@BarbaraCabrera
“Un Estado donde queden impunes la insolencia y la libertad de hacerlo todo, termina por hundirse en el abismo”
Sófocles
En un país de complejidades como México lindo y herido; la palabra impunidad parece ser la constante en un gobierno que no ha sabido o querido hacer frente a este fenómeno. Y conste, no me refiero a un sexenio en específico, todos tienen lo suyo y las historias de impunidad se dan a tal grado como para documentar una enciclopedia completa o tal vez, hacer una serie de televisión. Dicha situación no distingue colores ni ideologías. Nadie esta exento de caer presa de sus seductoras redes.
¿Y que es impunidad? seguro mis lectores escuchan y utilizan de manera constante este vocablo compuesto por nueve sílabas; pues bien, la Real Academia Española dilucida en pocas palabras esta duda, al referir que proviene del latín impunĭtas, -ātis y es falta de castigo. Ante estas palabras, ¿cuántos casos vienen a nuestra mente?
De manera constante, al abrir los periódicos, leer revistas especializadas en asuntos políticos; escuchar noticieros y hasta llegar a una observación directa o indirecta de los asuntos públicos, nos percatamos de lo inmersos que estamos en un ambiente de impunidad, de esa carencia de castigo bajo la cual se escuda cierto sector de la clase política para continuar una y otra vez sirviéndose del erario público y del poder que representa su encargo, hasta pareciera que vivimos nuestra peor pesadilla y que vivimos en “impunilandia”
Dialogando con algunos colegas y críticos del poder, las conclusiones a las que llegamos no son nada alentadoras, sobre todo si no existe mayor exigencia ciudadana y una pizca de disposición gubernamental; la que al final no es el punto decisivo. Estoy convencida que hace falta ciudadanía y ello es así por diversos factores. Si la recuperamos y alentamos podemos hacer la diferencia para juntos comenzar a generar una cultura contra la impunidad. Y en ese tránsito no podemos quedarnos impávidos, los ya convencidos de cambiar la realidad y rescatar este país, sabemos que ha llegado el momento de construir una cultura contra la impunidad, no dejemos todo en manos de los gobernantes, de quien ya nos percatamos no poseen los mismos anhelos que nosotros.
¿Las formas? ¿Las maneras de llevarlo a cabo? ¿Quién marcará las pautas? Algunas respuestas se han proporcionado en diversas Nornilandias, las cuales invito a consultar cuantas veces sean necesario. No sea que cuando despertemos ya no tengamos país.
Finalizo esta columna con palabras de Margaret Mead: “Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos pensantes y comprometidos puede cambiar al mundo. Es la única cosa que lo ha hecho”
Así que ¡es tiempo ciudadano!, ¡tomemos la riendas de los destinos de México lindo y herido!
Por hoy es todo.
¡Hasta la próxima Nornilandia!