30 may 2018

VENDO MI VOTO


“No permitamos que el voto se convierta en una moneda de cambio que se entregue al mejor postor o a la menor provocación…”
Dra. Bárbara Cabrera

Tuiteando se llega a Roma… o contribuye a encontramos notas relevantes como aquella que detonó esta Nornilandia: #EstoSíPasó: usuarios ofrecen su voto en Internet por tres mil pesitos, nos dice la cuenta @VerificadoMx
Y es que Twitter es fiel reflejo de la plaza pública, no existe ninguna otra red social que represente en tiempo real y haga viral los acontecimientos. Los periódicos del día siguiente, en ocasiones se construyen con tweets o no tratan determinados temas o se imprimen para dejar testimonio de aquello que ya se supo.
Por ejemplo, se da a conocer en la Twittósfera que en Mercado Libre, reconocido portal de ventas por Internet, se ofrecen votos por una módica cantidad, que van de los tres mil a los 10 mil pesos. En Facebook y Twitter, algunos usuarios también anuncian la venta de su voto y piden a los interesados contactarlos vía inbox o por mensaje directo.
♪♫ Se compran votos, voluntades, bots, trolls, acarreados a mítines o algo de cascajo electoral que venda ♪♫
A continuación, los ejemplos:
“Mi voto tiene un precio de 10 mil o un Xbox One con dos controles nuevos, estoy dispuesto a cooperar vendiéndolo solo por lo que pido”
“Hola, en esta ocasión vendo mi voto a cualquier partido que pague la cantidad que pido ya sea PRI, PAN o cualquier otro partido que le interese mi voto, tengo 23 años, soy de Guerrero pero mi voto es válido en cualquier parte del país, soy capaz de enviar alguna copia de mi credencial si así lo requieren”
Lo he dicho de manera recurrente, en público y en privado, en este país vivimos (padecemos) los estragos de una rudimentaria democracia, a pesar de que nos pretendan hacer creer -a través de discursos grandilocuentes-, que estamos ante una democracia consolidada. ¡Nada más lejano a la realidad!
Los partidos políticos de siempre, se han distanciado de su naturaleza. Hoy, esos partidos (anquilosados, cooptados, corruptos, desgastados) están haciendo cosas de partidos. Mientras tanto, las nacientes candidaturas independientes, ya sufren su primera crisis: ¡demos gracias a Margarita Zavala y al autodenominado Bronco!
¿A qué se debe dicha situación? aunque es multifactorial, les diré que un factor determinante es la entrega de los asuntos públicos en unas cuantas manos. Con ello no me quiero referir a que tengamos que erigirnos en una especie de Ágora romana, donde todos decidamos todo. Sino a que tenemos, debemos y urge construir una ciudadanía que haga suyas aquellas formas de participación contemporáneas, que van desde las enumeradas en las leyes, comenzando por votar; hasta aquellas proporcionadas por las TIC: redes sociales, solicitudes de acceso a la información, seguimiento a las agendas y políticas públicas, peticiones en línea, entre otros. Y a partir de ahí, actuar en consecuencia ¡ya basta de una sociedad pasmada, de la cual se están aprovechando los enquistados en el poder! Vamos sumando, pero nos falta mucho más.
Y justo en ese manejo de las tecnologías, y ante este complejo proceso electoral, están esos que creen que su voto no vale nada y por eso, lo venden al mejor postor. ♪♫ Llévelo llévelo, bara bara ♪♫
Al respecto, ¿qué dice la Ley General en materia de delitos electorales? el artículo 7, advierte que se impondrán de 50 a 100 días de multa y prisión de seis meses a tres años, a quien –así lo señala la primera parte de la fracción VII–: “solicite votos por paga, promesa de dinero u otra contraprestación”
Ahora bien, más allá de amagar con sanciones a quienes llevan a cabo esta actividad, es ineludible combatir el problema de raíz: la falta de credibilidad hacia todo aquello que huela a política, incrementando el fenómeno de desafección socio-política.
Los convoco a no vender su voto, nuevo o usado. Sea así por los que votarán por primera vez, o trátese de aquellos que ya lo han hecho en otros procesos electorales.
¡Vota libre! ¡No vendas tu dignidad, porque ésta no tiene clase social! No hipoteques el futuro del país y el de las próximas generaciones.
Es todo por hoy.
¡Hasta la próxima Nornilandia!