@BarbaraCabrera
“Las instituciones (yo
añadiría a la clase política) pasan por
tres periodos: el del servicio, el de los privilegios y el del abuso”
René de Chateaubriand
El
nombre de esta Nornilandia tiene dos vertientes interesantes, por una parte
decir a mis lectores que la representación de esas tres expresiones corresponde
a “los tres monos sabios” o “los tres monos místicos”, caracterizados en una
escultura de madera construida en honor de Tokugawa
Ieyasu, en Nikko (Tokio, Japón).
Varias interpretaciones giran en torno a estas figurillas; en esta ocasión, es
preciso decir que los nombres en japonés de los tres monos: Mizaru, Kikazaru, Iwazaru significan “no
ver, no oír, no decir” la complejidad radica en no detallar lo que los monos no
ven, no oyen o dicen.
Es
así como de manera tradicional se deduce que simbolizan “No ver el mal, no
escuchar el mal y no decir el mal”, lo cual deriva de la traducción del código
moral del santai, filosofía que
divulgaba el uso de los tres sentidos en la observación cercana del mundo
observable.
Del
otro lado, tenemos la otra variante, representada por ese mecanismo de negación
gubernamental, figuras que podrían caracterizar una amplia mayoría de la clase
política enquistada en el poder (pónganle ustedes sus nombres y caras
preferidas. Sujeto a cambios sin previo aviso).
Para
muestra de ello, van algunos botones:
A
partir de la falta de socialización e impopularidad de las llamadas reformas
estructurales en #MéxicoLindoyHerido (educativa, financiera, energética y las
que se sumen), se han desatado un sinnúmero de marchas y manifestaciones a lo
largo y ancho del país, donde no solo se incluye un grupo, sino que se están
sumando algunos otros sectores; con la paradoja de palpar una creciente
polarización de un país de por si dividido; el gobierno asume una actitud donde
es evidente no ven, ni escuchan lo que de la realidad emerge. Se concentran
solo en pulir discursos nuevos con prácticas anquilosadas. Como sugerencia, más
le valdría al Señor que habita en Los Pinos retomar la práctica del telepronter ya que al querer improvisar
demuestra su ignorancia. No EPN, Monterrey no es un Estado. Ni Boca del Río es
capital de Veracruz.
Ante
una evidente improductividad legislativa, donde lo que impera son los pactos y
concertacesiones con los actores políticos del momento; resultan estar en la
lupa los diputados y senadores (los locales no se quedan atrás) tratándose de
las contrataciones bajo la figura de “asesores”, un puesto comodín donde lo mismo entran
familiares, choferes y parejas sentimentales. Según información disponible y
dada a conocer por Sin Embargo; para
2013, se destinaron 301 millones 191 mil 700 pesos para el pago de honorarios
de asesores; lo que representa 15.2% más en relación al 2012. Las percepciones
de éstos contrastan con los $1,942.8 que al mes recibe un empleado promedio,
tomando como base el salario mínimo diario que es de apenas $64.76. Seguimos
siendo pocos los ciudadanos participativos, propositivos y que hablamos para exigir una
verdadera y efectiva rendición de cuentas de nuestros representantes. Es
ineludible implementar una certera evaluación al trabajo legislativo. Mientras
ello ocurre, San Lázaro sigue blindado y parece será así hasta que concluya el
periodo ordinario de sesiones -el 15 de diciembre- o se consolide la Reforma
Energética.
El
Poder Judicial no se queda atrás, después de excarcelar a Rafael Caro Quintero
–reconocido narcotraficante- el 9 de agosto de 2013 debido a “errores
judiciales”, ante una pasmada y lenta reacción de la Procuraduría General de la
República (PGR) que hasta el 22 de agosto pide formalmente a la Suprema Corte
de Justicia de la Nación (SCJN) la revisión de dicho fallo, ya que se sustentó
en “absurdos e ilógicos razonamientos”; sobre dicho personaje se ha emitido una
ficha roja en su contra en 190 países que pertenecen a la Policía Internacional
(Interpol). Todo parece indicar que las autoridades mexicanas fueron permisivas al dejar pasar el tiempo necesario
para que Caro Quintero se resguarde de la justicia. Del otro lado de la moneda,
tenemos el caso de Alberto Patishtán Gómez, profesor de una escuela primaria
pública en el municipio de El Bosque, en los altos de Chiapas, cuya aplicación
y concepto de justicia parece diametralmente opuesto al ya señalado. (Para
abundar en el tema sugiero leer este texto http://iusfilosofo.blogspot.mx/2013/09/el-dilema-patishtan.html)
Que
decir de los medios de comunicación tradicionales, la televisión para ser
específica, que ocupa su tiempo en dotar al pueblo de contenido chatarra entre
los que se incluyen telenovelas, shows mediáticos,
programas revisteros, editorialización de comunicadores al servicio de los
noticieros. Ello logra propagar la ignorancia para que, si se ve, sea lo que
ellos indican; si se oye, sea lo que ellos producen; y, si se habla, sea para implorar
finales rosas e historias absurdas e irrisorias. Y que conste, no se trata de
cambiar de canal sino de exigir una mejor televisión ¿me estás leyendo
Secretaria de Gobernación?
Lo
cierto es que veo (observo), oigo (escucho) y hablo (participo) son tres sencillas palabras que coadyuvan a la
construcción de un mejor país, de un mejor mundo. Me quedo con ellas.
¿Qué
opinan mis lectores?
Es
todo por hoy. ¡Hasta la próxima Nornilandia!