@BarbaraCabrera
“En la política el arrepentimiento
no existe. Uno se equivoca o acierta, pero no cabe el arrepentimiento”
Santiago Carillo
Tocará a los
nuevos legisladores -léase Diputados y Senadores que entran en funciones el 1
de septiembre- recibir el último informe de actividades del sexenio que está
próximo a concluir, el cual podemos adjetivar de diversas maneras; para algunos
fallido, con todo lo que ello implica; para otros –considerados como los
aplaudidores del Calderonato- es el mejor sexenio de todos los tiempos; habrá
quienes ni enterados están de lo que ocurrirá, por estar muy cómodos en su
pequeño mundo aderezado de status quo.
Lo cierto es, serán
628 los personajes que en representación de la Nación conocerán de primera mano
el contenido de lo que Felipe de Jesús Calderón Hinojosa presentará como
resultados de gobierno. Veremos que tan cercano a la realidad del país se
encuentra y si a partir de éste es preciso tomar decisiones. Es un hecho, el
tiempo no regresa, de nada sirven los arrepentimientos. Lo que es preciso es
actuar en consecuencia para sacar este país hacia adelante.
Por fortuna
atrás ha quedado aquél “día del Presidente” donde el besamanos y aplausos al
por mayor, era lo que imperaba una vez que el presidente en turno leía un
número considerable de cuartillas preparadas por su cuerpo de asesores, páginas
colmadas de palabras grandilocuentes y -en su mayoría- haciendo alusión a magnánimos
logros gubernamentales.
Por el bien de
este país, esperemos no regresar a esos tiempos, ya que lo único que
demostraban era la incultura de un pueblo acostumbrado a rendir pleitesía al paters gobierno; dicho en otras
palabras, la figura presidencial era vislumbrada como un ente omnipotente y
omnipresente; y el informe presidencial era un mero acto protocolario, de
lucimiento personal.
Como todo en
esta vida, los eventos suscitados poseen algo bueno, malo y feo; veamos a
continuación:
Lo
bueno: Los tiempos han cambiado, la ciudadanía va
exigiendo cada vez más a sus gobernantes. Tenemos mayor y mejor información.
Lo
malo:
No todos los políticos situados en el aquí y ahora de la palestra pública están
en concordancia con las exigencias sociales; algunos más prefieren omitir y no
rendir cuentas.
Lo
feo:
Ha sido y sigue siendo motivo de debate, el anquilosado formato de informe
presidencial; no se ha podido transitar hacia maneras más efectivas para ser verdaderamente
una herramienta de rendición de cuentas.
¿Qué esperamos
la ciudadanía el 1 de septiembre en el marco del informe de actividades del
gobierno federal? ¿Estarán nuestros representantes a la altura para en la glosa
del informe pedir a nuestro nombre una adecuada rendición de cuentas?
Por hoy es todo
en Columna Nornilandia.
Continuemos el
intercambio de ideas en Twitter, me encuentran como @BarbaraCabrera