@BarbaraCabrera
“Para que nuestra Patria retome el camino de la legalidad,
de la honradez y de la cordialidad…”.
Exhorto a orar de Juan Sandoval Iñiguez a los feligreses en septiembre de 2003,
en la Catedral Metropolitana
Abordar temas que impliquen a personajes del clero, sin duda debe ser tratado con las reservas necesarias. No obstante, como mis lectores lo han solicitado, esta Columna la dedicaré a dar mi opinión sobre la actuación de uno de los personajes más polémicos y visibles de la Iglesia Católica : sí, me refiero a Juan Sandoval Iñiguez. Y no hablaré de su manera de vivir; ni si le gusta la buena bebida; que si vive en una residencia lujosísima; ¿que más da saber que sus joyas costosas?; ¿a quien le importan las comilonas que ofrece? El interés en este momento, es su intromisión en la vida política. Lo he dicho en otras ocasiones y hoy lo reitero: con sus declaraciones sobre los asuntos de Estado, muestra una profunda ignorancia y desprecio a las leyes del país.
¿Quién es Juan Sandoval? va un breve recuento, sin intención de presentar una apología: Originario de Yahualica de González Gallo, Jalisco, tiene 78 años de edad. Es Licenciado en Filosofía y Doctorado en Teología Dogmática. Su ingreso al Seminario de Guadalajara se da cuando tenía 12 años y fue ordenado sacerdote en El Vaticano en 1957. En 1961 inició su carrera como director espiritual de los alumnos menores y ha sido prefecto de la Facultad de Filosofía. Se ha desempeñado como vicerrector y desde 1980 rector del Seminario Mayor de Guadalajara y en 1988 fue designado obispo de Ciudad Juárez y ungido cardenal en noviembre de 1994 en Roma. Es actualmente cardenal y arzobispo de Guadalajara, cargo que pronto dejará ya que está en trámite su jubilación. Un representante de la Iglesia Católica que con cada declaración causa polémica. La última de ellas, donde Sandoval afirmó que durante el gobierno de López Obrador el crimen y la violencia habían aumentado en la ciudad de México; de acuerdo con el cable 06VATICAN61 de Wikileaks, redactado por la embajada de Estados Unidos en el Vaticano.
Es relevante mis lectores, recordar que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, estatuye en su artículo 130 el anhelado principio histórico de la separación del Estado y las iglesias; el cual es muy claro. Por lo que propongo hagamos llegar una copia de este numeral a Juan Sandoval Iñiguez para que modere sus apasionadas intervenciones en materia política, sobre todo resaltemos con negritas, cursivas y subrayado el primer párrafo del inciso e) que me permitiré transcribir:
“Los ministros no podrán asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna. Tampoco podrán en reunión pública, en actos del culto o de propaganda religiosa, ni en publicaciones de carácter religioso, oponerse a las leyes del país o a sus instituciones, ni agraviar, de cualquier forma, los símbolos patrios”
Debo advertir, no descalifico ni cuestiono a quien profese cualquier tipo de religión; el problema es cuando quienes la dirigen se involucran en asuntos que no les competen. Decir a la feligresía si tal o cual candidato es idóneo; intentar encauzar el voto por “X” o “Y” partido, y más aún, solicitar se frene a una persona considerada –según sus dichos- peligrosa, es una cuestión delicada en relación a la libertad para decidir de manera libre e informada a aquellos que asumirán las riendas de México lindo y herido; y más aún vulnera el Estado Democrático de Derecho.
Es todo por hoy.
¡Nos leemos la próxima Nornilandia!