30 may 2011

“SÍ, ¡YO QUIERO SER PRESIDENTE!”


@BarbaraCabrera

“La política es un acto de equilibrio entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir”
Jacques Benigne Bossuet


Después de leer esta Nornilandia, estoy segura que un porcentaje importante de la ciudadanía levantará la mano y dirá, “Sí, ¡yo quiero ser Presidente! y no es para menos. Para muestra, les pido lean con atención lo que sigue.

Iniciaré situándonos en la realidad mexicana, donde el salario mínimo para este 2011 es de $59.82, claro siempre y cuando se trate del área geográfica A que es la mejor pagada; de lo contrario, desciende a $58.13 (área B) o hasta $56.70 (área C) ¿les suena familiar?, posiblemente el único político del gabinete de Calderón que pueda comprendernos al común de los mexicanos es Ernesto Cordero; baste recordar su desafortunada declaración donde manifestó que podemos subsistir con $6,000 al mes. ¡Vaya ironías de la vida, ahora el aludido Secretario ha levantado la mano antes que cualquiera de nosotros para llegar a ser Presidente! y no lo culpo, así como también les pido a ustedes no juzgarlo con rudeza; ya que las canonjías obtenidas una vez dejado el cargo son sumamente atractivas, veamos:

Actualmente tenemos vivos a 5 ex presidentes: Luis Echeverría Álvarez, Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León y Vicente Fox Quesada; los cuales cuentan con una pensión vitalicia nada despreciable. En datos investigados para esta Nornilandia, arrojan que cobraban, hasta el año pasado, 205 mil 122 pesos mensuales netos (excepto Zedillo y Salinas que perciben una cantidad mínima, pero gozan de las demás canonjías), además tienen a su disposición, según un estudio del Senado de la República, un total de 103 elementos federales que trabajan para su seguridad y la de su familia. No obstante, la Unidad de Enlace de Los Pinos, confirmó que solo tienen a sus órdenes a 78 elementos. Sea cual fuera el dato preciso, es un número considerable de personal, tomando en cuenta la situación actual del país.

Gozan de manera adicional de un seguro de gastos médicos mayores superior a los 160 mil 602 pesos cada uno; están exentos del pago de predial, gas, luz, agua, jardinería, mobiliario, limpieza, materiales para reparación y hasta alfombras y cortinas de sus casas y despachos lo que comprende un gasto anual por más de 12 millones de pesos.

De igual forma, tienen derecho a dos camionetas blindadas, una para él y la otra para su cónyuge y sus hijos, y tres automóviles para la escolta personal de cada ex mandatario.

Además, reciben primas mensuales, aguinaldo, bonos, prima vacacional y “apoyo” para la compra de despensa.

¿Y quien paga todo esto?, por supuesto que nosotros a través de nuestros impuestos.

Ante tal panorama, y debido a que no existe marco legal que regule estas prestaciones, sino que éstas fueron un legado de dos acuerdos presidenciales, uno de Luis Echeverría que data del 25 de noviembre de 1976, y otro de Miguel de la Madrid, signado el 31 de marzo de 1987; se han presentado diversas iniciativas para ordenar dicha situación; las cuales no han prosperado.

En esta ocasión me referiré a la iniciativa más reciente, presentada el 12 de abril de 2011 ante la mesa directiva de San Lázaro por los Diputados Jaime Sánchez Vélez y Jorge Arana, pertenecientes al grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional, la cual fue turnada hasta el 29 del mismo mes y año a las comisiones unidas de Gobernación, Hacienda, Defensa, Marina, Educación y Función Pública, y con opinión de la de Presupuesto.

Los puntos neurálgicos de dicha propuesta y que vale la pena conocer, son los enunciados a continuación:

• Reducción del 50% de la pensión vitalicia de los ex presidentes de la República; así como la disminución a 50 del número de personal de seguridad que les prestan Ejército, Fuerza Aérea y la Armada de México.

• Evita que se contraten con empresas nacionales o extranjeras para proveerlas de información privilegiada.

• Se les obliga a “cumplir su agradecimiento al pueblo de México” participando en actividades académicas o de investigación en instituciones de educación superior.

• Los ex mandatarios tendrán derecho a disfrutar de una pensión equivalente a 85 por ciento del salario del presidente constitucional en funciones –durante los primeros seis años después de haber concluido su encargo–, la cual será incrementada en la misma proporción. Terminado ese periodo podrán tener una pensión vitalicia equivalente a 50 por ciento del salario del Ejecutivo en turno, aumentado en la misma proporción.

• Gozarán de las prestaciones establecidas para pensionados y jubilados en el sistema de seguridad social de los trabajadores al servicio del Estado. Sus seguros de vida y sus derechos a la seguridad social continuarán de manera vitalicia, mismos de los que también gozará su cónyuge. Los hijos estarán cubiertos hasta cumplir la mayoría de edad, o aun después si por sus condiciones de salud e imposibilidad física no puedan desarrollar actividades que les reditúen beneficios económicos para su subsistencia.

• En caso de fallecimiento del ex presidente, su cónyuge recibirá una pensión equivalente a 50 por ciento y se reducirá 90 por ciento el apoyo de seguridad si el deceso ocurre durante los primeros dos años posteriores a la conclusión de su periodo. Después de este lapso será retirado el cuerpo de seguridad y el personal de apoyo se quitará cuando el ex mandatario fallezca.

• En caso de muerte del cónyuge, la pensión beneficiará en la misma cuantía a los hijos hasta alcanzar la mayoría de edad o que por sus condiciones de salud e imposibilidad física no puedan desarrollar actividades que les reditúen beneficios económicos para su subsistencia. Todas las prestaciones serán suspendidas si el cónyuge contrae nuevo matrimonio.

• Además, las pensiones serán suspendidas cuando el beneficiario fuera condenado como resultado de un juicio político, por algún delito grave que merezca como pena la privación de la libertad y cuando realice algún acto que atente gravemente contra la seguridad, las autoridades o las instituciones nacionales.

• El apoyo de personal de seguridad para los ex presidentes se reduciría 70 por ciento y se suspendería su seguro de gastos médicos mayores. Así, para preservar su integridad física, la Secretaría de la Defensa Nacional dispondrá de un general, dos jefes, seis oficiales y 20 elementos de tropa. La Fuerza Aérea, de un jefe, dos oficiales y seis elementos de tropa, y la Armada, de dos jefes, dos oficiales y 10 elementos de tropa. El cuerpo de seguridad solamente funcionará dentro de territorio nacional y no podrá acompañar al beneficiario en los viajes que realice al extranjero.

• El personal administrativo con que contarán los ex presidentes se compondrá de dos subdirectores, dos coordinadores administrativos, cuatro jefes de departamento, dos investigadores y dos asesores en materia jurídica, una bibliotecaria, dos programadores, cuatro secretarias, dos personas de apoyo y dos auxiliares administrativos, dos archivistas, dos choferes, una persona de mantenimiento eléctrico-telefónico y un representante de oficina.

Lo anterior es una nueva propuesta que no sabemos si prosperará o no. Mientras tanto el grupo de 5 ex presidentes de México recibe lo enunciado en esta Nornilandia. Nada mal para un país sumido en una serie de problemáticas: inseguridad, falta de empleo, educación pública deficiente y un amplio etcétera.

¿Qué les parece mis lectores? ¿Quién dijo yo quiero ser Presidente? Por lo pronto estemos atentos y seamos ciudadanos participativos y proactivos, México lindo y herido nos necesita.


Por hoy es todo.



¡Nos leemos la próxima Nornilandia!