Dra. Bárbara Leonor
Cabrera Pantoja | Entre letras, con mi café y a un “x”
de distancia me encuentran como @_BarbaraCabrera
“No
todo es perfecto y no aspiramos al pensamiento único ni al consenso; estamos conscientes
de que existe oposición a nuestro Gobierno y eso es legítimo y normal en una
auténtica democracia, máxime cuando se está llevando a cabo una transformación
impulsada por nuevas ideas liberales que buscan acabar con privilegios de
minorías conservadoras, acostumbradas a medrar al amparo del poder económico o
del poder político”
Así
lo dijo Andrés Manuel López Obrador en su libro “A la mitad del camino”,
editorial Planeta (2021: 86-87)
De manera
recurrente escuchamos la máxima: “en la mesa no se habla de política, ni de
religión, ni de futbol”; esta, dicen los conservadores, es parte de la etiqueta
en las conversaciones. ¡Nada más alejado de la realidad! Ya que dicha situación
conduce a falta de participación, entendimiento y comprensión acerca de temas
presentes en la vida comunitaria, así como en el escenario socio-político.
Sentarse a la mesa
y exigir que no se hable de política es muy de los tiempos de cuando imperaba
la hegemonía priísta, que con el tiempo se convirtió en el PRIAN.
Por tanto, esta
primera Nornilandia de 2024, los convoco a hablar y hacer política, en tanto será
un año con efervescencia electoral en nuestro país, pues el domingo 2 de junio
tenemos elecciones ¡una de las más grandes de la historia! Acudiremos a festejar
la democracia para votar desde la Presidencia de la República, gubernaturas y
presidencias municipales; sin olvidar la renovación de los Congresos locales,
así como el Congreso de la Unión en ambas Cámaras, la de Senadores y la de
Diputados.
Oportunidad que
tenemos para ejercer nuestro derecho constitucional de votar, asociado al
privilegio de refrendar nuestro apoyo para dar continuidad al proceso de
transformación iniciado el 1 de diciembre de 2018 por el Presidente Andrés
Manuel López Obrador. De esta manera, #SeguiremosHaciendoHistoria.
Ya lo decía
Aristóteles, somos zoon politikón,
esto es, seres políticos por naturaleza; individuos cívicos capaces de
relacionarse políticamente, lo que conlleva a la edificación de una sociedad, y
a partir de ahí a instaurar el bienestar colectivo; de no ser así estaríamos en
una oscura cueva, alejados de la civilización. No crearíamos comunidad, ni sería
posible progresar.
No obstante, los
entusiastas del conservadurismo y de los privilegios, aglutinados en un amasijo
de membretes para disque mostrar fuerza, y que son integrantes de la oposición
moralmente derrotada, a través del tiempo han apostado al abstencionismo, a
convocar a anular el voto si no les es ventajoso; a despreciar al pueblo y
únicamente utilizarlo durante el proceso electoral; luego de eso, desecharlo, callarlo,
esconderlo y ni siquiera mencionarlo.
Hoy el pueblo está
empoderado y politizado, y aunque falta camino por recorrer se han sentado las
bases a partir de la revolución de las conciencias. Contexto que ha conducido a
que la brecha del fenómeno de desafección socio-política sea menor; y, por
ende, se participe más en los asuntos públicos.
López Obrador en
su libro “Un Proyecto Alternativo de Nación: hacia un cambio verdadero”
publicado por Grijalbo en 2004, ya convocaba a un nuevo pacto social el cual
“debe fijarse como propósito básico la superación de la pobreza que, junto con
la incierta impartición de justicia, la corrupción y la inseguridad, se
perciben como los más graves problemas nacionales” y continúa diciendo “hay que
convocar al pueblo para que apoye un nuevo pacto social, donde tengan un lugar
todos los mexicanos. Este nuevo pacto no podría funcionar sin la participación
auténtica de la gente, desde la base de la sociedad” (2024: 159) Como puede constatarse,
Andrés Manuel ha sido consecuente y congruente durante toda su vida pública, al
involucrar al pueblo en política; politizándolo y otorgándole el poder que le
corresponde. Instando al pueblo a ir más allá de simplemente hablar de
política; lo ha llevado a convertirse en el protagonista de la transformación.
Actualmente, con
la Cuarta Transformación de la vida pública, y gracias al liderazgo del
Presidente Andrés Manuel se ha resignificado el término política y el poder que
este ejercicio conlleva, al apuntar que “el poder solo tiene sentido y se
convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás”
Así que sí, después
de la larga noche neoliberal, es un acto de justicia social sentarnos a la mesa
para hablar de política y actuar en consecuencia.
¡Súmense!
¡Hasta la próxima
Nornilandia!