@BarbaraCabrera
“Es evidente que existe la verdad. Porque el que niega que existe la verdad, conoce que la verdad existe. Si, pues, no existe la verdad, es verdad que la verdad no existe”
Tomás de Aquino
Eventos mediáticos se suscitan en esta época -léase la electoral- y no voy a dedicar esta Nornilandia a la osadía de Gabriel Quadri de la Torre de cambiar su carro blindado proporcionado por el Estado Mayor Presidencial por una combi, intentando con esto tal vez acercarse a la gente de la cual se ha mantenido alejando desde el inicio de su campaña. Para muestra recuérdese que arrancó la contienda buceando ¿sería que encontró a nemo? ¿O vivirá en una piña debajo del mar? Y un evento más, donde el candidato del PANAL les dijo a los pobladores de una colonia paupérrima del DF que son la clase media emergente a la par que se aplicaba bloqueador solar.
Vayamos ahora al tema central de esta Columna y se trata nada más y nada menos que del debate convocado por el PRI, aceptado por el PAN siempre y cuando fuera banquetero, mismo que comenzó dividido en dos, auspiciado por supuesto por los Presidentes Nacionales de ambos partidos políticos con motivo de los 608 compromisos firmados ante notario público cuando EPN era candidato al gobierno mexiquense. Cada partido se instaló en vía pública con su verdad; que más se antojan a peroratas de políticos del pasado y demagogos; así es mis lectores, me refiero a la multicitada “mesa de la verdad”
Javier Solórzano, periodista de gran trayectoria y reconocimiento en México, fue invitado como moderador y llego a decir en algún momento que poco se puede debatir ya que están muy pasionales.
Después de que cada presidente de partido, colocados en la vía pública, junto con los seis elegidos para debatir en la mesa de referencia manifestaran su sentir en pleno uso de su libertad de expresión; se reunieron por 40 minutos en un solo sitio (por supuesto al aire libre) para comenzar lo que desde mi particular óptica tiene tintes de circo mediático y electorero. La mesa de la verdad fue levantada de manera abrupta por los priístas quienes regresaron a que ellos enumeran como el compromiso 127, señalando que fueron agredidos y según ellos mostrando “altura de miras”. Es un hecho, tal como inician, terminan. ¿Necesito decir más?
Mientras un bando dice que si se cumplió y los otros piden revisar “obra por obra”, lo cierto es que para reflexionar planteo las siguientes interrogantes: ¿Mesa de la verdad? ¿Conocen los políticos este término? ¿Estamos preparados como ciudadanos para escucharla? ¿Es acaso la manera adecuada para proporcionar información a la ciudadanía? ¿Que tanto ayuda a los electores esta situación? ¿Existe alguna otra manera de acercar a la gente las distintas ofertas electorales?
Por hoy, es todo.
¡Nos leemos la próxima Nornilandia!