21 feb 2012

“INDIGNADOS”

@BarbaraCabrera

“¿Recuerdas cuando el gobierno trabajaba para la gente? Yo tampoco”
Cartel que trae un integrante del movimiento Ocupa, en Siracusa, estado de NY,
durante la gira que realiza OWS por el noroeste de Estados Unidos.

Decidí que ésta frase enmarcaría de manera adecuada la Nornilandia de hoy, al ser una muestra representativa del hartazgo que esta dando la vuelta al orbe, baste para muestra lo siguiente: marchan un millón en España contra la reforma laboral; nueva manifestación en Atenas contra el segundo rescate de la troika; la policía golpea a estudiantes en Valencia; las protestas de indignados en México abarcan diversos rubros: el hacendario, educativo, temas del campo; las tasas de desempleo son muy elevadas y afectan a millones de personas. Así podría continuar enumerando sucesos que han desatado ese fenómeno de indignación mundial.
Es evidente, dichas situaciones reflejan que algo no esta marchando como debiera. En algunos casos podemos decir que se trata de errores del Gobierno en turno; otros más estamos convencidos de las fallas de la ciudadanía que -por lo menos en una democracia, por más incipiente que sea - es la que lleva al poder a los candidatos que nos ofrecen los distintos partidos políticos.
Justamente, observando mi entorno y participando de manera activa para provocar un cambio, me he dado cuenta de las inercias en que gran parte de la ciudadanía se mueve; pareciera que viven en un mundo comodón y paralelo. Del otro lado, estamos los que sí estamos atentos de los acontecimientos y actuamos en consecuencia, sabiendo que no cambiaremos el mundo, ni siquiera el país que habitamos; pero estamos concientes que influimos en nuestro entorno.
Un ejemplo claro para explicar ese valemadrismo de algunos y activismo de otros, lo tenemos en el voto; esas cuatro palabras que constituyen una prerrogativa y obligación sin sanción regulada; una acción que dura unos segundos -una vez que estamos frente a la boleta electoral- puede modificar aquello que en estos momentos consideramos no está bien del gobierno. Imaginen lo contrario a lo que algunos pseudocomunicadores promueven: ir en masa este 01 de julio a emitir nuestro sufragio, hacerlo convencidos de la opción política de nuestra preferencia. Entonces ya no dejaríamos en manos de unos cuantos la decisión de quien tomará las riendas de este México lindo aún herido.
Quiero ser enfática en señalar lo siguiente: aquellos que no acuden a votar –por lo menos en un sistema como el mexicano- están validando a aquel o aquellos que ocupan los primeros sitios. El voto nulo y el blanco, solo sirven para entronizar a los ganadores de la contienda electoral.
Para ser indignados –grupo al cual me sumo- se necesita ser ciudadano proactivo y eso incluye –entre otras cosas- no dejar de acudir a las urnas.
Atrevámonos a tomar decisiones, indignémonos por la situación actual que nos ha tocado vivir y después de ello actuemos desde la trinchera en la que estamos situados; nuestras acciones por menores que nos parezcan pueden modificar el futuro.
Culmino esta columna en palabras de Malcolm X: “Normalmente cuando las personas están tristes, no hacen nada. Se limitan a llorar. Pero cuando su tristeza se convierte en indignación, son capaces de hacer cambiar las cosas”

Por hoy es todo.

¡Nos leemos la próxima entrega de la Columna Nornilandia!