25 ene 2017

2017 ¿UN AÑO DE MARCHAS?

@BarbaraCabrera

¡Se ve, se siente (agregue aquí la organización de que se trate) está presente!
¡No somos uno, ni somos 100 pinche gobierno cuéntanos bien!
¡No que no, sí que sí… ya volvimos a salir!
¡Esos son, esos son los que chingan la nación!
¡El pueblo unido, jamás será vencido!
[Deposite aquí su consigna]

Gasolinazo. Tortillazo. Canastazo básico. Mal gobierno. Corrupción. Son algunos de los factores que están llevando a los ciudadanos a las calles. Para manifestarse. Para quejarse. Algunos para aventar jitomatazos. Para exigir buenas cuentas y reversa a las políticas públicas surrealistas de un país con la población herida. De un #MéxicoLindoyHerido que clama ser rescatado. Marchas a las que paulatinamente se suman aquellos que votaron y aplaudieron a Enrique Peña Nieto, a los que como a la mayoría, la realidad los ha alcanzado.
La sexta acepción que da la Real Academia Española a una marcha es: “aquél desplazamiento de personas para un fin determinado”. De hecho, las marchas se relacionan con las movilizaciones sociales organizadas para lograr determinados objetivos, las cuales resultan ser un mecanismo de participación ciudadana que se ha vuelto recurrente a partir de la mitad del siglo XX, las cuales derivan del fenómeno de desafección socio-política. De ese descrédito de todo aquello que huela a política.
Como es sabido, este año comenzó con multitudinarias marchas por el gasolinazo, a lo cual se unen temas locales y demandas nacionales que no han encontrado solución.
Dijo Malcolm X “los días de manifestaciones de protesta se terminaron. Son anticuadas. Todo lo que hacen es meterlos a ustedes en la cárcel. Tienen que pagar para salir. Y aún así no han resuelto el problema (…) Además, una manifestación de protesta es un acto que es una reacción a lo que algún otro ha hecho. Y mientras se está participando en él, se está en manos de ese algún otro. Ustedes reaccionan contra lo que ellos han hecho. Y todo lo que ellos tienen que hacer para mantenerlos en su puño es continuar creando situaciones para que ustedes continúen reaccionando, para que se mantengan tan ocupados que nunca tengan oportunidad de sentarse a elaborar un programa constructivo propio que nos permita a ustedes y a mí lograr el progreso que tenemos que hacer”.
Tomemos con precaución estas palabras, porque el desenlace del activismo de Malcolm X tuvo momentos violentos. Y me pregunto y les pregunto ¿de qué otra manera podemos hacernos escuchar por un sistema que hace oídos sordos a todo aquello que no sea bondadoso con el neoliberalismo? está demostrado alrededor del mundo que salir a las calles, tomar los espacios públicos resulta, además de liberador, ser un medio de presión para ser tomados en cuenta. La cuestión es, seleccionar nuestros objetivos y organizarnos. Organización a la que sin duda las redes sociales ayudan, pero será necesario ir más allá. Las acciones son diversas y distintas para cada quien. Lo importante es no dejar de actuar, no detenerse.
Porque un pueblo sumiso da como resultado políticos voraces. Un entorno donde ellos mandan y tú obedeces, es un absurdo, porque de manera primigenia son nuestros mandantes. Recuerden, la obediencia es voluntaria. Es tiempo de ejercer la desobediencia civil pacífica [Aquí les dejo algunos textos interesantes y esclarecedores acerca de este tópico, de la autoría del Dr. @iusfilosofo dense tiempo para leerlo: http://bit.ly/2ablbIG, http://bit.ly/2j1cIxF, http://bit.ly/2idmkYT y http://bit.ly/2jvnScQ], es momento de no callar, de no rendirse. De unir fuerzas para comenzar a cambiar paulatinamente la situación ¡Si abandonamos el espacio público, otros se apoderarán de él! y aunque manifestarse y salir a marchar pareciera en estos momentos no cambiar nada, téngase en cuenta que se requiere tiempo y constancia para comenzar a generar un cambio desde nuestra palestra. 2017, debe y tiene que ser un año de manifestaciones en sus múltiples formas y maneras. Vivamos y actuemos, sin miedo. Seamos combativos.
Al final, las manifestaciones son antisistema, el sistema es anti-nosotros.
PD. Urge un museo de memoria política para no olvidar y actuar en consecuencia.
¡Es todo por hoy!
¡Hasta la próxima Nornilandia