Dra. Bárbara Leonor Cabrera Pantoja | Entre letras, con mi café y a un “x” de distancia me encuentran como
@_BarbaraCabrera
“No hay que esperar a tener un mundo
mejor; hay que luchar por un mundo mejor y es posible un mundo mejor”
Pepe Mujica
No pasa desapercibido que en México estamos en un proceso de transformación, donde estamos empujando el elefante reumático heredado por un anquilosado y desastroso régimen: el neoliberal; sistema del que son amantes los conservadores y capitalistas salvajes.
Dicho proceso, el de transformación,
ha sido el resultado de años de lucha y perseverancia. No dijimos adiós a la
esperanza. ¿A qué se debió que resistimos? aunque la respuesta es
multifactorial, esencialmente tuvo relación con llevar el mensaje para sacudir
conciencias y así llenarnos de acciones, junto a quien ha liderado este camino;
así es me refiero a Andrés Manuel López Obrador, quien en uno de sus tantos
libros con el título “No decir adiós a la esperanza” (2012) determinó:
“Sostengo que cuando el pueblo decide ser dueño y constructor
de su propio destino, no hay nada ni nadie que pueda impedirlo.
El PRIAN nos ha cerrado el paso recurriendo al “fraude
necesario” con el “haiga sido como haiga sido” o a “billetazos”, sin que le
importe el interés público, las violaciones a la Constitución o la destrucción
de la incipiente democracia mexicana.
Por eso nuestra lucha es complicada y difícil, y creo que
debe entenderse bien el significado de la palabra transformación.
Para entender mejor lo que queremos, lo he repetido una y mil
veces, debe pensarse que nuestra lucha se inspira e inscribe en los tres
grandes procesos de transformación que se han registrado a lo largo de la
historia: la Independencia, la Reforma y la Revolución. Este conocimiento nos
enseña que los procesos de cambios estructurales, aunque indispensables y
trascendentes, suelen ser lentos y complicados.
No se trata de llegar al poder y que la gente siga pensando
igual, sino que la transformación sea asimilada, producida, aplicada y
defendida por el pueblo.
En esta concepción sustentamos políticamente nuestro
movimiento. Creemos que la mejor forma de lograr una verdadera transformación
que no fracase con el tiempo depende en mucho del esfuerzo que hagamos para despertar
la conciencia cívica, no sólo de un grupo o una minoría, sino de amplios
sectores de la población, de una mayoría lo suficientemente influyente para
establecer un nuevo orden social y político.
Desde luego, esta revolución de las conciencias para construir
una voluntad colectiva, una fuerza transformadora, requiere de mucho trabajo
educativo con la gente y de predicar con el ejemplo; exige temple, convicciones
y perseverancia.
Aquí es oportuno recordar que luchamos por ideales, no por
cargos.
Ser de izquierda, en nuestro tiempo y circunstancia, más allá
de otras consideraciones, es actuar con honestidad y tener buen corazón.
Y algo más: nada de caciquismo, amiguismo, influyentismo,
nepotismo, sectarismo, clientelismo, ninguna de estas y otras lacras de la
política actual”
Todas
estas cuestiones, es importante tenerlas presentes para crear comunidad para
que siga la transformación. En este sentido vale la pena aludir las palabras de
Pepe Mujica: “el verdadero triunfo es volverse a levantar cada que uno cae y
volver a empezar, en el sentido más prolífico que se pueda pensar”
Asociadas
a estas ideas, les comparto que hace un par de semanas
llegó a mis manos el libro “Chomsky & Mujica. Sobreviviendo al siglo XXI”
de la autoría de Saúl Alvídrez; el cual además de pasar a tener un lugar
importante en mi biblioteca personal he leído con especial interés, ya que
reúne a dos grandes e influyentes personajes del mundo de la política y la
academia. Me refiero a Pepe Mujica y Noam Chomsky: el primero del sur y el
segundo del norte, con influencia en todo el orbe.
Por tanto, decidí
en esta Nornilandia invitarles algunas de sus reflexiones que vienen al caso
para la temática compartida en esta columna, relativas a la construcción de
comunidad, así como conceptos adyacentes como democracia, participación y
empoderamiento. Además de un término que seguramente dará prurito a la
oposición moralmente derrotada y a uno que otro desinformado del alcance de
este vocablo: anarquismo.
