Dra. Bárbara Leonor
Cabrera Pantoja | Entre letras, con mi café y a un
tweet de distancia me encuentran como @_BarbaraCabrera
“Donde se queman libros, al final también se acaba quemando
gente”
Heinrich Heine
“¡Huele muy mal!
¡Huele muy mal!, corearon mientras las llamas consumían los textos federales,
que presentan los órganos reproductores de la mujer y del varón, además de
información sobre equidad de género, el uso del condón y otros anticonceptivos”
“México está en
peligro por un virus que parecía erradicado: el virus comunista. Su
resurgimiento está en la educación comunista que la Secretaría de Educación
Pública busca imponer a las niñas y niños de México”
“A todos los
padres de familia del país, los exhortamos a que desechen los libros de texto
que den a sus hijos o al menos les quiten las hojas que ustedes consideren que
no son convenientes para la educación de sus niños”
¿De
qué siglo estamos hablando? ¿De la oscurantista Edad Media? ¿La Inquisición
acaso?
No,
esas temerarias declaraciones corresponden al siglo XXI. La primera data de 2009,
cuando en Guanajuato personas afiliadas a la Asociación Estatal de Padres de
Familia, así como a las organizaciones “Suma tu Voz” y “Coalición Ciudadana por
la Familia y la Vida”, estructuras afines al Partido Acción Nacional (PAN) se
manifestaron con pancartas ante la presidencia municipal y optaron por quemar
libros.
Mientras
que la segunda declaración corresponde a Javier Alatorre, presentador de
noticias de TV Azteca, a quien tal vez recuerden de “noticias” como el
chupacabras, personaje inventado durante el sexenio de Carlos Salinas de
Gortari para causar pánico entre la población; pues resulta que, a principios
de agosto, el señor Alatorre en su noticiero “Hechos Noche” erigido en defensor
de las “buenas causas, la educación y la moral” quien por sus expresiones
evidencia no haber leído, ni mucho menos analizado los libros de texto de la
Nueva Escuela Mexicana, arengo lo que dictan los cánones de los viejos manuales
del conservadurismo más rancio: ¡el comunismo está entre nosotros!, (y seguramente llegó bailando el cha cha chá
risas grabadas)
En
tanto la tercera declaración, se atribuye a otro de los impresentables
integrantes de la oposición moralmente derrotada: Marko Cortés, presidente
nacional del PAN, quien está contagiado del síndrome Grouchomarxista, por aquello de que, si no nos gustan sus
principios, tiene otros.
Al respecto, vale
la pena repasar algunos pasajes de la historia. Acompáñenme en este andar.
El 30 de enero de
1933, Adolfo Hitler ascendió al poder, dando inicio a lo que se conoce como el
Tercer Reich. Meses más tarde –específicamente el 10 de mayo de ese mismo año-
en las plazas de diversas Universidades los nazis quemarían miles de libros de
autores de la talla de Karl Marx, Sigmund Freud, Erich Maria Remarque, von
Ossietzky y Kurt Tucholsky. Con estas y otras acciones, el partido nazi
pretendía controlar todos los ámbitos de la vida, se consideraba que la
cultura, así como el conocimiento constituían un obstáculo para alcanzar tan
ominoso objetivo.
Así llegamos al
México de los años sesenta; cuando Adolfo López Mateos era Presidente; y Jaime
Torres Bodet, Secretario de Educación. Este último impulsor de los libros de
texto gratuitos, quien tuvo que librar una ardua batalla para ello. En tal
sentido es importante aludir a sus “Memorias. Tierra prometida” (1962) donde
entre otras cuestiones alude un capítulo, el XVI, a los libros de texto
gratuitos, donde dejó anotado lo siguiente y cito textual:
“Lo que es una vergüenza
para México –contestó el Presidente- es que las fuerzas obscuras, que no dan la
cara, se valgan de niños para decir un pensamiento que no tienen el valor de
expresar. Y esas mismas gentes irresponsables quieren, además, engañar al
pueblo. Hablan de un texto único, como si ese texto pretendiera deformar la
conciencia nacional. Pero ocultan que es un texto gratuito, para que llegue a
los hijos de todos los mexicanos, y que es el único texto gratuito”
Y agrega en su
escrito Torres Bodet, “¿En cuál de todas sus páginas hay alguna orientación que
se aparte de los principios y de los ideales de nuestra democracia? Son obras
escritas dentro de una voluntad positiva de unión patriótica, sin pasiones y
sin rencores” (Consúltese el texto completo en el siguiente enlace https://bit.ly/3QlEXsH)
Lo cierto es, en
México ni vivimos en una dictadura, ni nos convertiremos en Venezuela; y mucho
menos existe un retroceso en materia educativa. Vivimos una época de
transformación donde la cultura y la educación tienen un papel protagónico para
alcanzar el bienestar social.
¡Cómo olvidar
cuando el virus neoliberal tan dañino para México, América Latina y el mundo
estaba enquistado en el modelo educativo!
Los conservadores
de hoy –que parecen tele transportados del medioevo- a través de sus múltiples membretes,
como la Unión Nacional de Padres de Familia; se han amparado para que no se
impriman y no se distribuyan los libros de texto gratuitos. Y como el lawfare
es la herramienta más efectiva que la ruidosa y minoritaria oposición
moralmente derrotada ha descubierto, no dudan en hacerla valer. Mostremos
nuestro apoyo y hagámosle saber que somos mucho pueblo. ¡Se les acabo el
negocio! ¡Se les agotan los chantajes!
Vayamos juntos por
una Nueva Escuela Mexicana, donde se genere el pensamiento crítico, ese al que
tanto temen los conservadores. Por eso están aterrorizados, porque un pueblo
que piensa es menos manipulado.
Y como la
información es la mejor herramienta para emitir una opinión informada, los
invito a conocer los contenidos de los nuevos libros de texto gratuitos. Aquí
les dejo el enlace
Además, lo convoco
a estar atentos a las conferencias de prensa vespertinas a desarrollarse a
partir del 8 de agosto de 2023, donde la Maestra Leticia Ramírez Amaya, Secretaria
de Educación Federal –acompañada de especialistas en la materia- a través de un
diálogo circular con los medios de comunicación, resolverá muchas de las dudas
que se tengan acerca de dichos textos, así como de los planes y programas de
estudio de la Nueva Escuela Mexicana.
No se pierda de
vista ¡Leer nos hará libres!
Es
todo por hoy.
¡Hasta
la próxima Nornilandia!