¿El que se mueve no
sale en la selfie?
La
política se mueve con una vorágine compleja de seguir, es difícil estar al
tanto de todo lo que ocurre o se omite en sus múltiples pistas. Mientras Alfonso
Cuarón, reconocido cineasta, ciudadano proactivo y crítico cuestiona al señor Peña
por aquello de la Reforma Energética; éste presuroso lanzó un par de tweets con una contestación que denota
ese tufillo a política rancia, donde “te contesto pero sin decir nada relevante”;
por otro lado encontramos la pelea y descalificaciones por las migas del PAN, Madero
vs Cordero que preparan y lanzan cada
día su arsenal para llegar a la dirigencia del blanquiazul. En otro escenario,
vemos como las letras chiquitas de las reformas estructurales mantienen
empantanado al Congreso de la Unión, ya que en ambas cámaras se suman por
cientos los pendientes, aderezando al rezago legislativo. Sumémosle a ello, la
reestructuración y cambio de nombre de instituciones, el nombramiento (con su
tradicional y deleznable reparto de cuotas) de altos funcionarios; así como el
enroque entre los que ya están en el gobierno y la salida de otros, a veces de
manera intempestiva. Sin olvidar el resquebrajamiento y la división de la
izquierda, que poco aporta con esas actitudes, unos críticos del sistema y
propositivos y otros serviles y entregados para no quedarse fuera del reparto
de poder.
Ante
tales hechos, y sabedores de que poco podemos detenernos sin perdernos algo de
lo que la clase política nos ofrece, en esta ocasión vamos juntos a hacer una que
otra selfie de ese mundo tan vitoreado y vitupereado; tan aplaudido y
rechiflado.
Únicamente
daré la pauta, los convoco a que complementen y enriquezcan el diseño de las
selfies de uno y otro bando.
Si
los políticos tomarán esa selfie ¿qué verían? Tras de sí estarían calles
remozadas, si el autorretrato es en un área verde, seguramente los árboles
serían frondosos, al fondo habría un paisaje que demostraría un país en Jauja y
contento por tener y contar con tan connotada clase política. Si la foto fuera en
época electoral, seguramente veríamos selfies de políticos abrazando personas,
besando niños, acariciando perros, y toda aquella que prometa un “quedar bien”
para poder ganar.
Y
los ciudadanos ¿qué captarían en sus selfies? Aquí, de entrada, existirían por
lo menos tres tomas; la primera que retrataría un país en construcción, a
partir de la fuerza ciudadana y el acotamiento del poder desmedido. En otra
toma, aquellos que sonrientes se toman su selfie descansando en su cómodo
sillón de status quo; otros más,
fotografiándose en los mejores eventos, junto a su político favorito, erigido
en ídolo dado su comportamiento, recibiendo tal vez una despensa, un monedero
electrónico o pequeñas canonjías o souvenir
que los mantenga motivados hasta llegar la siguiente toma.
No
perdamos de vista que, en todas esas selfies seguimos encontrando a unos
cuantos colados que aunque se ven, son incómodos y la mayoría desea desterrar,
poco se hace para lograrlo y éstos son: la corrupción, la complicidad e
impunidad. Mientras continúen apareciendo en ese autorretrato, por más que
empujemos para adelante poco avance se logrará.
Ahora
ya lo saben.
Hoy
constituye una tarea impostergable cambiar el anquilosado paradigma de “el que
se mueve no sale en la foto” (en este caso selfie) que premiaba el inmovilismo
y servilismo de los partidos, por selfies digitales que capten y premien el
movimiento y la acción ciudadana.
En
este momento, y ante las bondades que nos brinda la Era Tecnológica, estamos
logrando cambiar la máxima de que la información es poder y ésta solo estaba en
manos de unos cuantos; lo que inducía al ocultamiento y la inacción en la toma
de decisiones ciudadanas que incidan en el quehacer gubernamental.
En
esta tesitura, el nuevo axioma lo conforma esta nueva sociedad que de manera
paulatina estamos construyendo, a través de procesos participativos puntuales;
sean éstos en la plaza pública o la virtual, el chiste es participar para salir
en la selfie.
Mi
reconocimiento a aquellos que preguntan, que cuestionan, que se movilizan. ¿Y
los demás que esperan?
Hasta
aquí esta Nornilandia. Nos leemos la próxima.
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el intercambio de ideas en Twitter, me encuentran a un tweet de distancia como @BarbaraCabrera