@BarbaraCabrera
“La corrupción es un
mal inherente a todo gobierno que no está controlado por la opinión pública”
Ludwig
von Mises
10
letras, una palabra que envuelve en sí misma diversas aristas cada cual con sus
complejidades; esa es la corrupción. Término que puede entenderse como un abuso
de poder o mala conducta; así tenemos corrupción policial, empresarial,
tributaria, ciudadana y la política.
A
cada paso podemos toparnos con ejemplos de su coexistencia; ha permeado hasta
tal punto que se crean y recrean organismos para medirla; instituciones para
combatirla, presupuestos destinados a erradicarla y leyes creadas ex profeso para su eliminación.
Buenas
intenciones escuchamos a diario: firma de un Pacto por México; reformas
estructurales, incluida la nueva estructura del Gobierno Federal, que dicen
hará más eficiente el servicio público; planes de austeridad en todos los
niveles de Gobierno; iniciativas para modificar el sistema educativo hoy en día
cooptado por Elba Esther Gordillo; atestiguamos la promesa de recortar el 5% de
los sueldos de mandos medios y altos del Gobierno federal, como si fuera la
varita mágica para eliminar el evidente despilfarro de los dineros públicos
recaudados vía impuestos.
No
obstante, cuando aterrizamos en la realidad vemos como esos siguen siendo meros
elementos discursivos y grandilocuentes, repetidos por los políticos como si
fuera un mantra.
Poseemos
un México de los contrastes, México dividido, México interesado en mejorar su
situación, México manifiesto, México impune, México corrupto, México
esperanzador.
Nos
percatamos que tenemos ex presidentes que al finalizar su mandato salen del
país -excepción a la regla es Fox, quien sigue viviendo en su país maravilloso-.
Percibimos un nuevo habitante de Los Pinos que asegura que la base para
transformar al país es la educación, cuando no puede citar 3 libros. Nos
topamos con que al preciso en turno lo rodea una idolatría exacerbada,
imposibilitándole ver la realidad de un México herido. Sabemos que aquellos que
osemos disentir de la magnificencia de las propuestas, acciones y omisiones gubernamentales
podemos ser perseguidos; aún así seguiremos manifestándonos para lograr que ese
binomio indisoluble gobierno-ciudadanía se conforme y consolide. Estamos al
tanto que vivimos en un país que ocupa el lugar 105 en corrupción, según los
estándares de Transparencia Internacional.
Y
aún así, habrá políticos y alguno que otro ciudadano osado que al preguntarles
sobre esta palabreja se atrevan a contestar ¿corrupción? ¡No conozco ese pokémon!
Es
todo por hoy.
¡Nos
leemos la próxima Nornilandia!