Cambiemos el viejo paradigma
de “el que se mueve no sale en la foto” que premia el inmovilismo en los
partidos, políticos e instituciones, por la época de fotografías ciudadanas
digitales que capten y premien el movimiento y la acción, donde “la información
sea poder” para actuar en consecuencia.
@BarbaraCabrera
Si buscamos en el Diccionario la palabra
corrupción, leemos en su cuarta acepción: “En las organizaciones,
especialmente en las públicas, es una práctica consistente en la utilización de
las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de
sus gestores”. De ahí se deriva corrupto, adjetivo del que se deja o ha
dejado sobornar, pervertir o viciar.
Si se hace lo propio con la palabra impunidad,
veremos que se define como la falta de castigo; es quedar impune. En suma, es
la condición de alguien que permanece sin castigo después de cometer faltas
graves.
Busquemos ahora la definición de cómplice
en el diccionario convencional: “participante o asociado en crimen o culpa
imputable a dos o más personas. Individuo que, sin ser autor de un delito o una
falta, coopera a su ejecución con actos anteriores o simultáneos”
Con este contexto, si hoy en día,
tuviéramos en nuestras manos un Diccionario Corrupto de la Lengua que ubicara a
personajes públicos en determinados conceptos, derivado de sus acciones,
omisiones y características, situaría a Enrique Peña Nieto, Ángelica Rivera
Hurtado, Luis Videgaray Caso y Virgilio Andrade Martínez, en su respectiva
casilla.
Veamos:
Corruptos e
impunes: Enrique
Peña Nieto, Ángelica Rivera y Luis Videgaray [El primero inquilino de Los Pinos,
con el aval e impulso de Televisa; la segunda, una actriz jubilada de la
televisora mencionada, esposa de EPN; y el tercero, el buen amigo del Señor
Peña, conocido como el buitre encargado de las insanas finanzas nacionales]
El cómplice: Virgilio Andrade, [tal vez lo recuerden por su ungimiento
como Secretario de la Función
Pública, quien en ese acto recibió la primera orden: investiga [limpia] el caso
de la Casa Blanca ].
Palabra que quedaría ad hoc para la
actuación de este personaje.
Ya entrados en este ejercicio de
conceptos, si conjuntamos a los anteriores personajes en un solo vocablo, la
palabra precisa sería caradura,
conceptualizado como aquella persona que actúa con desvergüenza, descaro o
falta de respecto. Y se lo han ganado gracias al escandaloso tema de la
Casa Blanca , por todos conocido; caso que
le toco desenmarañar a Virgilio, quien hace unos días salió de su oficina para
dar a conocer la resolución que aunque se da a la luz de la
Ley Federal de Responsabilidades
Administrativas de los Servidores Públicos e incluso se menciona la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, deja serias dudas
de legitimidad, y descarta la buena actuación de los caradura protagonistas de
esta columna Nornilandia.
El habilitado secretario Virgilio
hizo su “chamba”, la ordenada por su jefe. Tras un lujoso escritorio, tuvo el
tino de redactar [acompañado de un grupo de colaboradores] un documento para
exculpar a su patrón, a quien dirige las finanzas de este país y de paso a la
esposa del primero; escrito que concluye para anunciar que no hay conflicto
de intereses por el caso de la Casa Blanca.
Aquí el problema radica en la falta
de credibilidad, en la nula confianza que los ciudadanos tenemos hacia los
discursos huecos que llevan implícito un “ustedes disculpen”
EPN:
“Les ofrezco una sincera disculpa por los hechos que lastimaron e incluso
indignaron a muchos mexicanos. La investigación muestra que tanto la conducta
de mi esposa como la mía estuvieron apegadas a la ley”
Videgaray:
“Asumo la resolución de la función pública con humildad y perspectiva. Entiendo
que mi actuación en el caso referido, si bien fue apegada a la ley y a la
ética, generó una percepción que contribuyó a deteriorar la confianza en las
instituciones”
No debemos seguir permitiendo que los
caraduras lleguen a ocupar cargos públicos. Este país ha cambiado –en algunos
asuntos no es para bien-. No obstante, tenemos ante nosotros la oportunidad de
repensar México [REPENSEMOS
#MÉXICO http://bit.ly/1gmDPRb], de actuar; de tomar las
armas [¡TOMEMOS
LAS ARMAS! http://bit.ly/1we96cg]; de no claudicar [#NoRendirse http://bit.ly/1AZ0s0w]. De no caer en provocaciones para
ser sometidos al status quo. ¡Déjense
de pretextos!, si este país ha llegado a donde está se debe a esos ciudadanos
que prefieren dejar de hacer y dejar pasar. ¿O acaso quieren formar parte de
los cómplices?
¿Se puede hacer algo? ¡Por supuesto
que sí! Intensifiquemos acciones, individuales y colectivas. Nosotros, somos
más. Los caradura, son minoría.
Es todo por hoy.
Nos leemos la próxima Nornilandia