“No es
que los políticos sean malos, ni mal intencionados; lo que ocurre es que
algunos tienen la moral distraída”
@BarbaraCabrera
En esta ocasión el tema de moda es: la recaptura del chapo. La
cual ha sido oportuna para que las autoridades (voluntaria o involuntariamente)
logren distraer la atención de grandes pendientes nacionales: las reformas
estructurales que provocan malestar ciudadano y que están en la etapa de las
letras chiquitas, por aquello de las leyes secundarias; la simulación del deteriorado
Sistema Educativo, que por más reformado no se ve un cambio efectivo; el
ineficiente combate a la pobreza, y la lamentable política pública “cruzada
contra el hambre” que dista de ser realista y eficiente; el incremento al
precio de la gasolina, que poco le falta por llegar en la estratósfera; y
tantos más que de enumerarlos no terminaría.
En estos días, aquél personaje se ha convertido en el mito
genial del gobierno federal, erigido (aunque lo nieguen) en el trofeo peñanietista.
Mismo personaje que causo dolor de sexenio a Vicente Fox y Felipe Calderón, que
hoy se vanaglorian de que Joaquín Guzmán Loera esté recapturado y tras las
rejas. El primero llamando zonzos a quien cree que él lo dejo escapar hace 13
años; el segundo, tropezando en Twitter para ser el primero en felicitar al
gobierno federal y sus dependencias por su captura, pero equivocándose de
institución.
No obstante, para un país como el nuestro y en las
condiciones que se encuentra, la del chapo es una parte pequeñísima de lo que
se requiere para librar la guerra contra el narco, el crimen organizado y
cuanto delito se sume. Lejos, muy lejos estamos todavía para recobrar lo que
hemos perdido.
Cae un capo y otro asume la estafeta, ya se habla del Mini
Lic como sucesor de Joaquín Guzmán. En la lista de la Procuraduría General de
la República (PGR), entre los “peces gordos” del narcotráfico que continúan
prófugos están: Ismael “El Mayo” Zambada García; Juan José Esparragoza Moreno,
“El Azul”; Vicente Carrillo Fuentes, “El Viceroy”; Juan Pablo Ledezma; Héctor
Beltrán Leyva; Fernando Sánchez Arellano; Servando Gómez Martínez, “La Tuta”;
Ignacio Rentería Andrade; Enrique “El Kike” Plancarte Solís; Maxiley Barahona,
“El 19”; y, Sergio Ricardo Basurto Peña, “El Grande”.
Actualmente, además del Cártel de Sinaloa, liderado por el
chapo, coexisten, según datos de la PGR, 8 grandes organizaciones delictivas:
Los Zetas, el Cártel del Pacífico, los Arellano Félix, la Familia Michoacana,
Los Caballeros Temparios, el Nuevo Cártel de Juárez, el Cártel de la Barbie y
los Beltrán Leyva; que a su vez controlan decenas de grupos, células y
pandillas. (Vean en el siguiente
link información complementaria http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2013/06/02/los-89-carteles-arrasan-mexico/)
Y aunque ha trascendido que la PGR ya negocia con el chapo
para que, bajo el esquema de testigo protegido, proporcione nombres y apellidos
de aquellos con los que tuvo tratos, buscando revele nombres de funcionarios y
empresarios relacionados con su cártel. Por supuesto, sabemos que de ser cierto
será para evitar que el capo sea extraditado. No descartemos que en ese listado
solo serán apuntados aquellos que convenga al gobierno en turno; no obstante,
ha saltado Miguel Ángel Osorio Chong, quien ostenta la Secretaria de
Gobernación para negarlo todo. Ya veremos que ocurre, porque el teléfono
descompuesto y la información contradictoria parece ser un común denominador,
en este y otros asuntos.
Por otro lado y no muy separado de sumar adeptos al trofeo
sexenal, están los políticos implicados en delitos que dañan y aderezan el
estatus de #MéxicoLindoyHerido. Unos ya están la cárcel gozando de trato VIP (Elba
Esther Gordillo y Andrés Granier) y otros muchos, impunes (Humberto Moreira,
Mario Marín, Fidel Herrera, Genaro García Luna, Romero Deschamps, Gómez
Urrutia; solo por mencionar unos ejemplos, la lista es inmensa); derivado de la complicidad, complacencia y
protección de sus benefactores sexenales. Los delitos son variados y
esencialmente su naturaleza radica en el desfalco a las arcas públicas.
¿Cuál de las dos organizaciones es más peligrosa para el
país? Una es claramente ilegal, la otra se escuda en la ley para ejercer un
poder desmedido. Lo dejo a la reflexión.
Nos leemos la próxima Nornilandia.