@BarbaraCabrera
“Democracia: es una
superstición muy difundida, un abuso de la estadística”
Jorge Luis Borges
Imagen de http://agcnoticias.com/ |
¿Por
qué no debatir? es la última de las preguntas que Alfonso Cuarón lanzó al señor
Peña.
¿Por
qué no debatir? es primera y principal pregunta que los ciudadanos interesados
en los asuntos públicos debemos hacer a quien está situado en la palestra
pública y asume la responsabilidad de gobernar, de expedir leyes, de impartir
justicia.
Para
dejar una perspectiva clara, les diré que debatir en palabras claras constituye
el intercambio de ideas en la que intervienen dos o más personas que opinan
(argumentan) acerca de tópicos que se consideren controvertidos, con miras a
defender sus intereses y puntos de vista.
¿Por
qué no debatir? un cuestionamiento directo que dividió, una vez más, al país.
Al ruedo salieron los defensores y aplaudidores que en defensa de EPN señalaron
“no le corresponde a Peña”; “los responsables son los legisladores”; “el
Congreso es el que debe responder”; “EPN no dispone de los tiempos de la
televisión”; hasta las más absurdas como la de Gustavo Madero, quien suspira
por repetir como Presidente del PAN, que pide “no cuestionar la democracia”. En
otro escenario, están quienes no dudaron en colgarse del ejercicio ciudadano de
Cuarón, advirtiendo que no descartan invitarlo para una candidatura, así lo
expresó desafortunadamente Chucho Zambrano.
Pero,
¿qué respondió el señor Peña Nieto sobre esta invitación a llevar a cabo “al
menos tres debates en televisión abierta, en horario prime y cobertura amplia,
sobre la reforma energética y petrolera en los que se incluyan puntos de vista
a favor y en contra”? Sin llamar al cineasta por su nombre, EPN dijo que su
gobierno está comprometido “con el diálogo, el entendimiento y el acuerdo”
entre actores y fuerzas políticas “para transformar a México desde sus
instituciones democráticas”
¿Y
los ciudadanos? Parece, por lo que se infiere de la ambigua respuesta del
ocupante de Los Pinos, que no estamos contemplados; debemos aguantar y
resignarnos a las decisiones de quienes están sentados en una curul. Y eso lo
refuerza Luis Videgaray, uno de los hombres fuertes de Peña que respondió a
pregunta expresa de los medios de comunicación: “se presentarán datos objetivos
que permitan a la ciudadanía tener una opinión informada y enriquecer el
debate. El debate está en el Congreso de la Unión”
Es
cierto, vivimos en una democracia (incipiente al fin y al cabo), donde acudimos
cada tres y seis años a emitir un sufragio que permita elegir a nuestros
gobernantes y representantes (nótese como omito intencionalmente el
calificativo de populares). No obstante, no todo comienza, ni debe terminar
ahí. La ciudadanía contamos y debemos contar con instrumentos y mecanismos de
participación ciudadana que hagan posible seamos escuchados sin ser censurados.
Por ejemplo, poseemos las solicitudes de acceso a la información (que muy poco
utilizamos); el referéndum y el plebiscito (figuras escasamente referidas y
mucho menos recurridas); las redes sociales como un mecanismo aún libre para
manifestarnos y organizarnos; pero faltan algunos otros, como la revocación de
mandato, imaginen tener el poder de despedir a aquellos gobernantes y
representantes que no dan resultados y obedecen otros intereses que no
necesariamente son ciudadanos, ni están acordes a la realidad y problemáticas
imperantes.
La
respuesta a ¿Por qué no debatir?, estimado Alfonso Cuarón es muy simple: no se
debate por qué los argumentos no resultan del todo sólidos y agreguemos que el
gobierno tiene miedo (http://bit.ly/1g6Um3k)
Democracia,
en la actualidad es un término abusado, prostituido; utilizado a la menor
provocación y para casi todo. Un término caduco en la época que nos está
tocando vivir, un tiempo de pobreza democrática.
Por
hoy es todo.
¡Hasta
la próxima Nornilandia!