocar a los demás y siquiera lograr lo mencionaran una sola vez, lo cual no ocurrió. Los otros tres, señalaron levemente sus propuestas, se enfrascaron en señalamientos y descalificaciones mutuas: fotos, documentos y revistas fueron mostradas.

Ahora bien, dicen que por su fama los conoceréis, por ende de EPN algunos veían si buscaba el telepronter. De JVM pendientes de ver si no se desmayaba. De AMLO se esperaba más fluidez al hablar. De Quadri atentos a ver si baila el #QuadriBaile.

Después: viene el posdebate; es decir, el debate sobre el debate. Lo cierto es que, desde esta perspectiva, México se divide en cuatro: cada porción con el candidato o color de preferencia. ¡Un país resquebrajado se quiebra! Entre los amorosos, los fans del hombre del copete, aquellos que se asumen diferentes y en discreta proporción se encuentran los del personaje que inició campaña buceando.

En esta tesitura, más que expresar quien ganó el debate, acompáñenme a ver lo bueno, lo malo y lo feo.

Lo bueno: es que por espacio de dos horas tuvimos en un mismo lugar a los cuatro candidatos presidenciales.

Lo malo: La percepción es que, de suyos son los mismos discursos, descalificaciones, con un formato que poco tiene de novedoso y se antoja acartonado. Muchas preguntas en el tintero.

Lo feo: aquellos que se perdieron este ejercicio democrático por estar atentos a otros menesteres y dejaron pasar la oportunidad de tener más información para ejercer el 1 de julio un voto razonado.

No sé a ustedes, pero a mi la clase política me queda a deber mucho. Aunque mi voto lo tengo decidido, sin duda hay mucho por hacer. Existe un porcentaje amplio de la población que no se decide a votar y mucho menos por quien hacerlo; otras más, dicen que anular el sufragio es la mejor opción ¡nada más alejado de la realidad! El hartazgo y desapego de la política están presentes en todos los niveles ¡no dejemos que estos males nos ganen la partida!

¿Existirá alguna manera precisa para conocer las entrañas, pensamientos y verdaderas intenciones de aquellos que anhelan tomar las riendas de este México lindo y aún muy herido?



Es cuanto por ahora.

¡Nos leemos la próxima Nornilandia y nos encontramos en la #Twittósfera!