@_BarbaraCabrera
“Entonces
veo otra vez la calle, el polvo luminoso, blanco y abrasador, que cubre las
casas y que le ha dado al pueblo un lamentable aspecto de mueble arruinado. Es
como si Dios hubiera declarado innecesario a Macondo y lo hubiera echado al
rincón donde están los pueblos que han dejado de prestar servicio a la
creación”
Gabriel
García Márquez en “La hojarasca” (1955)
A través de sus letras y experiencias
de vida, Gabriel García Márquez fue dando forma y delineando la presencia de un
pueblo ficticio llamado Macondo. Y lo hizo a través de diversas obras: “La
hojarasca” (1955), “Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo” (1955), “El
coronel no tiene quien le escriba” (1961), “Los funerales de
Macondo –desde mi perspectiva- tiene
un guiño de neoliberalismo, tal como se puede apreciar en ciertas descripciones
llevadas a cabo por su autor; por tanto, valga señalar la similitud con dicho
sistema; por ejemplo, ese letrero de la peluquería donde se advierte que
discutir de política está vedado, tal como es del agrado de políticos
neoliberales a quienes les gusta ver a los ciudadanos callados, porque están
como ausentes; pues así ellos pueden dedicarse a servirse del poder para enriquecerse
y lograr saciar sus intereses, sin importar el bienestar colectivo.
Por fortuna, en estos tiempos
estelares e interesantes que nos está tocando vivir; los ciudadanos –ejerciendo responsable y
proactivamente el poder conferido por esa calidad- simbólicamente estamos
diciendo ¡adiós a Macondo!
¡Adiós a que nuestros pueblos
latinoamericanos continúen siendo tratados por parte de los políticos
neoliberales como un mueble arruinado!
En este sentido, gracias al poder
ciudadano y debido a los proyectos de Nación que cada cual ofrece, líderes de
izquierda están posicionándose para alcanzar objetivos en común: erradicar la
corrupción, eliminar los altos índices de desigualdad y pobreza; hacer del
derecho a la salud y la educación, derechos universales; en suma, gobernar con
y para el pueblo, obteniendo el bienestar colectivo y la felicidad.
Con las convicciones bien puestas y
las acciones dispuestas decimos ¡adiós a los abusos de un régimen que se
enquistó por décadas, cuyo único logro fue unir a los ciudadanos pero en su
contra! Por ello, se está pugnando por desterrar a la nociva derecha, esa que
aglutina las ideas conservadoras; que apapacha los ideales neoliberales y
abraza el desprecio por el pueblo: que es quien debe tener el bastón de mando,
ya que como atinadamente lo afirma el presidente Andrés Manuel López Obrador:
el pueblo pone y el pueblo quita, asociado a que con el pueblo todo, sin el
pueblo nada.
Ejemplo de ello es como, en años recientes,
América Latina está dando un giro hacia la izquierda, tal es el caso que tiene
a presidentes como Carlos Alvarado, en Costa Rica; Alberto Fernández en
Argentina; Luis Arce, en Bolivia; Pedro Castillo, en Perú; y están por tomar
posesión, Xiomara Castro, en Honduras; y Gabriel Boric, en Chile.
Y de entre todos destaca el caso
mexicano, ya que en
¡Como hemos cambiado! La ciudadanía
que hemos construido está rindiendo frutos. Para muestra un botón que dice: ¡adiós
al salvaje, vulgar, corrupto, avorazado, ramplón y decadente
régimen neoliberal!
Es todo por hoy.
¡Hasta la próxima Nornilandia!