Comienzo con la
voz de Pepe Mujica:
“Los seres humanos
precisamos comunidad. Hay que juntarse con los que piensan parecido y hacer
cosas. ¡Ya! ¡Falta comunidad! El capitalismo nos fue separando de uno en uno, y
hay que hacer un nosotros, hay que construir comunidad.
La democracia
significa, y tiene que significar, una distribución del poder de decisión entre
la gente.
Aristóteles era
subversivo; la definición de ciudadano de Aristóteles es “el que gobierna
juzga”
Hay que creer que la
gente también tiene sentido común. Ahora, si nunca confiamos, nunca lo va a
desarrollar. ¿Cómo desarrollo el músculo si no hago ejercicio?
Empoderarse y
politizarse a partir de la participación.
Nuestras “democracias”
–democracias entre comillas- son excesivamente gerenciales, y aquí la cuestión
es que la gente aprenda a gobernarse a sí misma. No veo por qué, en un barrio o
en una localidad, no puede la propia gente participar en las decisiones
fundamentales que hay que tomar. Y yo sé que no faltarán los señores que digan
“le falta información a la gente, ¡cuidado!”, enseguida van a reaccionar la
tecnocracia y la burocracia, porque eso es quitarles el poder. Recordá que, si
transferís poder a la gente, a alguien se lo estás quitando.
Por eso insisto en que
hay que reestudiar la democracia ateniense. ¡Aquello era una asamblea viva!
Porque los gobernantes se elegían por sorteo entre los ciudadanos, y vos podías
ser sorteado y tenías que ir de gobernante o de juez, y después te juzgaban en
la asamblea. Entonces, la cosa pública era una cosa permanente para todos. No
sabemos la riqueza que estamos perdiendo por no dejar participar a la gente”
Ahora, vayamos a las reflexiones de
Noam Chomsky acerca del mismo tema:
“Lo que debería ser la
democracia es bastante sencillo. La democracia comienza con una población
informada, empoderada y esperanzada, que comprende y reconoce que puede hacer
cosas, que está en condiciones de hacer cosas por sí misma. Así que hay que
romper las barreras de la pasividad y del miedo, y lograr que la gente entienda
que el poder realmente está en sus manos si quiere usarlo. Y, después de eso,
crear instituciones en las que las personas tomen colectivamente decisiones
sobre los asuntos que les conciernen, los asuntos de la sociedad, incluso del
mundo. Eso es democracia y se puede avanzar hacia allá de muchas formas, pero
es indispensable hacerlo pronto, pues el funcionamiento de la democracia es la
principal línea de defensa contra el inminente desastre [ecológico u nuclear]
El concepto de
anarquismo cubre un espectro muy amplio. Cualquier forma de autoridad,
dominación y jerarquía debe ser desafiada a justificarse a sí misma, y si no es
capaz de justificar su existencia –como suele ser el caso- debe ser
desmantelada. Me parece que ese es el principio fundamental del pensamiento y
la acción anarquistas a través del tiempo.
No creo que debamos estar anclados a la idea de que alguien
nos gobierne. Designar individuos particulares para tomar decisiones no es
incorrecto en sí mismo, siempre y cuando esos individuos estén bajo un control
democrático efectivo, pero creo que cualquier otra forma de jerarquía o poder
es básicamente ilegítima”
En
México, por ejemplo, las bases para crear una sociedad mejor, una donde el
nosotros prevalezca sobre el individualismo, están sentadas con la Nueva
Escuela Mexicana emanada de la Cuarta Transformación de la vida, misma que tiene
como propósito el desarrollo humano integral del educando, y se reorienta el
Sistema Educativo Nacional para incidir en la cultura educativa mediante la
corresponsabilidad e impulsar transformaciones sociales dentro de la escuela y
en la comunidad. En suma, la Nueva Escuela Mexicana es un componente para
provocar la creación de comunidad y para consolidar la revolución de las
conciencias.
Finalizo
esta Nornilandia con palabras de Andrés Manuel, quien en 2012 escribió en su
libro No decir adiós a la esperanza:
“Ya cambió la mentalidad de la gente, que es lo más difícil de lograr, pero
también lo más importante. Ya se tomó la iniciativa democrática y éste es un
camino sin retorno. La fórmula es luchar, resistir, no claudicar, avanzar, caer
y levantarse, recomenzar y así, hasta la victoria final”
Dicho
esto, los convoco a continuar en este camino, a no desistir en la conformación
y consolidación de una comunidad informada, politizada, participativa y congruente
con los tiempos que nos está tocando vivir.
¡Hasta
la próxima Nornilandia!