27 may 2014

¡SANTO PARAÍSO!

@BarbaraCabrera

“Bienaventurados los jóvenes, porque ellos heredarán la deuda nacional”
Herbert Hoover

Aunque no soy experta en análisis económico, ya que mi formación es en ciencias sociales y jurídicas, respeto los números y me documento e informo con los especialistas.
Soy una cronista del tiempo que me ha tocado vivir, uno donde a veces quisiéramos que Noé y su comitiva hubiesen perdido el arca; uno donde nos preguntamos –al estilo Mafalda- si Dios habrá patentado la idea de este manicomio redondo; uno donde los bandos de buenos y malos estamos en constante lucha; uno donde vivimos crisis económicas, no solo en el país, sino en todo el orbe; uno donde parece prevalecer el sálvese quien pueda.
Pues bien, tratándose de cuestiones económicas, el paraíso que intentó pintar el gobierno no solo para un puñado de crédulos, sino para cuidar las apariencias ante los amos del mundo, terminó por derrumbarse, después de 18 meses lunamieleros ante la comunidad internacional.
Por lo menos, algunos medios y discursos grandilocuentes, así lo expresaban: México va progresando, México en jauja, las reformas estructurales impulsadas por Peña están dando frutos, y cuestiones por el estilo. Una pequeña muestra la tenemos al recordar las portadas de las Revistas Time y Rolling Stone (en su capítulo México)
En estos días Luis Videgaray,  que fue considerado apenas en enero pasado como el mejor ministro de finanzas de América Latina, ha caído de la gracia de los principales diarios especializados internacionales; así como el rozagante Agustín Cartens, quien goza de  excesivas canonjías y alto sueldo en el Banco de México, están en aprietos pero no lo saben ¿por qué lo digo? Simple y sencillamente porque ha quedado demostrado que viven en un México para-lelos (si, leyeron bien), un país donde ven de lejitos a quienes han etiquetado como proles, y donde la realidad imperante no los ha alcanzado y no sabemos si algún día ocurra.
Por ello, tal como lo manifestó The Economist en su edición del fin de semana, los mexicanos “tienen una buena razón para ser escépticos”, dicho en otras palabras, para ser sospechosistas (http://bit.ly/1dLJwA9)
Verán, esto va más allá de debatir si estamos o no de acuerdo con los datos económicos dados a conocer, esos ya fueron generados y divulgados, están ahí; tienen sustento metodológico; no obstante, sirven para constatar y contrastar con la realidad. Tampoco se trata de salir a justificar y defender irrealidades, tal como lo hizo el dirigente priísta César Camacho, al señalar que “la economía ha crecido un poquito arriba del promedio de lo que ha crecido la economía en los últimos años, de suerte que decir que la economía no avanza no es correcto ni justo”; un comentario que va con jiribilla para urgir la aprobación e implementación de las leyes secundarias para, dicen, nuestra economía repunte.
No olvidemos que las letras chiquitas de las polémicas reformas estructurales, planean ser discutidas a la par del Mundial de fútbol, así que atentos a ello, que no los agarre fuera de lugar; luego no se quejen si reciben la temida tarjeta roja.
Es tiempo de actuar, de ser ciudadanos informados, responsables, proactivos; provocadores de cambio en el ámbito y palestra que nos toque estar.
Al final, el impacto, el crecimiento, la desaceleración, la inflación… son parte de la terminología financiera. La mejor opinión y percepción la tiene y la tendrá el ciudadano de a pie. Lo que es un hecho es que los impuestos subieron y eso les permite repartirse más y vivir mejor. La pregunta es ¿el santo paraíso alcanzará para todos?

Por hoy es todo.

¡Nos leemos la próxima Nornilandia!