@BarbaraCabrera
“El futuro no está escrito,
porque sólo el pueblo puede escribirlo”
Adolfo Suárez
Sí sí, ya sé que un porcentaje de
quien me lee considera que votar no sirve de mucho y creen que a pesar de hacerlo,
nada cambiará.
Esa, mis lectores, es una concepción
simplista y reduccionista, soy una convencida de que ejercer todas las
herramientas ciudadanas que estén a nuestro alcance SÍ hacen la diferencia y
provocan, de manera paulatina, cambios y sinergias.
Es cierto, en estos tiempos aciagos,
no solo en #MéxicoLindoyHerido sino en todo el orbe; las múltiples
problemáticas contribuyen a acrecentar ese fenómeno de desafección de los
ciudadanos hacia la política, y no es para menos, volteamos alrededor y vemos
como la clase política no está a la altura de los ciudadanos. Pero ¿y los
ciudadanos estaremos a la altura de un país que clama nuestra ayuda? Lo dejo a
la reflexión.
En esta tesitura y debido a las
inquietudes de varios de mis followers
en Twitter, así como porque este 2015 hay
elecciones (se
renovará la Cámara
de Diputados; nueve Entidades Federativas harán lo propio con sus gubernaturas;
15 Congresos Estatales y la Asamblea
Legislativa del Distrito Federal se renovarán, al mismo
tiempo que sus presidentes municipales y delegados); por ello, decidí abordar en esta
Nornilandia el dilema al que seguramente se enfrentan y enfrentarán un
sinnúmero de personas: ¿votar o botar?
Actualmente coexistimos en época de
precampañas y vemos como estamos siendo bombardeados por propaganda política
–aunque se diga que está dirigida a militantes de tal o cual partido, no es
posible adoptar la pose de los changuitos que no ven, no oyen y no hablan,
aunado a las muchas candidaturas independientes que se estrenarán en este proceso
electoral- Que si Cuauhtémoc Blanco, futbolista que suspira por gobernar
Cuernavaca; que si Lagrimita y Costel, payasos de profesión ansiosos por
gobernar Guadalajara; que si la anquilosada práctica del “dedazo” se hace
latente en diversos Estados; que si los políticos de siempre se reciclan
ofreciendo lo mismo para no cumplir; que si los chapulines saltan que da susto
de un puesto a otro… Que si los partidos políticos no sirven, son corruptos y
no postulan a los mejores; que si… que si… Éstas y otras más son las cantaletas
constantes y poco se hace para cambiar el rumbo.
En esta tesitura, vale hacer la
distinción entre votar y botar (por si ocupan y para generar conciencia en esos
espíritus abstencionistas):
Votar constituye el acto a través
del cual un individuo expresa preferencia o apoyo por cierta propuesta,
candidato o selección de candidatos durante una votación, en el caso que ocupa
esta columna, de forma secreta. Mientras que botar es echar fuera, despedir, perder.
Con este conocimiento, doy algunas
razones de porqué es importante votar y no botar:
·
Para exigir rendición de cuentas.
·
Para ejercer este derecho fundamental, que nada ni nadie
puede quitar a los ciudadanos.
·
Para elegir a tus representantes.
·
Para cambiar los paradigmas acerca de la inutilidad del
sufragio a las nuevas generaciones.
·
Para hacer valer tu voz y hacer ruido.
·
Para dejar de ser parte del club de quejumbrosos inactivos y
simuladores.
·
Para lograr un contrapeso en los Poderes instituidos.
·
En definitiva, para ciudadanizar la política.
Porqué si prefieres botar a votar
estas legitimando a quien ejerce el poder; aquí aplica perfecto el que calla,
otorga. Porqué si no votas estás botando la oportunidad de ejercer ciudadanía.
Ahora ya lo saben, los convoco
entonces a votar en libertad y con la convicción de que sí podemos provocar un
cambio, y aunque elegir no resolverá por sí mismo los problemas es un paso más
hacia la solución por la cual trabajamos consecuentemente todos los días.
Vamos repitan conmigo: espíritu
abstencionista, sal de este cuerpo proactivo porque soy ciudadan@ dispuesto a
ejercer como tal…
Es todo en esta Nornilandia.
¡Nos leemos la próxima!