11 feb 2011

“ADVOCATUS”


@BarbaraCabrera

“Los abogados ociosos tienden a convertirse en políticos,
por lo que mantener a los abogados ocupados tiene cierto valor social”

Silberschatz Galvin


Hoy, como cada viernes, traigo para ustedes un tema de relax, con cierto toque reflexivo. Ya saben que soy partidaria del pensamiento crítico y a la menor provocación lo genero. Y esta Nornilandia va dedicada especialmente a los abogados, también conocidos como licenciados en derecho. Profesión satanizada pero necesaria en esta sociedad tan cambiante.

Desafortunadamente, la mayoría considera al abogado como aquél profesionista defensor de causas ante un juzgado y nada más alejando de la realidad. Y tal vez esto se deba a que abogado proviene del latín advocatus “llamado a juicio” y es conceptualizado como “aquella persona que ejerce profesionalmente la defensa jurídica de una de las partes en un juicio, así como los procesos judiciales y administrativos ocasionados por ella. Además de asesorar y dar consejo en materias jurídicas” Los nombres que se la han dado a quien ejerce como tal, son diversos: letrado, jurisconsulto, jurisperito, jurista, legista, defensor, intercesor, mediador, protector.

Desde mi punto de vista, tal definición se ha quedado corta. Y genera además un debate férreo entre aquellos que señalan: yo no soy abogado, soy licenciado en derecho. Otros más arguyen soy abogado, no licenciado en derecho. A final de cuentas es la misma profesión y el abanico de posibilidades de esta carrera universitaria (como le deseen llamar) es extenso.

Y ampliando esas posibilidades tenemos: al abogado juzgador y los administradores de justicia, el defensor del campesino, el profesor universitario, el defensor, el ministerio público, los litigantes, el abogado y la cibernética, el abogado legislador, el defensor de los trabajadores, en su papel de notario, el abogado de empresa, defensor de derechos humanos, el investigador jurídico, como administrador público, gobernante, como político, el abogado asesor, el funcionario público, entre otros tantos. Las posibilidades son tantas como la sociedad en constante movimiento lo requiera.

Finalizo esta Columna parafraseando el último punto del decálogo del abogado de Ángel Ossorio y Gallardo que refiere: “busca siempre la justicia por el camino de la sinceridad y sin otras armas que las de tu saber” Porque aquel abogado que no sabe más que derecho, ni derecho sabe.


Es todo por hoy. Pasen un magnífico fin de semana.


¡Nos leemos la próxima Nornilandia!