@BarbaraCabrera
“¡Pst!
el país está ahí esperando ¿le digo que se siente o qué?”
#MafaldaQuotes
Un día cualquiera en un
lugar muy, muy lejano de cuyo nombre no quiero acordarme es que tiene
lugar esta Nornilandia.
En ese territorio existía un grupúsculo dispuesto a dirigir
las vidas de su población. Ellos tenían como “líder” a un señor entusiasta de
blonda cabellera que dejaba ver en sus discursos un optimismo e ignorancia
exacerbada; y aunque solía repetir las mismas
expresiones: “vamos bien”, “empleos para todos”, “viene más inversión
extranjera”, “los índices delictivos van a la baja”, “aguanten mis muchachos”;
entre otras. Contaba con un club que se hacía llamar “los aplaudidores” que se
rentaba al postor en turno, y tenía por característica su sobrada ingenuidad
para intentar demostrar estar en jauja, aunque sus alrededores demostraran lo
contrario.
A la siniestra de quien se erigió “líder”, se encontraba el
buitre de los dineros que tuvo la idea de comprar un costal muy grande para
recaudar más dinero en un pueblo paupérrimo.
Es importante decir que aún en esta condición, largas filas se formaban
frente al escritorio de tan funesto personaje para entregar hasta lo que no se
tenían sin saber el destino de lo recolectado.
Y para que los pobladores de San Pedro de los Saguaros no
chistaran ante las tropelías del grupúsculo aludido, éste ha montado un circo
cuyos personajes parecen extraídos de una bizarra película de bajo presupuesto:
Un Mr. Bean y sus correligionarios peleándose por migas, dando un auténtico
espectáculo callejero; los juniors de la política que se sirven del poder de
sus padres, el cual les vale para salir en revistas de sociales que apaciguan a
la prole que en sus fantasías anhela vivir así; los nuevos ricos cuya fortuna
se amasó desde el gobierno, sin que nadie viera ni manifestara nada; las
veletas públicas que se venden a pactos mañosos; personajes poderosos que son
encarcelados para tranquilizar los ímpetus de los críticos. A quienes de manera
involuntaria se sumaron Ladys, Gentlemans, simuladores, corruptos de medio
pelo, entre otros actores secundarios.
Esa parafernalia la completaban programas de gobierno
orquestados para mostrar obras de relumbrón y resultados mediáticos. En los
alrededores se mantenían expectantes de este pintoresco lugar, se decían ajenos,
aunque bien sabían que coincidían en ciertas actuaciones.
Cualquier parecido con el San Pedro de los Saguaros del filme
“La Ley de Herodes”, donde cohabitan Doña Lupe, el Ciudadano Vargas y compañía
es mera coincidencia.
¿Ésta historia continuará?
¡Nos leemos la próxima Nornilandia!