@BarbaraCabrera
“En el uso que hagamos de estas tecnologías nos jugamos el futuro de la democracia. El problema es cómo conseguir que estos recursos sean accesibles a la mayoría de la población y den la oportunidad de cambiar las reglas del juego democrático”
Howard Rheingold
Mis lectores, recordemos que en la entrega #60 de mi Nornilandia abordé lo referente a la “Ley Monreal” iniciativa que pugna porque el acceso a Internet sea considerado un derecho fundamental.
Y esta semana, he traído a ustedes temas tecnológicos desde un punto de vista crítico. Comencé con el analfabetismo tecnológico, advirtiendo la imperiosa necesidad de mantenernos actualizados en estos menesteres, en la medida de nuestras posibilidades.
Y esta semana, he traído a ustedes temas tecnológicos desde un punto de vista crítico. Comencé con el analfabetismo tecnológico, advirtiendo la imperiosa necesidad de mantenernos actualizados en estos menesteres, en la medida de nuestras posibilidades.
Continúe con el uso y en ocasiones abuso de las Redes Sociales al interior de las oficinas gubernamentales. Y ya para cerrar con broche de oro las Nornilandias tecnológicas, en esta ocasión abordaré la otra cara de la moneda a la que me referí el día de ayer: el uso de la tecnología y manejo de las redes sociales por parte del gobierno, como institución, para promocionar sus políticas públicas y actividades gubernamentales, es decir les hablaré del Gobierno 2.0.
Inicio señalando que éste es un concepto amplio, al tener como objetivo primordial involucrar al ciudadano en las tareas gubernamentales.
La cuestión es, ¿qué se busca con la implementación de un Gobierno de este tipo?, esencialmente implementar los principios que inspiran la Web 2.0 (la cual tiene que ver con facilitar el flujo de información a través del ciberespacio). De esta manera se busca la transparencia, la apertura y colaboración en el manejo de las decisiones públicas. Aparentemente es muy sencillo; no obstante, tiene sus implicaciones: como la eliminación de intermediarios entre la clase política y la ciudadanía (esencialmente de los medios de comunicación que han caído en el vicio de reinterpretar y editorializar la nota); otra más, es la oportunidad brindada a los ciudadanos para organizarse al margen de los partidos políticos, lo que trae como consecuencia una colaboración abierta a la labor administrativa y de gobierno; otra implicación consiste en la disponibilidad de contar con herramientas para que controlemos y evaluemos las actividades y decisiones de nuestros representantes. A la par, se logra algo muy importante y trascendental para la consolidación de un estado democrático: que los funcionarios estén más comprometidos con sus labores y cuiden aún más sus decisiones, en beneficio de la sociedad en general.
En este orden de ideas, ya comienzan a incorporarse estas herramientas a la interacción entre ciudadanos y el Estado, lo cual se incrementa de manera impresionante. Baste analizar como hoy en día interactuamos en las Redes Sociales (Twitter, Facebook, entre otras) con políticos de todos colores e ideologías, pertenecientes a los tres niveles de gobierno y a distintos Poderes públicos. De esta manera, nos enteramos de sus actividades, decisiones, forma de pensar, los cuestionamos y algunos de ellos responden; entre muchas otras situaciones valiosas para que como ciudadanos podamos evaluarlos y tomar la decisión de apoyarlos o no para un próximo cargo de elección popular. Es decir, el gobierno ha despertado y se percató de las bondades de este nuevo medio y lo está utilizando para informar, acercarse y saber la opinión de la población.
Es trascendente proyectar hacia donde nos llevará la implementación del Gobierno 2.0, y dejando volar la imaginación, considero que llegará el día en que ciudadanos y gobierno trabajemos de manera conjunta para resolver los problemas que nos aquejan; donde como mandantes tengamos a la mano la información necesaria para estar al tanto de la función pública e incidir sin titubeos en la toma de decisiones.
Finalizo esta Columna Nornilandia con los siguientes cuestionamientos: ¿Será que estamos preparados para ello? ¿Estaríamos dispuestos a participar de esta herramienta? ¿Ya estamos inmersos en un Gobierno 2.0? ¡Lo dejo a la reflexión!
Tu opinión es muy importante, deja tu comentario.
Es todo por hoy, ¡Nos leemos en la próxima Nornilandia!