8 oct 2013

“¿Y SI LOS VIGILANTES FUERAN…?”

@BarbaraCabrera

“Los privilegios acabarán, pero el pueblo es eterno”
Conde de Mirabeau

Cuenta la leyenda urbana (documentada por la Revista Quien) que desde los restaurantes The Capital Grille de Reforma, The Palm del Hotel Presidente, J&G Grill en Hotel St. Regis, el Suntory de las Lomas, el Estoril de Polanco o El Cardenal del Hilton Alameda; se delinea parte de la vida legislativa de un lugar muy, muy cercano de cuyo nombre todos debemos acordarnos. Dicen que en sus mesas y con los manjares degustados –la mayor parte financiados con recursos públicos- se terminan de afinar los acuerdos. Otro tanto se dicta desde Los Pinos, eso es evidente.
Con motivo del andar de las reformas estructurales -hacendaria y energética- por el proceso legislativo tradicional, el cual necesariamente pasará por ambas Cámaras del Congreso de la Unión; el Legislativo continúa en el ojo de la ciudadanía proactiva e interesada en los temas públicos.
Alguna vez vivimos una breve etapa donde el Presidente propone y el Congreso dispone; de repente, se dio un punto de quiebra donde solo una minoría es la que atiende a este principio de equilibrio para un sano Estado de Derecho.
Mientras tanto, continuamos preguntándonos  ¿Quién vigila al vigilante? sin obtener una respuesta que satisfaga. En este tenor, seguimos ante un asunto inacabado que repercute en la realidad imperante.
De esta manera, tópicos como la evaluación legislativa (una de mis propuestas y líneas de investigación http://columnanornilandia.blogspot.com/2009/04/tesis-de-maestria-instrumentacion-de.html)  cobran vigencia. Es ineludible su implementación para transitar hacia una latente, eficaz y verdadera rendición de cuentas. La cual debe ir más allá de salir a la palestra pública y decir que se asumirán los costos de las reformas, esto de nada vale en un pueblo desmemoriado.
Ésta época es la idónea para erradicar el secretismo y los oscurantismos que datan de tiempos inmemoriales y que mas vale desterrar. Esa idoneidad radica en que estamos inmersos en una revolución digital, donde tenemos a disposición herramientas tecnológicas que facilitan y promueven este y otros menesteres.
Sobre el particular, es preciso apuntar algunos elementos indispensables de esa evaluación legislativa acorde a las circunstancias que vivimos, la cual debe trascender “los cuantos”; mismos que solo deben constituir un punto de referencia.
Hoy, la mayoría de legisladores parecen estar más atentos a sumar en el tablero el mayor número de iniciativas o puntos de acuerdo, sin darle el seguimiento a los asuntos que plantean, a menos que sus intereses sean mayores.
En este sentido se requiere:
-Analizar la efectividad de las leyes, la pertinencia de las reformas. Es ineludible encontrar el antídoto para curar de legistitis aguda a quienes ocupan una curul, es imprescindible transitar a una etapa de desregulación. Esta parte tiene que ver con aspectos cualitativos, a través de los cuales se observen los impactos de la labor legislativa, sean éstos sociales, económicos, culturales, políticos, entre otros.
-Trazar un comparativo que se refiere a la trayectoria del legislador, que posibilite obtener un panorama general de los cargos públicos o no que ha tenido quien tal vez llegue a ocupar o esta ocupando un escaño.
Y esto es solo el inicio del mucho trabajo que falta por hacer para comenzar a vigilar y actuar en consecuencia.
Finalizo esta Nornilandia afirmando que el edificio democrático debe tener como principal cimiento un gobierno y representantes legítimos y efectivos.

¿Y si hacemos realidad convertirnos en férreos vigilantes de las acciones y omisiones de la clase política?

Es todo por hoy.

¡Nos leemos la próxima!