@BarbaraCabrera
¡Se
ve, se siente (agregue aquí la organización de que se trate)
está presente!
¡No
somos uno, ni somos 100 pinche gobierno cuéntanos bien!
¡No
que no, sí que sí… ya volvimos a salir!
¡Esos
son, esos son los que chingan la nación!
¡El
pueblo unido, jamás será vencido!
[Deposite
aquí su consigna]
Gasolinazo.
Tortillazo. Canastazo básico. Mal gobierno. Corrupción. Son algunos de los
factores que están llevando a los ciudadanos a las calles. Para manifestarse.
Para quejarse. Algunos para aventar jitomatazos. Para exigir buenas cuentas y
reversa a las políticas públicas surrealistas de un país con la población
herida. De un #MéxicoLindoyHerido que clama ser rescatado. Marchas a las que
paulatinamente se suman aquellos que votaron y aplaudieron a Enrique Peña
Nieto, a los que como a la mayoría, la realidad los ha alcanzado.
La sexta
acepción que da la Real
Academia Española a una marcha es: “aquél desplazamiento de
personas para un fin determinado”. De hecho, las marchas se relacionan con las
movilizaciones sociales organizadas para lograr determinados objetivos, las
cuales resultan ser un mecanismo de participación ciudadana que se ha vuelto
recurrente a partir de la mitad del siglo XX, las cuales derivan del fenómeno
de desafección socio-política. De ese descrédito de todo aquello que huela a
política.
Como es
sabido, este año comenzó con multitudinarias marchas por el gasolinazo, a lo
cual se unen temas locales y demandas nacionales que no han encontrado solución.
Dijo Malcolm
X “los días de manifestaciones de protesta se terminaron. Son anticuadas. Todo
lo que hacen es meterlos a ustedes en la cárcel. Tienen que pagar para salir. Y
aún así no han resuelto el problema (…) Además, una manifestación de protesta
es un acto que es una reacción a lo que algún otro ha hecho. Y mientras se está
participando en él, se está en manos de ese algún otro. Ustedes reaccionan
contra lo que ellos han hecho. Y todo lo que ellos tienen que hacer para
mantenerlos en su puño es continuar creando situaciones para que ustedes
continúen reaccionando, para que se mantengan tan ocupados que nunca tengan
oportunidad de sentarse a elaborar un programa constructivo propio que nos
permita a ustedes y a mí lograr el progreso que tenemos que hacer”.
Tomemos con
precaución estas palabras, porque el desenlace del activismo de Malcolm X tuvo
momentos violentos. Y me pregunto y les pregunto ¿de qué otra manera podemos
hacernos escuchar por un sistema que hace oídos sordos a todo aquello que no sea
bondadoso con el neoliberalismo? está demostrado alrededor del mundo que salir
a las calles, tomar los espacios públicos resulta, además de liberador, ser un
medio de presión para ser tomados en cuenta. La cuestión es, seleccionar
nuestros objetivos y organizarnos. Organización a la que sin duda las redes
sociales ayudan, pero será necesario ir más allá. Las acciones son diversas y distintas
para cada quien. Lo importante es no dejar de actuar, no detenerse.
Porque un pueblo
sumiso da como resultado políticos voraces. Un entorno donde ellos mandan y tú
obedeces, es un absurdo, porque de manera primigenia son nuestros mandantes.
Recuerden, la obediencia es voluntaria. Es tiempo de ejercer la desobediencia
civil pacífica [Aquí les dejo algunos
textos interesantes y esclarecedores acerca de este tópico, de la autoría del
Dr. @iusfilosofo dense tiempo para leerlo: http://bit.ly/2ablbIG, http://bit.ly/2j1cIxF, http://bit.ly/2idmkYT y http://bit.ly/2jvnScQ], es momento de no callar, de no
rendirse. De unir fuerzas para comenzar a cambiar paulatinamente la situación ¡Si
abandonamos el espacio público, otros se apoderarán de él! y aunque
manifestarse y salir a marchar pareciera en estos momentos no cambiar nada,
téngase en cuenta que se requiere tiempo y constancia para comenzar a generar
un cambio desde nuestra palestra. 2017, debe y tiene que ser un año de manifestaciones
en sus múltiples formas y maneras. Vivamos y actuemos, sin miedo. Seamos
combativos.
Al final, las
manifestaciones son antisistema, el sistema es anti-nosotros.
PD. Urge un museo de memoria
política para no olvidar y actuar en consecuencia.
¡Es todo por
hoy!
¡Hasta la
próxima Nornilandia