5 sept 2012

“Y DESPUÉS DEL HUESO ¿QUÉ?”


“Para que no se pueda abusar del poder, es preciso que el poder detenga al poder”
Montesquieu

Consummatum est, el TRIFE no pudo ver más allá de lo evidente. Se ha dado la declaratoria de Presidente de la República; el besamanos, los aplaudidores; el ceremonial y el protocolo se dieron. Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, generoso y solícito en su último (des)informe de gobierno ha colmado de halagos al que algunos consideran “el próximo preciso”; así es, Enrique Peña Nieto -hijo putativo de Arturo Montiel y dicen los que saben de Carlos Salinas de Gortari- se mudará el próximo 1 de diciembre a Los Pinos con todo y familia extendida.
México, país acostumbrado a dejar hacer, dejar pasar quiere dar pasos más rápidos hacia nuevas maneras e inclusive instituciones; las cuales persisten anquilosadas, desgastadas. Con una Constitución Política de los Estados Unidos mexicanos que data de 1917 y que ha sufrido 203 reformas; algunas de ellas para intentar adecuarse a la nueva sociedad; otras tantas por requerimientos y presiones internacionales; se ha convertido en un híbrido de complejidades, aunado a ser como lo he manifestado en una mera declaración de amor constitucional. Es un hecho, vivimos en un proceso de mundialización donde no podemos -al mero estilo de los políticos de la vieja guardia- fingir que no vemos, no oímos y no hablamos.
Hoy más que nunca es oportuno estar ahí, siendo ciudadanos en toda la extensión de la palabra y no simples espectadores de una película surrealista, donde al final terminamos por actuar y simular, convirtiéndonos -sin saberlo- en validadores por omisión de un sistema que subsiste con respiración artificial, derivado de componendas entre grupos bien identificados situados en la palestra pública.
¡El poder de la ciudadanía es un ingrediente necesario para sacar adelante este país!
Los huesos (en México esta expresión se refiere al puesto político) han sido repartidos. No solo  a la diluida imagen presidencial; sino los correspondientes a las dos Cámaras que conforman el Congreso de la Unión –léase Diputados y Senadores- quienes suman 628 personajes con diversas tonalidades y propósitos, mismos que hecho manifiesta su intención de ser verdaderos representantes; veremos si se hace realidad; en virtud de que algunos ya postrados ante el hueso se dejan seducir y hasta se ensordecen.
No obstante, la última palabra no termina con la crónica de un hueso entregado; a partir de asumir los cargos que les han sido conferidos, aquellos que lo obtuvieron serán vigilados por ciudadanos proactivos, participativos con altura de miras interesados en empujar hacia adelante el país.
En este sentido, con una nueva manera de ver y ejercer el poder, logremos que la entrega de un hueso no sea más producto de la mercadotecnia política, ni derivado de la transmisión entre integrantes de un grupo político determinado. ¿Cómo se comienza? La respuesta es sencillamente compleja: siendo ciudadanos, lo que implica ejercer nuestros derechos, cumplir con nuestras obligaciones con disposición de participar en comunidad; pero sobre todo con una actitud crítica sin darse por vencido ante los obstáculos que la cotidianeidad política suministra.

¡Es cuanto en esta Nornilandia!

Hasta la próxima, mientras tanto tenemos un encuentro en la Twittósfera